El increíble artista callejero graficó en un cuadro que dejó en un hospital británico el sentimiento de muchos hacia el personal de salud en medio de la Pandemia. Un repaso por la obra de este hombre al que nadie le conoce su cara pero que con su obra genera conciencia.
Por Gabriel Michi
Se ha dicho un infinita cantidad de veces. Y muchos de esos usos son caprichosos. Pero la frase "una imagen dice más que mil palabras" tiene un destinatario casi ineludible. Se trata del genial artista callejero británico conocido como Bansky. Este hombre, de identidad desconocida pero con una obra reconocida a nivel mundial, acaba de regalar una genialidad que sintetiza lo que gran parte del Planeta quiere decir. En palabras del gran Gustavo Cerati sería un "Gracias totales". Pero en la mano de Bansky se traduce en un dibujo en homenaje al personal de salud que está poniendo el cuerpo (y muchas veces en el sentido más literal de la palabra) para combatir el Coronavirus.
En un pasillo del hospital de Southampton en Gran Bretaña apareció (de forma subrepticia, como suelen ser sus intervenciones artísticas) un cuadro con un dibujo enmarcado, titulado “Game Changer”, que muestra a un niño sentado en el piso jugando. Pero no lo hace con un muñeco de superhéroes como podrían ser Batman o Spiderman. Es más, ellos aparecen arrojados en un cesto de basura. El niño juega con una muñeca, con capa y todo. Y esa superheroína es, ni más ni menos, una enfermera. Un homenaje con todas las letras (o mejor dicho, con todos los trazos) que traduce el sentimiento de agradecimiento que hay hacia ellos y también los describe como verdaderos superhéroes.
Además, Bansky dejó una nota para el personal de salud: “Gracias por todo lo que hacen. Espero que esto alegre un poquito el lugar, aun cuando es sólo en blanco y negro”. Para las autoridades del hospital esto fue un enorme apoyo anímico para los trabajadores del lugar ya que al menos dos de ellos murieron tras contagiarse de COVID 19. Esa obra será subastada para ayudar a las fundaciones que trabajan en este batalla contra el Coronavirus.
Este escurridizo artista siempre logra generar un gran impacto sin ser descubierto: con su sentido satírico y su críticas contra el sistema capitalista y las costumbres más mercantilistas, las guerras, el racismo, la violencia, la discriminación y distintos tipos de injusticias, Bansky se convirtió no sólo en un provocador muy respetado por los críticos de todas esas situaciones sino que logró generar una atracción incluso dentro de aquellos círculos que suele ser castigados por sus obras. Casi como un artista de culto.
Este año ya había hecho otra aparición "en escena" en el contexto del COVID 19 y en referencia, en este caso, al aislamiento dispuesto en distintos lugares del Mundo, incluyendo Gran Bretaña. Esta vez, no fue en los muros callejeros, sino a través de su cuenta de Instagram (espacio donde él certifica cuáles son obras de su autoría de las que no lo son y se le adjudican) publicó una ilustración donde se ve una pandilla de ratas que parecen haber tomado y vandalizado un baño enloquecidos por el confinamiento. La imagen fue acompañada por una leyenda: “Mi esposa odia cuando trabajo desde casa”. Las ratas suelen ser una figura repetida en las creaciones de Bansky y muchos leen que las elige porque son escurridizas y se mueven por la noche como él, con su perfil de grafittero furtivo (en su caso, de calidad y con sentido social).
Pero no fue la única obra que en este 2020 hizo pública el genial artista. El 14 de febrero, en el Día de San Valentín (o de los enamorados), Bansky pintó en Bristol, su ciudad natal, un mural donde se ve a una niña con una gomera desde la que arroja por los aires y hace estrellar en un manchón un ramo de flores. Fiel a su estilo desafiante y sarcástico con el que patalea a su manera contra las prácticas y costumbres impuestas por la mercantilización de ciertas situaciones. Lamentablemente, días después, la obra hecha en stencil y al costado de una casa ubicada en la zona de Barton Hill de Bristol.
A fines del año pasado, con motivos de las fiestas, Bansky tuvo dos "intervenciones": una con video incluído. En la secuencia se ve a un homeless acostándose, en medio de todas sus pertenencias ambulantes, en un asiento callejero. Y luego el plano se abre y se ve un trineo, con sus respectivos alces, generando una ilusión óptica como si ambas imágenes estuvieran vinculadas. La idea que se traduce de allí es evidenciar cómo en un tiempo de festejos para el resto de la sociedad los "sin techo" sobreviven en las más difíciles circunstancias (como las climáticas, ya que en el Hemisferio Norte es invierno en esa época) ante la indiferencia de la gente. Indiferencia que se había visto sacudida por la intervención artística. De hecho, el video que publicó en Instagram, fue acompañado por un escrito del propio Bansky que decía: "Dios bendiga a Birmingham. En los 20 minutos que filmamos a Ryan en este banco, los transeúntes le dieron una bebida caliente, dos barras de chocolate y un encendedor, sin que él nunca pidiera nada".
Para esa fecha, Bansky también realizó otra obra, que difundió a través de esta red social. Y lo hizo en uno de los temas más recurrente en sus obras: el conflicto israelí-palestino. El artista mantiene una posición muy crítica de la política llevada adelante por Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sobre este tema y, en particular por los muros creados por ese país en la frontera. Tal es así que sus posturas se traducen en hechos concretos: en marzo de 2017 abrió el "Hotel Walled-Off" (Hotel Muro Afuera), ubicado en Belén, en los territorios palestinos, donde decoró 10 habitaciones con motivos alusivos y donde denuncia una suerte de "Apartheid" contra los ciudadanos de Cisjordania. En el caso de la obra presentada en diciembre, Bansky la acompañó con la siguiente leyenda: "Cicatriz de Belén. Un conjunto de natividad modificado para el @walledoffhotel". Y se ve el pesebre con la familia de Jesús (María y José) rodeado por bloques de cemento que simulan el muro israelí y con una agujero provocado por un proyectil en lugar de la Estrella de Belén.
El artista callejero nacido en Yate, Gloucestershire, en 1974 ha sido un misterio desde siempre ya que nadie le conoce su rostro. Sus pintadas aparecen subrepticiamente en paredones u otros sitios y todos revisten esa crítica social que lo caracteriza. Muchos han intentado identificarlo con nombre y apellido. Por ejemplo, según un estudio de la Universidad Queen Mary de Londres, podría ser Robin Gunningham, persona que reside en Bristol, Inglaterra. O también podría ser Robert Banks o Robin Banks, aunque esto parece más un mito urbano por el juego de palabras "Robando bancos". O quizás Robin Gunningham. Nadie lo sabe. A finales de los '80, Bansky se involucró en la cultura de los grafitis que hacía en explosión en ese entonces tanto en Gran Bretaña como en gran parte del Mundo. Poco a a poco grandes paredes descascaradas de Inglaterra y de otros lugares del Mundo vieron "aparecer" esas ilustraciones con contenido social de su autoría.
Su fama fue creciendo y personalidades famosas empezaron a adquirir sus obras. Ese fue el caso de la cantante Cristina Aguilera que compró en 2006 una provocativa pintura que mostraba a la Reina Victoria como Lesbiana. Y las grandes tiendas de subastas se empezaron a interesar cada vez más en las creaciones de este artista. Así , sus obras pasaron de una primeras ofertas en 25.000 libras esterlinas hasta superar el millón con el paso de los años. De hecho, en uno de los acontecimientos más impactantes generado por Bansky se dio en una subasta donde pagaron 1.040.000 libras esterlinas (cerca de 1,2 millones de euros). Para sorpresa de todo el mundo y ante las anonadadas miradas de los presentes, la obra se autodestruyó. El propio autor había generado un dispositivo para que eso ocurra y luego publicó un video donde mostró todos los preparativos y el resultado. Eso ocurrió en octubre de 2018 con una de sus obras más famosas: "Girl With Balloon” ("Niña con globo") en Sotheby's. Rápida de reflejos, la casa de subastas londinense señaló que se había creado una nueva obra de arte con esa destrucción. La rebautizó como "Love is in the bin" ("El amor está en la papelera") y le ofreció al comprador anular la operación. Pero el adjudicatario prefirió quedársela. (https://www.instagram.com/p/BomXijJhArX/)
En su extensa carrera, hubo decenas de exposiciones de la obra de Bansky alrededor del Mundo. Y hay murales suyos en las calles no sólo de Gran Bretaña, sino también de Estados Unidos, Palestina, España, Australia y México, entre otros países. Y sus posturas en defensa de los más vulnerables (sean inmigrantes, niños, jóvenes, países y personas pobres, y hasta los animales) y su crítica social hacia el sistema capitalistas, ciertas costumbres, y contra todo tipo de violencia, son un sello inconfundible de estos tiempos que corren. Hoy, el genial Bansky reaparece para homenajear a los nuevos héroes, representados por el personal de salud. Y no debería haber detractores frente a una Pandemia que los tiene como salvadores y víctimas a la vez. El grafitero furtivo hizo justicia. Y dibujó un sentimiento universal. Ese "gracias totales", que juguetea en un niño que descubrió a unos nuevos superhéroes.
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