París, la ciudad más visitada del Mundo, experimenta una caída muy grande de la actividad en medio de los Juegos Olímpicos. No es una excepción. Pasó con otras sedes. ¿Por qué?
Por Gabriel Michi
Cada cuatro años, cuando se acercan los Juegos Olímpicos, el mundo del turismo se ilusiona. En particular eso ocurre entre quienes son anfitriones de esas competencias deportivas. Sin embargo, cada cuatro años esas expectativas se hacen añicos. O, por lo menos, no se cumplen en la proporción imaginada. Y hoy París lo volvió a comprobar. La afluencia de turistas en medio de los JJOO es mucho menor de lo esperado y está produciendo grandes perjuicios económicos a la industria sin chimeneas. La ciudad luz -la más visitada por turistas en todo el planeta cada año- ve cómo esa actividad sufre las consecuencias de una competencia deportiva que ya ha causado problemas similares en otras sedes olímpicas en el pasado.
Pero, ¿por qué ocurre esto? Los especialistas hablan de una serie de factores. Por ejemplo, una advertencia exagerada en la previa acerca de laos trastornos que podrían padecer quienes visiten París durante los JJOO, desde retrasos en traslados hasta amenazas de ataques terroristas. Sumado a eso, el aumento exorbitante de los precios en los alojamientos por parte de quienes quieren aprovechar estas circunstancias para sacar un mayor y lucrativo rédito, algo que parece habérseles vuelto como un bumerang. También el hecho de imaginarse una ciudad repleta de personas -aunque en realidad pase lo contrario- puede desalentar a muchos.
Lo cierto es que la capital francesa no hace otra cosa que confirmar así una regla que se cumplió en otras ciudades anfitrionas de los Juegos Olímpicos que también perdieron en materia turística cuando se disputaron esas competencias. reciben una gran afluencia de turistas. En ocasiones anteriores, Londres, Atenas y Atlanta experimentaron una disminución del turismo cuando fueron sede de los Juegos de verano.
Según John Grant, analista jefe de la empresa de inteligencia aeronáutica OAG: "El fenómeno de los Juegos Olímpicos es que el mercado local no viaja. El viajero de negocios habitual que normalmente viajaría durante ese momento se detiene y se queda en casa.
Nunca se logran los resultados esperados".
Este fenómeno provoca pérdidas significativas en las líneas aéreas. Por ejemplo, AirFrance-KLM anunció que proyectaba una caída en sus ingresos en el tercer trimestre de 170 millones de euros a 150 millones de euros debido a la falta de demanda para visitar París durante este verano. Frente a ese escenario fue que el 1 de julio anunció que era necesario mejorar los vuelos hacia y desde la capital gala en comparación con otras grandes ciudades europeas. Sin embargo, el interés cayó.
En el mismo sentido, Delta Airlines también cree que sufrirá un golpe muy fuerte, debido a una disminución significativa en el volumen de viajes a París en medio de los JJOO. La empresa detectó una caída sustancial en los viajes internacionales con destino a París desde el inicio de la competencia. En comparación con el verano de 2023, el volumen de viajes disminuyó un 8% en junio y casi un 15% en julio.
La oficina de turismo parisina también espera un aumento del 11% en las llegadas durante los juegos de verano, con visitantes de Europa (+24%) y América del Norte (+15%). Sin embargo, se especula que estas cifras se verán compensadas negativamente por caídas significativas en las llegadas de Oceanía (-30%) y Oriente Medio (-42%).
El golpe no sólo afecta a las aerolíneas sino que también impacta en los hoteles y los alquileres en plataformas como Airbnb. Las tasas de ocupación cayeron un 60% en julio, lo que dejaría a los hoteles un 10% por debajo de las de 2023, según la oficina de turismo de París. Por eso, como hicieron las aerolíneas, los hoteles lanzaron planes de contingencia para poder seducir a los huéspedes bajando las tasas de ganancias que habían aumentado previamente cuando imaginaron una avalancha de visitantes por los JJ.OO. Ahora, después de aquella actitud especulativa original, se vieron obligados a ofrecer grandes descuentos.
Lo mismo pasó con los alojamientos en Airbnb que también tuvieron que bajar sus ganancias después de haber subido las tarifas de manera descomunal antes de que comiencen los Juegos. Algunos "anfitriones" debieron reducir sus precios hasta un 50%. Un ejemplo concreto: un loft de dos habitaciones cerca de Notre Dame redujo su tarifa por noche de US$ 1.407 a US$683 durante el comienzo de los Juegos Olímpicos, que es más baja que las tarifas por noche que se comercializan para la temporada de otoño, algo insólito si se tiene en cuenta lo que pasa cada verano.
Así la especulación desmedida, el temor a las grandes aglomeraciones, los temores agitados desde distintos sectores y la idea de que el turismo tiene que ser una actividad de disfrute en todos los aspectos parecen haber golpeado las expectativas de quienes nutren sus bolsillos con la industria sin chimeneas. Esa que hoy representa cerca del 12% de la generación de recursos en el planeta. Pero que no se ve beneficiada cuando se desarrolla una competencia tan trascendente como los Juegos Olímpicos. Todo lo contrario. Los JJOO parecen ser un mal negocio para el turismo. Y París 2024 lo ratifica.
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