La decisión del gobierno argentino de pasar las clases a la modalidad a distancia por dos semanas en la zona del AMBA, ante el impacto de los contagios de Coronavirus, generó una guerra política muy fuerte. La discusión sobre la efectividad de esa medida se dio en todo el Mundo, en distintos momentos de la Pandemia. Qué dicen los datos y las experiencias.
Por Gabriel Michi
Fue y es un debate mundial. Y que ahora se instaló con fuerza en la Argentina. La presencialidad o virtualidad de las clases en los distintos niveles del sistema educativo en escenarios graves de circulación del COVID 19 se discutió en todo el Planeta. Y hoy es uno de los principales temas de conflicto en este país. Tras la decisión del gobierno de Alberto Fernández de emitir un decreto donde, entre otras restricciones, se estableció la vuelta a las clases virtuales por dos semanas en la zona de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense, frente al incremento incesantes de contagios y muertes en el epicentro de la segunda ola de la Pandemia en Argentina, la oposición y un grupo considerables de padres, puso el grito en el cielo. Tras un año de una exclusiva virtualidad en la educación en casi todo el país, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encabezada por Horacio Rodríguez Larreta decidió judicializar el tema para oponerse a la medida y lo llevó a la Corte Suprema de Justicia, donde se dirimen los conflictos interjurisdiccionales. En paralelo, un fallo de la Justicia de la Ciudad favoreció la posición de un grupo de padres -que buscaban la vuelta a la presencialidad- y entonces, tal como deseaba, el jefe de Gobierno porteño dio instrucciones para que los alumnos vuelvan a las aulas. Sin embargo, otro fallo de la Justicia Federal sostuvo que esa determinación no correspondía, ya que el tema estaba en debate en la Corte Suprema. Y ordenó que, al dejar sin efecto esa resolución, los alumnos de CABA deberían volver a las clases virtuales. Pero el Gobierno porteño desconoció el fallo y dijo que se mantendría dentro de lo resuelto por la justicia local, hasta tanto el Tribunal Superior determine su posición. Es decir, los niños debían volver a las aulas.
En medio de semejante conflicto político, unos y otros argumentaron sobre si la presencialidad aumentaba o no el riesgo de contagios de COVID 19. El Gobierno Nacional sostiene que si bien puede ser que las burbujas educativas pueden ser efectivas para que no haya una multiplicación de casos dentro de las escuelas, la circulación y el movimiento en las calles y medios de transporte que eso genera sí constituyen un problema y, además, mostró estadísticas del aumento de casos en los grupos etarios más jóvenes cuando se abrieron las aulas porteñas el 17 de febrero pasado. El Gobierno de la Ciudad señaló que no hay riesgo en las clases y mostró sus propias estadísticas. Y, así, la guerra continuó.
Un relevamiento realizado por la UNESCO (en 158 países) señala que hoy un 48,7% las escuelas del Mundo están abiertas exclusivamente con clases presenciales, un 38,5% están parcialmente abiertas con bimodalidad (parte presencial y parte virtual) y un 12,8% las escuelas están cerradas con educación virtual. Argentina forma parte de los 60 países que integran el segundo grupo, el bimodal, incluso antes del decreto presidencial que, vale recordar, sólo alcanzaba a la zona del AMBA, es decir, no al resto del país. Pero lo que pasa en el Área Metropolitana Buenos Aires (Capital Federal y Conurbano Bonaerense) parece tener una caja de resonancia mayor que lo que ocurre en las provincias, por lo menos en los medios de comunicación y en la dirigencia política. El "unitarismo" está presente en este tema, como en tantos otros, en un país supuestamente "federal". Vale decir también que la "bimodalidad" (presencial y virtual) ya era una realidad en el AMBA, dado que muchos colegios turnaban una semana cada opción o, si eran doble turno, utilizaban un tiempo para cada una de ellas. Aún así, el debate sigue encendido.
La palabra de la ciencia
Frente a esa situación resulta crucial conocer qué dice la ciencia al respecto. Como también las experiencias internacionales. En un momento de picos de contagios de Coronavirus, ¿conviene o no mantener abiertas las aulas? ¿La educación presencial es inocua en la aceleración de la diseminación del virus o, por el contrario, contribuye a potenciarla? ¿Son las clases un obstáculo para frenar la Pandemia o lo es todo el movimiento que generan? ¿Es una medida recomendada pasar a la virtualidad cuando la curva de contagios se dispara?
Aquí. algunas respuestas que llegan desde la ciencia:
Según un artículo de la publicación científica "The Lancet", en la que estudió el comportamiento del virus cuando se cerraban y abrían actividades, entre ellas los colegios, los resultados fueron contundentes. En un mes de análisis, cuando las escuelas cerraban el índice de contagios se reducía un 20% y cuando abrían subía un 20%, según una investigación que abarcó 131 países.
"The Lancet" también señaló que abrir las escuelas en lugares de alta transmisión comunitaria y sin las medidas de mitigación adecuadas “probablemente contribuirá a una velocidad de contagios (de coronavirus) por encima de uno en casi todos los escenarios”. Y sostuvo que no hay países o ciudades que mantengan escuelas abiertas con más de 1.000 casos cada 100.000 habitantes en una quincena. Hoy la Ciudad de Buenos Aires tiene alrededor de 2.500 nuevos contagios diarios, lo que representan 83 casos cada 100.000 habitantes en cada jornada. La sumatoria de 14 días, dan 1.162 casos quincenales cada 100.000 habitantes, algo que excedería el límite referido para encender la luz de alerta máxima y, por consecuencia, cerrar las aulas.
También hubo otras referencias en cuanto al límite de contagios que puede haber cuando la epidemia está circulando muy fuerte entre la población antes de determinar el cierre de las escuelas y el pase a las clases virtuales. Un trabajo presentado en 2020 por la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) cita lo que plantea el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. Y, cuando se superan los 200 nuevos contagios cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días hay que tomar decisiones muy fuertes. De hecho ese escenario es considerado como de "Riego alto de transmisión en las escuelas". Y la zona del AMBA supera ampliamente ese umbral. Es más, otra variable es que si el porcentaje de test positivos supera el 10% de los realizados, también se entra peligrosamente en esa zona roja de riesgo alto en los colegios.
Por otro lado, un estudio publicado por Nature sobre la "Clasificación de la efectividad de las intervenciones gubernamentales de COVID-19 en todo el mundo" el cierre de escuela aparece en segundo término, solo detrás de la cancelación de las reuniones sociales.
En el trabajo se señala: "Mientras que en estudios previos, basados en un número menor de países, se atribuyó el cierre de escuelas a tener poco efecto en la propagación de COVID-19, la evidencia más reciente ha estado a favor de la importancia de esta 'Medida gubernamental no farmacéutica'; hoy el cierre de escuelas en los Estados Unidos se han encontrado para reducir COVID-19 incidencia y la mortalidad en un 60%. Este resultado también está en consonancia con un estudio de rastreo de contactos de Corea del Sur, que identificó a los adolescentes de 10 a 19 años con más probabilidades de propagar el virus que los adultos y los niños en entornos domésticos.
El top 10 de la efectividad de medidas tomadas por gobiernos lo integran:
1) Cancelación de reuniones sociales.
2) Clausura de instituciones educativos.
3) Restricciones en fronteras.
4) Incrementar medidas de cuidados en personal sanitario.
5) Restricciones a la movilidad individual.
6) Cierres nacionales.
7) Cierre de encuentros masivos.
8) Educación y actividades desde la comunicación con el público.
9) Asistencia social de los gobiernos a los grupos vulnerables.
10) Comunicación activa con líderes.
Y hay algunos ejemplos por el Mundo que ratifican esta postura:
- En Suecia, por caso, entre los profesores de secundaria inferior (donde se priorizó la educación presencial), la tasa de infección se duplicó en relación con los profesores de secundaria superior (en la que fue de modo virtual).
- En Alemania, la canciller Ángela Merkel sostuvo que no se abrirían las aulas en aquellos lugares donde los casos superasen los 200 cada 100.000 habitantes durante la quincena, tal como recomiendan los analistas internacionales, por ejemplo del CDC.
- En Israel, país modelo en el avance contra la Pandemia gracias a una extendida vacunación, debieron pasar a la virtualidad en más de una oportunidad. "Cada vez que en este país se abrió la escuela aumento el contagio de forma radical", contó a LN+ el periodista Gabriel Ben Tasgal. Y continuó: "Estuvimos 3 veces en un encierro, cada vez durante un mes, hasta que la tercera vez decidieron no permitir el colegio. Se abrían shoppings, centros comerciales, y los colegios no. Lo último en abrirse fueron las escuelas".
- En el Reino Unido, "los datos de la Encuesta de Infección COVID-19 2020 de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) muestran que la prevalencia de la infección entre los niños de 2 a 10 años (2%) y de 11 a 16 años (3%) se elevó por encima de la prevalencia para todos los demás grupos de edad antes de las vacaciones de Navidad de 2020", cuenta "The Lancet".
En el caso argentino, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires afirma que las burbujas de las escuelas son seguras y que no hay datos que demuestren que las clases presenciales generen más riesgos de contagios. Es más. citan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que lo último que se tienen que cerrar son las escuelas. Lo que es cierto. "Los cierres de escuelas deben ser un último recurso, deben ser temporales y sólo a nivel local en las zonas de transmisión intensa" del virus, subraya la OMS. A la vez que "varios estudios han demostrado que la reapertura de las escuelas no había correspondido a aumentos significativos de transmisión en la comunidad o a picos de infección". Y, en esa argumentación se ha parado la Administración porteña para ratificar su postura, señalando a su vez que sólo el 0,8% del mundo educativo de la Ciudad (alumnos, docentes y auxiliares), se enfermó de Coronavirus desde que comenzaron las clases presenciales. Se trataría de alrededor de 6.000 personas.
Del otro lado, el gobierno nacional señala que desde el inicio del ciclo lectivo en la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires, aumentaron notablemente los contagios en la franja de los menores de 19 años en comparación con otros grupos de edades. Lo cual también es cierto. El tema es si esos contagios se dieron dentro o fuera de las aulas. O en el itinerario desde o hacia ellas. O, directamente, en la vida extra-escolar de estos chicos. Y, la otra pregunta, es si la existencia de las clases presenciales y todo lo que ellas implican, pueden significar una potencialización de los riesgos. Más en un contexto donde la circulación del virus es tan impactante en toda la sociedad. La ciencia y las experiencias parecen dar una respuesta unívoca. Pero la política, no.
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