Tras el paso de dos huracanes y un apagón de varios días, la isla sufrió un fuerte terremoto que golpeó aún más su deteriorada estructura. Hubo destrozos peor no nuevas víctimas.
Por Gabriel Michi
Una desgracia tras otra. Esa parece ser la dramática realidad que atraviesa Cuba. Tras el paso de dos violentos huracanes y un apagón eterno que oscureció la isla, ahora afrontó un fuerte sismo de magnitud 6,8, que causó daños materiales en varias regiones. El terremoto se reportó a unos 39 km al sur de Bartolomé Masó antes del mediodía del domingo 10 de noviembre, aproximadamente una hora después de que un sismo de magnitud 5,9 sacudiera el área. Según el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, hubo "deslizamientos de tierra, daños a viviendas y líneas eléctricas”. Algunas imágenes llegadas desde la provincia de Granma dieron cuenta de importantes grietas en las paredes de edificios y montañas de escombros diseminadas por doquier. Por suerte, según el canciller Bruno Rodríguez, no hubo que lamentar víctimas fatales. También el municipio de Pilón padeció "muchos daños”, según las autoridades.
Según los vecinos, el sismo fue tan fuerte que incluso muchos no recordaban uno igual. Es más, también se sintió en las provincias orientales de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo. "Hemos sentido terremotos en el pasado, pero nada como éste", dijo por teléfono Griselda Fernández a la agencia Reuters, residente de Santiago. Esas zonas todavía no logran recuperarse de los desastres dejados por el paso del huracán Oscar, ocurrido el mes pasado y que dejó al menos 6 muertos. Como tampoco de otro ciclón tropical, Rafael, que azotó el oeste de Cuba el miércoles de la semana pasada constituyéndose en un huracán de categoría 3. Rafael dejó sin electricidad a toda la isla, repitiendo un escenario que replicó el último gran apagón ocurrido en los días previos.
Si bien el sismo de las últimas horas fue poderoso -6 ,8 grados, a una profundidad de 14 kilómetros- y tuvo más de 15 réplica, no generó una amenaza significativa de tsunami. El movimiento telúrico no se sintió en La Habana, la capital cubana; sin embargo, las ondas de choque llegaron al sur de Florida, en los Estados Unidos.
El tema es que a una infraestructura dañada y con signos de abandono -merced a años de crisis económica por el bloqueo de más de 60 años por parte de Estados Unidos- se sumaron ahora las consecuencias de estos fenómenos naturales que asolaron a la isla en los últimos tiempos. Muchas construcciones en Cuba son muy antiguos y están en situación de vulnerabilidad que ahora se agravan con este terremoto. Fue así como aparecieron daños estructurales en las fragilizadas estructuras. En algunas regiones ese nuevo frente de problemas se agregó a lo vivido en gran parte del extremo oriental cubano por los huracanes que desataron su furia sobre esos territorios. Esos vendavales provocaron que gran parte de la red eléctrica de la isla, dejándola completamente a oscuras y generando grandes protestas por la extensión y lo largo que resultó el mega apagón que afectó a 10 millones de personas. Vale aclarar que hace meses vienen registrándose en la isla gigantescos cortes de suministro eléctrico (sobre todo en el Este), lo que complica las tareas de rescate y la comunicación. Todo parece complicar aún más el día a día. En una Cuba que vive una tragedia tras otra.
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