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Chile: Un país dividido, a 50 años de la noche más oscura

Se cumple medio siglo del bombardeo a La Moneda y el Golpe contra Allende, que dieron origen a la peor dictadura que gobernó por 17 años esa nación: la de Augusto Pinochet. El aniversario llega entre fracturas insalvables, miradas opuestas y hasta cierta indiferencia.


Por Gabriel Michi


Hay una herida abierta que nunca suturará en Chile. La herencia de la brutal dictadura que encabezó el siniestro Augusto Pinochet entre 1973 y 1990. Fueron 17 años de terror que aún proyectan sus sombras en el presente. Y esa trágica historia comenzó un día como hoy, hace 50 años. El 11 de septiembre de 1973 un Golpe de Estado derrocó al presidente Salvador Allende, en medio de un criminal bombardeo sobre el Palacio de La Moneda (la Casa de Gobierno chilena). El mandatario socialista, democráticamente elegido, murió ese día, supuestamente por haberse suicidado aunque hay quienes creen que pudo tratarse de un asesinato. Así se inició la noche más oscura para Chile, la que dejó alrededor de 3.200 muertos –más de mil personas que se encuentran todavía desaparecidas–, torturas de todo tipo y un exilio que expulsó del país a más de 200.000 ciudadanos. A medio siglo de esa fecha que marcó a fuego a esa nación y pese que ya transcurrieron 22 años desde el retorno de la democracia, aún sigue habiendo divisiones muy importantes en torno a la mirada sobre el gobierno de Pinochet. Y de hecho faltan aún muchas respuestas de la Justicia con respecto a aquellas violaciones a los Derechos Humanos cometidas en esos años.


Hoy gran parte de la sociedad se movilizan para repudiar aquel Golpe de Estado. Entre ellos, el propio presidente Gabriel Boric. Lo intentan hacer de manera pacífica luego de que grupos de extrema izquierda provocaran destrozos en las últimas horas. Ahora bien, como contracara vale recordar que en las últimas elecciones presidenciales Boric disputó el ballotage contra el candidato de la extrema derecha José Antonio Kast, quien reivindica abiertamente a la dictadura, y éste logró un apoyo del 44%. Ese mismo porcentaje había cosechado Pinochet en un plebiscito realizado en 1988, cuando su gobierno se aproximaba al final. Sin embargo, mientras los más politizados se dividen de un lado u otro, la mayoría de la sociedad aparece indiferente y acuciada por sus propias coyunturas.


Lo concreto es que así como tras la rebelión de 2019 (que empezó por un aumento del precio del pasaje de metro pero desnudó 30 años de desigualdades), la voluntad de crear una nueva Constitución que deje atrás a la vigente de Pinochet y la elección de asambleístas por fuera del sistema que redactaron una que revolucionaba la historia del país, pareció que algo iba a cambiar definitivamente, sensación que se asentó aún más con el triunfo de la izquierda de Boric. Pero luego sobrevino el rechazo a la que quedó redactada y la posterior votación de nuevos estatuyentes donde ganaron los de derecha, y la vuelta a la Ley de leyes pinochetista se hizo realidad. Esos vaivenes de la sociedad y la política chilena también se ven reflejados en este aniversario. Pese a aquellos acuerdos mínimos avanzados para los 30 años del golpe en 2003 (cuando gobernaba el socialista Ricardo Lagos) o la conmemoración de los 40 años en 2013 (cuando era presidente de derecha Sebastián Piñera), la realidad parece ser otra, como el clima de época.


Una encuesta de Pulso Ciudadano-Activa Research señaló que sólo uno de cada cuatro entrevistados se mostró interesado por este 50 aniversario. Es más, el 70% cree que este hito divide a los ciudadanos de Chile, en medio de un clima de crispación política que no cesa. Con más de un 70% de la población que no había nacido para el Golpe de Estado de 1973, otro sondeo señala que un 60% piensa que el autoritarismo se justifica en algún caso, como ante la corrupción, si los políticos no cumplen las leyes o cuando hay mucha delincuencia. Según el pensador liberal Arturo Fontaine: “Los chilenos hoy están dispuestos a sacrificar libertades con tal de tener orden. La violencia que se desató a partir del estallido de 2019 operó como una vacuna contra la violencia en la gran mayoría de los chilenos. Hoy hay un repudio a la violencia en la zona mapuche, a la violencia narco, a la violencia común y a la violencia política. Y existe una gran demanda porque el Gobierno actúe. El país giró y el Gobierno de Gabriel Boric lo ve”. Eso hizo crecer a las opciones de derecha, como la de Kast. que en 2021 antes de perder en el ballotage, había sido el candidato más votado en la primera vuelta, pese a la reivindicación pinochetista.


Estas disputas políticas también se tradujeron en el Parlamento (en el que Boric no tiene mayoría), donde se han reeditado las posiciones de la Unidad Popular de Allende como también de aquellos que defienden el bombardeo a La Moneda y la propia dictadura, en particular, la herencia económica de Pinochet. En ese clima divisorio se da este 50 aniversario del inicio de aquella dictadura. Medio siglo del inicio de la noche más oscura para Chile.


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