Cada año cientos de turistas alcanzan la cima del monte Everest generando congestiones letales en el pico más alto del Planeta. Más de 300 murieron en el intento y algunos de sus cuerpos quedan ahí para siempre, incluso marcando los caminos. Cada año se retiran 8 toneladas de residuos. Pero la desmedida intervención humana no acaba allí: la trágica avalancha que ahora mató a varios aprendices de montañismo en la India revela cómo el calentamiento global hace peligrar incluso los lugares más inaccesibles como el Himalaya.
Por Gabriel Michi
Para muchos es el desafío de sus vidas. La meta más importante a conquistar. Alcanzar el "techo del Mundo" aparece en el horizonte de aventureros de todo el Planeta. Esos 8.848 metros de altura del monte Everest, el más alto de la Tierra, representan el máximo clímax para los montañistas más osados. Pero eso tiene consecuencias, humanas y naturales. Desde que se tiene registro, alrededor de 300 personas murieron intentando llegar a su cima. En el último medio siglo sólo hubo dos años en los que no existieron víctimas fatales: 1977 (en el que sólo dos escaladores llegaron a su extremo superior) y 2020 (cuando las misiones estuvieron suspendidas por la Pandemia). En el resto, las muertes fueron algo repetido. A tal punto que muchos de los cuerpos de los desafortunados aventureros son utilizados como elementos de referencia para orientar el camino de los que ascienden al Everest.
Las causales de semejante registros letales pueden ser muchas: las avalanchas, el colapso de los hielos, las lesiones por las caídas y, obviamente, los efectos adversos de la alta montaña en la salud y la hipotermia. Además de los restos de los montañistas que "señalizan" los peligros, hay muchos cuerpos de otros fallecidos que jamás fueron encontrados. En 2019 hubo un récord de muertos en el escalamiento del Everest por los atascamientos que se produjeron en lo más elevado del montaña más alta del Mundo por una sobrepresencia exagerada de ese tipo de turistas especiales. Esos bloqueos que se generaron a más de 8.000 metros de altura, con todo lo que eso representa para la salud, llevaron a la muerte de al menos 8 alpinistas en pocos días.
El mortal atasco de los montañistas en 2019 reveló también el descontrol que existe en la cantidad de permisos para alcanzar el "techo del Mundo". En mayo de ese año se batió el récord no sólo de muertos sino también de personas que lograron hacer cima: más de 200 en un solo día. En ese año Nepal llegó a conceder 381 permisos. Ese número hay que multiplicarlo por dos (750) porque cada escalador debe ir acompañado por un guía, los famosos sherpas. Cada pase cuesta 11.000 dólares. Aunque hay algunos adinerados que despliegan y contratan más guías y que pueden llegar a invertir unos 120.000 dólares en esa aventura.
Previo a ese 2019 récord, algo similar había ocurrido en 2012 cuando 260 escaladores intentaron hacer cumbre el mismo día aprovechando el buen tiempo. Eso provocó grandes demoras en el escalón Hillary, una roca vertical de 12 metros que es el último obstáculo antes de llegar a la cima. El resultado: al final sólo 179 personas lo lograron y cuatro murieron por el cansancio y el mal de altura.
Por morboso que parezca esa señalización provocada por los restos humanos que quedaron sin poder ser rescatados -por las dificultades que representaría una misión con ese objetivo- se ha naturalizado en el Everest. En la ladera norte -la más difícil de escalar- hay al menos 7 "mojones humanos" en la ruta. En la ladera sur, la más transitada, son cinco. En este último caso están más ocultos porque, al ser más accesible, los sherpas pudieron correrlos a lugares más apartados e incluso colocarle rocas a su alrededor, como una sepultura improvisada en la alta montaña. Pero es común que, por ejemplo, haya indicaciones verbales usando como referencia esos vestigios humanos para orientarse.
Poder rescatar un cuerpo implica también poner en riesgo otras vidas. Por lo menos se necesitaría media docena de sherpas (los más experimentados y capacitados para hacerlo) para lograr trasladar un cadáver al "Campamento 2", ubicado a 6.200 metros de altura. Y si está a más de 8.500 metros, podrían demorar cinco días en el proceso, lo que significa un peligro para los propios rescatistas.
Así, el Hombre viene dejando su "marca" trágica en uno de los lugares más inhóspitos del Planeta. Pero no es la única. En tantos años de intentar conquistar al "techo del Mundo" , después de aquel 29 de mayo de 1953 en que los británicos Edmund Hillary y Tenzing Norgay lograron hacer cumbre por primera vez en la historia, se calcula que hubo 6.000 ocasiones en que se logró con éxito ese desafío y que fueron alrededor de 4.000 personas las que lo protagonizaron. Pero esas aventuras trajeron consigo mucha contaminación en uno de los espacios más vírgenes de la Tierra. A tal punto que un equipo científico de la Unidad Internacional de Basura Marina de la Universidad de Plymouth, que ha buscado residuos humanos no sólo en las profundidades de los océanos, encontró restos plásticos a más de 8.400 metros de altura en el monte Everest.
Es más, en 2019 el gobierno de Nepal encaró una misión especial para limpiar la montaña más elevada y, en 45 días, recogieron más de 10 toneladas de basura. Según Bigyan Dev Pandey, vocero del Ejército nepalí esos residuos incluían "botellas de oxígeno vacías, botellas de plástico, latas, baterías, envoltorios de alimentos, materia fecal y residuos de cocina". Pero el 2019, con su récord de visitantes, no fue la excepción. Todos los años se recogen un promedio de 8 toneladas de basura en la montaña más alta del Planeta. Y, obviamente por las dificultades que representa, hay muchos más restos que no logran ser retirados -incluyendo los cuerpos de las víctimas fatales- y que contaminan ese espacio.
Otra postal trágica de la mano del Hombre
El martes 4 de octubre de 2022 en la misma cadena montañosa del Himalaya donde se ubica el Everest pero en el sector de la India ocurrió una verdadera tragedia. Una avalancha de nieve se precipitó sobre un campamento de entrenamiento de escaladores. Al menos diez personas murieron y otras 18 están desaparecidas tras el alud en el pico Draupadi Ka Danda II, situado en el Estado de Uttarakhand, en el norte del país. Hasta el momento, sólo 14 personas pudieron ser rescatadas con vida. Allí, a 4.800 metros de altura, estaban dando instrucción a jóvenes alpinistas en formación.
Esa es una región que en su mayor parte está cubierta por glaciares. Pero la recurrencia de los desprendimientos de grandes bloques de hielo y toneladas de nieve en los últimos tiempos tendría una vinculación directa con el accionar de la mano humana. El principal factor estaría relacionado con el calentamiento global, algo que también se dio en Italia donde, tal como contó MundoNews, se produjo un desprendimiento similar y letal hace pocos meses. En la nota "El cambio climático traducido en tragedia en los Alpes italianos" se contaba que, según Raúl Martín Moreno, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) , "en los últimos 20 años los Alpes han perdido un 17 % de hielo y dos terceras partes de los glaciares han perdido volumen, lo que supone entre unos 0,70 y 1,70 centímetros". Todo eso producto del calentamiento global.
Y, lamentablemente, la cordillera del Himalaya también se enfrenta a una situación dramática. De hecho, se calcula que una tercera parte de sus glaciares se derretirán a finales de siglo por el cambio climático. Eso representa, entre otras cosas, una enorme amenaza sobre las reservas de aguas que abastecen a casi 2.000 millones de personas, además de terribles inundaciones por los derretimientos de sus hielos de manera catastrófica. Y ese sería el "mejor" escenario, si se cumplieran las metas comprometidas en las distintas Cumbres internacionales de Medio Ambiente (Kyoto, París, Glasgow). Si se siguiera al ritmo actual, para el 2100 habrían desaparecidos dos tercios de los glaciares del Himalaya.
En estos días, los efectos de la mano del Hombre a través del calentamiento global mostraron esa otra cara dramática: la de los muertos ocasionados por las avalanchas de nieve en el Himalaya. Como hace unos meses ocurrió en los Alpes italianos. Y no deja de ser otra alerta, como las huellas dejadas en el monte Everest, de ese espíritu autodestructivo que muestra la peor cara de la Humanidad. La aventura de conquistar lo inconquistable, incluso otros planetas -tal como lo contó Mundonews-, tiene un precio muy alto. Para el propio individuo. Y para todos. Y tiene su traducción en esa contaminación en los suelos, en los mares, en el aire, y hasta en el "techo del Mundo".
Comments