El Gobierno francés ordenó que los victimarios sean cambiados de los colegios y no las víctimas, como solía ocurrir hasta ahora. Buscan frenar un fenómeno que llevó incluso a suicidios y tragedias. Una lección también para los padres de los abusadores. Qué pasa en la Argentina, donde los casos se triplicaron, llegando a estar en el quinto lugar en el Mundo.
Por Tomás Michi
La burla y discriminación a quien se ve como "distinto" o no entra en los cánones de aquellos estereotipos que se autoperciben "normales" dentro del imaginario popular trasciende edades, culturas, clases sociales y espacios. Es una problemática que debe ser atendida desde los inicios del desarrollo de las personas. Esas escalas de valores del respeto al prójimo comienzan en la propia familia, donde la lucha contra los discursos de odio deberían ser enseñados desde la primera infancia. Eso es complementario con la institucionalización de la educación donde el niño o niña debería seguir recibiendo una formación en valores que excluyan cualquier tipo de discriminación. Cuando eso no ocurre aparece uno de los peores flagelos de la sociedad: el bullying. Si bien no es un fenómeno nuevo ya que ha existido desde siempre, el acoso escolar provoca daños irreparables en los seres humanos que muchas veces terminan en tragedias (autoinflingidas o contra otros). Frente a eso, las autoridades educativas de distintos lugares del mundo buscan cómo frenar el bullying. Y Francia acaba de dar un paso innovador en ese sentido.
Una encuesta reflejó que el 6,7% de los alumnos de secundaria en el país galo declararon haber sido objeto de 5 o más incidentes de violencia repetida en la primavera de 2022. Es por esto que el Gobierno dictó una medida para que los acosadores escolares sean trasladados a otra institución, en lugar de que los "mudados" deban hacer quienes lo sufren, las víctimas, algo que fue lo más común hasta ahora en el mundo educativo. El decreto fue promulgado esta semana por el ministro de Educación, Gabriel Attal.
El combate contra el acoso escolar se convirtió en una prioridad nacional luego de que Lindsay, una estudiante de 13 años que estudiaba en una secundaria de la ciudad francesa de Lille, se quitó la vida en mayo de este año. Este caso se suma al de otro joven que estudiaba en la ciudad de Golbay, también de 13 años, que tomó la misma decisión, y explicó en una carta a sus padres la permanente situación de bullying que debía atravesar en la escuela. Luego de estas tragedias, el ex ministro de Educación francés, Pap Ndiay, remarcó el "fracaso colectivo" del sistema educativo en ese país, y fue el puntapié inicial para profundizar en medidas contra el acoso escolar.
En ese sentido, una de las nuevas normas dictaminadas tiene que ver con la sanción de ciberacosos que, según el director de la asociación ALCHM, Wilfrid Issanga, "envía una fuerte señal de alerta al sistema educativo nacional y a los padres". Estos grupos que afrontan el acoso escolar piden hace mucho tiempo medidas más contundentes, por eso algunas celebran esta medida, que significaría una doble penalización: no sólo para el niño, sino también para sus padres.
Además, que el traslado a otras instituciones sea del victimario y no de la víctima constituye, para muchos, un acto de justicia. Y lo explican con lo que ocurre, por ejemplo, en algunas zonas rurales. Allí, los niños y adolescentes que sufren el acoso escolar de su/s compañero/s podían quedar hasta excluidos del sistema ya que se generaban situaciones insostenibles en las que la víctima acababa fuera de las instituciones y no así el responsable del bullying. Según Wilfrid Issanga: "Si hay un tomate podrido en una cesta de sanos, quitás el malo, no los buenos. Tenemos que enviar una señal fuerte a los padres (de los acosadores); son ellos los que tienen que ocuparse del problema, porque la escuela no puede suplantar el lugar de los padres"
En Francia, además, desde marzo de 2022, el acoso escolar pasó a ser un delito castigado con hasta 10 años de cárcel y una multa de hasta 150 000 euros en caso de suicidio o intento de suicidio por parte de la víctima del acoso.
A menudo, el silencio sigue siendo el principal obstáculo para cualquier solución en muchos casos de acoso. "Muchas familias luchan en silencio y no las escuchamos", y hay aún más niños que luchan solos. Por eso este decreto es un excelente paso adelante, pero habrá que esperar a ver qué cambia realmente sobre el terreno", señala el titular de ALCHM, que hace años viene batallando contra el acoso y el maltrato infantil.
EL MUNDO Y LA ARGENTINA
La iniciativa francesa es una buena noticia. Pero debería extenderse a otros lugares. Porque el bullying, lamentablemente, es un fenómeno extendido en todo el planeta. Indistintamente de países, ciudades o realidades sociales. De hecho, una estadística elaborada por Atlasocio revela que cerca de 130 millones de alumnos de entre 13 y 15 años en todo el mundo (es decir, más de uno de cada tres) son víctimas de acoso en la escuela. Pero hay datos aún más alarmantes: Según un estudio de la ONG internacional "Bullying Sin Fronteras" para América, Europa, Asia, Oceanía y Africa, realizado entre marzo 2022 y abril de 2023, los casos en todo el planeta continúan en aumento: "7 de cada 10 niños sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso", señala el reporte.
Hay estimaciones que señalan que el bullying o acoso escolar y el ciberbullying son causantes directos de más de 200.000 muertes en el Mundo, ya sea por homicidio o por inducción al suicidio cada año. La Argentina, lamentablemente, no se queda atrás. Según las últimas "Estadísticas Mundiales de Bullying" publicadas por "Bullying Sin Fronteras" (abril de 2023) Argentina es el quinto país en el planeta con mayor cantidad casos de bullying y ciberbullying, Y no sólo eso: las denuncias en los últimos tiempos se triplicaron.
Según Javier Miglino, director de la ONG: "hay una buena y una mala noticia en Argentina con relación al bullying. La mala noticia es que los casos reales han pasado de 14.800 a 50.250 lo que denota que queda un arduo camino para vencer a la bestia del bullying que está matando niños y adolescentes en todo el mundo",. ¿Y cuál es la buena?: "La buena noticia es que Argentina ya no esconde el bullying. En nuestra última medición apenas hubo 14.800 casos por la falta de colaboración en organismos oficiales para contribuir al Primer Informe Mundial sobre Bullying, pero en el trabajo actual se corporizaría la buena noticia de que todos quieren colaborar".
En ese escenario, las políticas activas contra el acoso escolar deberían estar a la orden del día. Más allá de las propias responsabilidades de los padres, que son los primeros que deben estar atentos a estas conductas, los Estados deben promover, por un lado, iniciativas de concientización contra todo tipo de discriminación y acoso en las escuelas, pero también buscar legislaciones acordes a esta problemática. Donde se castigue a los victimarios y no a las víctimas. Y donde haya "tolerancia cero" al bullying.
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