Hay preocupación en España y otros países por la recreación de los desafíos en las escuelas por niños que terminan lastimados. Los especialistas advierten sobre los peligros que está generando la exitosa serie de Netflix. El fenómeno de la saga es tal que se extendió a otros planos: desde protestas que usan su vestimenta hasta el "boom" para festejar Halloween.
Por Gabriel Michi
Muchas veces la realidad supera a la ficción. Y eso se puede volver muy peligroso. Más si lo que se pretende es imitar una producción cinematográfica con ribetes amenazantes, violentos. Y más aún si esas "recreaciones" se dan entre los niños. "El juego del calamar", la perturbadora serie surcoreana que bate todos los récord de audiencia en Netflix y que se ha convertido en un verdadero fenómeno social, plantea -sin spoilear demasiado- una competencia letal donde personas desesperadas por sus deudas participan de una saga de juegos donde quienes quedan en el camino son ejecutados y el único que logre sobrevivir se llevaría el equivalente a 40 millones de dólares. En el medio, expone con crueldad las miserias humanas, entre ellas, cómo las personas privilegian la ambición individual cuando se enfrentan a la encrucijada de priorizarla ante incluso la vida de su prójimo. Hasta allí la ficción que, por polémica que sea, no deja de ser eso. El problema grave es cuando esos desafíos comienzan a imitarse en la vida real. Cuando "El juego del calamar" deja de ser un juego. Y eso ya es una dramática realidad.
En España la preocupación creció luego de que alumnos de 8 y 9 años empezaron a aparecer con secuelas de golpes violentos en los recreos de las escuelas. Y cuando les preguntaron qué les había pasado, la respuesta fue que habían perdido frente a sus compañeros mientras disputaban "El juego del calamar". Así ocurrió por ejemplo en el Colegio Público "Teresa de Calcuta" (Infantil y Primaria), de San Sebastián de los Reyes de Madrid. Los maestros descubrieron a niños de 8 y 9 años practicando algunos de los desafíos que presenta la serie como el denominado el ‘escondite inglés’ o "Luz verde, Luz roja", las hasta ahora inofensivas "canicas" o el pasatiempo de las "galletas de azúcar" con formas para troquelar, pero con hasta castigos físicos a quien perdía. Desde las autoridades del colegio han llamado a los padres para alertarlos de la gravedad de la situación. Pero se encontraron con un hecho alarmante: si bien la mitad de los niños implicados habían tenido contacto con la saga a través de sus celulares o a partir de alguna aplicación como TikTok, la otra mitad había visto la serie junto a sus padres, cuando la misma no es apta para menores. Frente a eso, las autoridades educativas decidieron no sólo prohibir esos "juegos" en las instalaciones del colegio sino también impedir que cuando se celebre Halloween ningún chico podría concurrir con los disfraces característicos de quienes son una suerte de "verdugos" en la misma.
Esta situación registrada en Madrid, también se repitió en otras localidades de España. Y alertó a los docente. De hecho, una profesora de un centro de Moncada y Reixach (en Barcelona) quedó sorprendida por lo que vio en los recreos. Y les dijo a sus compañeros y a los padres de los niños: "El Juego del Calamar ha llegado a los patios de la escuela. Juegan al pica-pared de toda la vida, pero si alguien se mueve le disparan con pistolas y se quedan tendidos en el suelo hasta que termina la partida. Hay que revisar los referentes de los niños y niñas del siglo XXI. ¡Tenemos trabajo!".
Lo mismo que se vive en España se repite en otros países como Polonia, el Reino Unido o Bélgica. Según informó The Telegraph, la Policía de Londres se fijó como una tarea prioritaria intentar frenar una convocatoria para imitar los juegos, donde los eliminados recibirán "un disparo con una pistola de balines en la cara". Nada más y nada menos. Y en Bélgica, donde se descubrió a los niños replicando el "escondite inglés" pero lejos de la inocencia de un juego infantil y recurriendo a la violencia, las autoridades educativas del país le pidieron a los directivos de las escuelas que les envíen cartas a los padres advirtiendo que solo los mayores de 18 años pueden ver la serie.
La opinión desde la Psicología
Según el psicólogo Diego Quindimil: "La serie 'El juego del calamar' es excelente, atrapante, adictiva y pone en juego lo que el mundo globalizado esta atravesando, la desigualdad entre los que más tienen y los que menos tienen, lo colectivo versus lo individual, el endeudamiento a causa del empuje al consumo, la ética inescrupulosa de hacer negocios, etc. La particularidad de la serie es que se monta en nuestra niñez, en lo lúdico, el juego como representación de la vida. Y desde la perspectiva freudiana pone sobre la pantalla diversos modos de sexualidad y muerte. PEROOO, siempre hay un pero…esta es una serie exclusiva para adultos o para mayores de 16 años con acompañamiento. Plantear tajantemente una edad para 'El juego del calamar' es algo que se debe hacer, desde lo general, pero desde lo particular nos encontramos con niños, púberes y adolescentes que están mirando la serie y en función de esto aparecen las siguientes dificultades:
Exponemos a los niños a contenido para el cual aun no están preparados psíquicamente (particularmente el significado del concepto de muerte)".
El psicoanalista Quindimil, quien además es profesor en la UBA y en la UTDT, señala que uno de los principales problemas en este tema es que "se instala la violencia del 'Juego del calamar' en el juego de los niños y adolescentes, agregando más violencia a la que vivimos en nuestra cotidianeidad (que ya es más que excesiva). Dejamos sin supervisión de adultos, las ideas que podría generar el consumo de estos contenidos particularmente diseñados para generar un impacto en la población adulta y no en los niños. Ver la serie podría tener impacto a nivel psicológico en los niños y adolescentes y desencadenar diferentes síntomas (tales como: fobias, insomnio, etc.)"
Y entre las recomendaciones que da el especialista figuran:
- Es importante poder “curar” el contenido que los niños y adolescentes van a ver en las diferentes pantallas.
- Generar criterios compartidos no solamente al interior de las familias sino con el grupo de adultos que acompañan a los amigos de nuestros hijos, para consensuar esos criterios también con ellos.
- Es fundamental establecer una educación tecnológica para evitar que los niños y adolescentes consuman contenidos no diseñados para ellos.
- El limite a lo que se puede ver y lo que no es necesario es tranquilizador y necesario, siempre y cuando uno pueda explicar como adulto el porqué.
Quindimil, quien también Director del Posgrado “Gestión Humana de las Organizaciones” en la UBA y director de la consultora "Contenido Humano" explica que "muchas veces la prohibición es la que genera mas deseo, esto es algo importante a tener en cuenta, por eso es necesario como padres también educarnos en los que es apto y necesario o innecesario que los chicos vean". Y concluye: "Como decía Lacan, 'mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época', es decir si no nos ocupamos como adultos de entender por donde van los contenidos, interés, gustos, códigos, etc., de nuestros hijos no podremos ser efectivos en nuestro rol de padres".
Un fenómeno que llega a las protestas
Más allá del preocupante caso de las replicas de los desafíos en las escuelas, hay otros aspectos que se están multiplicando en torno al éxito de esta serie. Uno de ellos es, sin duda, la crítica social implícita dentro de su trama donde las ambiciones por marginaciones que genera el sistema y desigualdades muy marcadas forman parte central del trasfondo de esta producción de Netflix. Y, en parte, eso se explicitó en los últimos días en Corea del Sur, justamente el país de donde es originaria la serie. En Seúl, junto con otras ciudades, miles de trabajadores y sindicatos salieron a las calles vestidos con los trajes característicos de "El juego del calamar". Lo hicieron para protestar mejores condiciones en los lugares de trabajo y aumentos de los alicaídos salarios.
Fueron alrededor de 80.000 los que marcharon desde 13 ciudades en todo el país. Desde la Confederación de Sindicatos de Corea del Sur anunciaron una huelga para exigir que se respeten sus derechos y por jornadas laborales no tan extensas ya que en ese país un empleado trabaja un promedio de 55 horas semanales cuando en el resto de los países que integran la OCDE lo hacen 45. También pidieron por la regularización de millones de trabajadores que están en la informalidad y el aumento del salario mínimo.
Los sindicalistas explicaron que no eligieron ir vestidos de manera tan particular por una cuestión de moda sino porque ellos querían graficar los trabajadores también sufren las consecuencias de un juego perverso que los obliga a luchar para ganarse la vida, tal como en "El juego del calamar".
Y encima, la moda
Así como ocurrió con la exitosa serie española "La casa de papel", que popularizó las máscaras con el rostro de Salvador Dalí, hoy el fenómeno de "El juego del calamar" está imponiendo la moda de sus disfraces. De hecho, en países como EE.UU., donde la celebración de Halloween (31 de octubre y 1 de noviembre) está tan extendida, las ventas de los característicos trajes rojos con sus máscaras negras con símbolos geométricos que se vieron en la serie surcoreana, encabezan las búsquedas por Internet para esa festividad. La ganan en el ránking a otros como Gatúbela, el Joker, Spiderman, Harry Potter y la Mujer Maravilla.
Lo mismo está pasando en España, México y otros países, en los que los trajes de "El juego del calamar" también encabezas -y por amplia diferencia- la lista de los más demandados para las próximas celebraciones de Halloween. Y además del característico mono rojo de los verdugos y del gris de su líder (además de las consiguientes máscaras, también se comercializan con éxito (mucho menor, por cierto) los equipos deportivos verdes de los desesperados participantes que pujan por sobrevivir en la serie. Además, como un efecto arrastre colateral, las zapatillas blancas lisas y sin cordones que usan los concursantes aumentaron sus ventas un 7.800%. Es decir, que pese a lo descarnado de las imágenes de la serie, sus indumentarias generaron un negocio impensado.
Pero no sólo en la trajes se explicita este fenómeno. En Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos, el Centro Cultural Coreano local, organizó un concurso en donde se anotaron cientos de aspirantes para disputar una versión local de "El juego del calamar". Claro que el resultado no es mortal para los que pierdan ni tampoco el premio es tan millonario como en la serie: apenas se llevan de regalo el traje con el que concursaron.
“Los juegos parecían un poco brutales en la serie para maximizar el elemento dramático, sin embargo, en realidad, todos los juegos de la serie son juegos populares jugados por niños coreanos desde el pasado hasta el presente. el Centro Cultural Coreano quisiera que la gente de los Emiratos Árabes Unidos aprendiera más sobre la cultura coreana participando en el evento.“, señalaron desde la institución.
Entre los peligros para los niños que replican sus desafíos, las protestas por un sistema injusto que sus imágenes sintetizan y los negocios de la moda y del entretenimiento que despertó, el "Juego del Calamar" se convirtió en un fenómeno a escala planetaria que no puede ser ignorado. Las múltiples caras y los infinitos debates que generó la serie más taquillera en la historia de Netflix hasta este momento, son una muestra de ello. Y dejan en claro que ya dejó de ser un simple juego.
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