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A pesar de los embargos, Rusia sigue facturando con su petróleo

Aunque están vigentes las sanciones de Occidente por la invasión a Ucrania, el gobierno ruso obtiene muchos dividendos, en especial de Europa, por la exportación de su combustible. Desde que comenzó el conflicto vendió 93.000 millones de euros, el 60% a la UE. Alemania y China continúan siendo sus principales clientes. Además, Putin extendió su poder en Asia.


Por Gabriel Michi



Hace más de 100 días, cuando comenzó la invasión rusa sobre Ucrania, gran parte de Occidente anunció una serie de sanciones. Las más importante atacaban el flujo de combustible, sobre todo gas y petróleo, desde Rusia hacia otros países. Después de muchas idas y vueltas por la enorme dependencia energética que tiene la Unión Europea, en particular algunos países como Hungría, se comprometieron a reducir sus compras de petróleo ruso en un 90% antes de fines de 2022. Sin embargo, lejos de ese horizonte aún distante, el dinero europeo sigue nutriendo las cuentas de Rusia y el 60% de los ingresos que recibe Vladimir Putin por la venta de ese combustible proviene de allí.


Es más, Moscú ni siquiera vio mermar su facturación ya que, si bien no vendió la misma cantidad que antes de la guerra, el aumento internacional de los precios -justamente por el conflicto bélico- le permitió obtener unos 93.000 millones de euros por sus exportaciones de energía, tanto petróleo, gas y carbón. Así lo señala un estudio del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, CREA, que explica que los precios del crudo aumentaron un 60% con respecto al año pasado. A nivel mundial Rusia está vendiendo 1.000 millones de euros por día en petróleo, casi la misma cifra de lo que gasta en cada jornada por su guerra con Ucrania. Es decir que, partiendo de esos números, se podría decir que lo que cada día la Unión Europea le paga a Rusia por su crudo (unos 600 millones de euros) supera ampliamente lo que le envía de ayuda a su aliado Ucrania, algo que ya fue narrado en MundoNews en la nota "Las hipocresías de la guerra",


Así lo explica el analista de investigación del Bruegel Institut, Ben McWilliams: "Los últimos datos e informes que tenemos sugieren que Rusia gana alrededor de 1.000 millones de euros al día con las exportaciones de combustibles fósiles a nivel mundial, siendo una gran parte europea. Las estimaciones calculan que esta guerra le está costando también a Rusia alrededor de 1.000 millones de euros al día. Así que hay bastante paridad entre lo que Rusia está recibiendo cada día en importaciones de energía y lo que está gastando para financiar su guerra".


Desde el CREA, el instituto con base en Finlandia, lo expusieron así: “Los ingresos de las exportaciones de combustibles fósiles son el facilitador clave de la acumulación y agresión militar de Rusia, proporcionando el 40% de los ingresos del presupuesto federal”, dijo.




Desde el 24 de febrero, día que empezó la invasión rusa a Ucrania, de ese 60% de los combustibles fósiles (unos 57.000 millones de euros) que el país de Putin exportó y que fueron a la UE, los principales pagadores fueron Alemania (12.100 millones de euros), Italia (7.800 millones), Holanda (otros 7.800 millones) y Polonia (4.400 millones). Es más, en los dos primeros meses de la guerra, Alemania sigo siendo el mayor comprador mundial de combustibles fósiles rusos, sólo superada recientemente por China. El gigante asiático le compro a Moscú unos 12.600 millones de euros.


Lo ocurrido con las exportaciones rusas a China es otro reflejo de las consecuencias de la guerra y las posteriores sanciones dictaminadas por Occidente. Tanto el país conducido por Ji Xinping como otras naciones asiáticas se convirtieron en clientes prioritarios de la energía proveniente de Rusia, llegando hoy al 40% de esas exportaciones.


Incluso esa tendencia se ha marcado notoriamente en países de características casi continentales, por lo menos en cuanto a su población. La India, un país de 1.400 millones de personas, y que necesita muchísimo ese combustible pasó de 12 millones de barriles de petróleo que le compró a Rusia en todo el 2021 a casi 60 millones en lo que va de 2022. Al encarecerse el precio internacional eso actúa como un incentivo adicional para la India que cuenta con grandes refinerías deseosas de recibir el crudo ruso.


Y, aprovechando ese contexto de expansión forzosa hacia nuevos mercados (producto de las sanciones occidentales) el gobierno ruso ha tomado un política sumamente agresiva en la que incluye grandes descuentos de 30 a 35 dólares por barril, en comparación con el crudo Brent y otros petróleos internacionales que ahora se comercializan en cerca de $ 120 por barril. Mucho de ese petróleo ruso ya refinado en India termina siendo exportado a Turquía, país que forma parte de la OTAN pero que le compra misiles a Putin y le vende drones a Volodymyr Zelenski. El indescifrable gobierno turco de Recep Erdogan hace negocios con todos, impone sus condiciones y hasta se ofrece de escenario de la mediación entre los países en litigio.


Con todo eso, Rusia parece haberle encontrado la vuelta a las sanciones de Occidente. Primero les siguió vendiendo por bastante tiempo a esas naciones europeas que lo castigaban. Después se favoreció con el aumento de precio del crudo que se produjo por la guerra que desató y las posteriores sanciones que le impusieron. Y finalmente conquistó nuevos mercados en Asia, en una jugada económica y geopolítica que le terminó favoreciendo con sus ansias de reconquistar un peso gravitacional en el concierto de las naciones más poderosas del Mundo. Lo triste es que esos movimientos y esos intereses tengan una trágico reflejo traducido en destrucción y muerte.





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