La llegada de Gustavo Petro, el primer presidente de izquierda en el único país de Latinoamérica que jamás tuvo uno, representa un cambio de raíz para la nación cafetera. Cuáles son los principales desafíos que deberá enfrenta junto a su vice Francia Márquez.
Por Gabriel Michi
Colombia quiere escribir una nueva historia. Una historia que despierta esperanzas para la mayoría. Pero también incertidumbres. Y es que el hecho de la primera llegada de un gobierno de izquierda a la única nación latinoamericana que jamás tuvo uno, implica un cambio de raíz en la tradición política de una sociedad que, lamentablemente, ha vivido la violencia como pocos. Muchos hablan de una "nueva era" . Pero nadie desconoce que Gustavo Petro se enfrentará a enormes desafíos actuales y futuros, encarnados por la poderosa derecha política y económica (apoyada por los Estados Unidos en más de una ocasión), de los paramilitares y grupos guerrilleros que no aceptaron unirse a los procesos de paz y de las bandas criminales narcos que operan en su territorio. A todo eso se enfrenta el flamante gobierno de Petro y su compañera de fórmula Francia Márquez. Por eso, en su mensaje de investidura lo primero que hizo el nuevo presidente fue un llamado para que acabe la violencia y que esos grupos que aún se mantienen en las filas de la violencia armada depongan su actitud y se sumen a los acuerdos de paz. Lo hizo ante una multitud que vivaba con alegría y esperanza al nuevo gobierno.
Petro (62 años) insiste en que esa paz es una de las claves imprescindibles para que una historia distinta pueda escribirse en Colombia. Y lo hace con conocimiento de causa: él mismo en el pasado integró la guerrilla M-19. hasta que hace años abandonó las armas y se sumó a la vida democrática del país, siendo en tres ocasiones candidato para ocupar el máximo sillón en la Casa de Nariño. Algo que finalmente conquistó en este 2022.
Además de esa prédica por la paz, Petro prometió luchar contra la desigualdad, otro de los males más arraigados que asola a la sociedad colombiana. Además, anunció la reapertura gradual de las fronteras con Venezuela, clausuradas hace mucho tiempo por el conflicto entre el saliente gobierno de Iván Duque y el de Nicolás Maduro. El venezolano le pidió a Petro "reconstruir la hermandad entre ambos países".
Como un gesto de "buena voluntad" el temible Clan del Golfo, la mayor banda criminal de Colombia, anunció el mismo domingo de la asunción "un cese unilateral de hostilidades ofensivas" para buscar "caminos de paz" ante la "era distinta" que se abre en ese país. Vale decir que ese grupo criminal hace apenas tres meses había decretado un "paro narco", que no era otra cosa que una especie de Estado de Sitio que implicaba que cualquier persona que saliera a la calle iba a ser ejecutada por los delincuentes, tal como lo contó MundoNews.
Que ahora este peligroso cartel de la droga dictamine una tregua unilateral es algo que muestra también el cambio de época que parece avecinarse.
Son muchos los interrogantes que laten en el corazón de los colombianos. Y las incertidumbre. Y los temores. Fueron décadas de dolor y violencia. Una violencia que se tradujo en la escalofriante cifra de 800.000 muertos, según reconoció el propio Petro con información de la Comisión de la Verdad. Y a eso se suma una situación presente de una crisis económica y social muy aguda. Frente a todos esos males es que hoy Colombia quiere escribir una nueva historia.
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