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EE.UU.: Cómo Harris le ganó a Trump en su propio territorio

La candidata demócrata arrinconó al republicano en el debate presidencial en TV, escenario donde el magnate se siente como pez en el agua. La actual vice salió victoriosa de la pelea.


Por Gabriel Michi



Apenas dos metros de distancia. Por lo menos desde lo físico. Pero la distancia discursiva, de valores y de promesas fue mucho mayor. Como también la del desempeño de cada uno en el set televisivo. El esperado debate presidencial entre Kamala Harris (59) y Donald Trump (78) arrojó un resultado claro: la candidata demócrata doblegó a su adversario republicano. Se mostró mucho más sólida, lo hizo trastabillar en más de una ocasión y lo puso muy nervioso. Y eso la llevó a un claro triunfo mediático en un escenario donde el magnate se mueve como pez en el agua: el de la espectacularización a través de la TV. En ese contexto se dio el debate -a 8 semanas de las elecciones del 5 de noviembre- organizado por la cadena ABC en Philadelphia que terminó convirtiéndose en un territorio de derrota para el ex presidente y de victoria para la actual Vicepresidenta. Un debate que inició con un inesperado apretón de manos -incitado por la mujer- pero que terminó de manera menos amistosa, a los ojos de decenas de millones de personas que lo siguieron por televisión.


El evento -llevado a cabo en el National Constitution Center- contó con los moderadores David Muir, el presentador y editor en jefe deWorld News Tonight’, y la presentadora de Prime de ABC News Live, Linsey Davis. Durante todo el match televisivo, que duró una hora y 45 minutos, Harris puso a la defensiva a Trump, y puso en duda una y otra vez su idoneidad para volver a la Casa Blanca. En el medio hubo acaloradas discusiones sobre el tema de la inmigración, la inflación, la guerra Rusia-Ucrania, el derecho al aborto, los problemas legales que afronta el ex presidente y hasta el racismo.


Según una encuesta realizada por SSRS/CNN y reproducido por Political Polls ni bien terminó el debate, el 63% de los consultados dijeron que lo ganó Kamala Harris contra un 37% que sostuvo que el vencedor fue Trump, una diferencia de 26 puntos. Como referencia comparativa: cuando se realizó el primer debate en la CNN entre Trump y Joe Biden (el pasado 27 de junio), para los consultados por este sondeo el republicano había ganado para el 67%, sobre el 33% que lo daba como ganador al actual Presidente. Fue tan malo el desempeño del demócrata que ese debate fue el principio del fin de su carrera reeleccionista.






En la contienda de ayer, la aspirante demócrata logró instalar los hilos de los temas de debate e incluso el tono de las discusiones, llevándolo a Trump a ponerse muy incómodo, nervioso y ofuscado. Ella supo manejar, además del lenguaje verbal, el corporal con una gestualidad que hablaba por sí misma y que irritaba aún más al magnate. Y que incluso hicieron a que recurra a polémicas falsedades que quedaron en evidencia tanto por las desmentida de la propia Harris como por los moderadores del encuentro.

Entre las provocaciones que más enojaron y descolocaron a Trump estuvo la mención que hizo la demócrata sobre la supuesta baja concurrencia de público a los mitines políticos organizados por el republicano, quien respondió: "Tenemos los mítines más grandes, los mítines más increíbles en la historia de la política", algo que no se ajusta a la realidad.


Pero quizás el tramo más polémico fue cuando el magnate se agarró de una polémica Fake News que estaba circulando por las redes sociales en la que supuestamente inmigrantes haitianos estarían cocinando y comiendo mascotas (perros y gatos) de ciudadanos de la ciudad de Springfield, Ohio, y que fuera amplificada por el candidato a vicepresidente de Trump, el senador JD Vance, quien luego tuvo que desdecirse. "¡Se están comiendo a los perros!", dijo el magnate en medio del debate televisivo, mientras Harris se reía con incredulidad. "¡La gente que entró se está comiendo a los gatos! Se están comiendo las mascotas de la gente que vive allí". La demócrata respondió: "Eso es algo extremo". Y uno de los moderadores interrumpió al republicano para demostrarle que lo que estaba diciendo era una falsedad absoluta tal como mostraron distintos sitios de fact-checking. Algo que dejó muy mal parado a Trump.


Del otro lado quizás el momento más efectivo de la embestida del republicano fue cuando chicaneó a Harris sobre porque todo lo que prometía en cuanto a mejoras de la situación económica de los ciudadanos no lo hizo durante los tres años y medio de gestión que lleva como Vicepresidenta de Joe Biden. En todo momento Trump quiso emparentar a su actual contendiente con el Presidente en ejercicio para causarle un daño en su alocución:Ella no tiene un plan. Copió el plan de Biden, y es como cuatro oraciones... cuatro oraciones que dicen: ‘Oh, intentaremos bajar los impuestos’. No tiene un plan”, argumentó. A lo que Harris respondió que estaba compitiendo con ella y no con el actual ocupante de la Casa Blanca. Y agregó: Donald Trump nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión, la peor epidemia de salud pública en un siglo y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil, y lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Donald Trump”.


Trump repitió su falsa afirmación de que su derrota electoral de 2020 se debió a un fraude, llamó a Harris "marxista" y afirmó -también falsamente- que los inmigrantes han causado una ola de crímenes violentos. El errático desempeño del candidato republicano incluso generó críticas hacia el interior de su partido. Por ejemplo, Marc Short, quien se desempeñó como jefe de gabinete del ex vicepresidente Mike Pence, sostuvo: "Trump perdió la oportunidad de concentrarse en el proceso contra Biden-Harris en la economía y la frontera, y en lugar de eso mordió el anzuelo y se dedicó a perseguir temas como el negacionismo electoral y los inmigrantes que se comen a nuestras mascotas".



El saludo de compromiso en el debate de los candidatos fue incitado por Kamala Harris.


Después del debate hubo otras señales que demostraron quién había ganado: mientras que desde la campaña de Harris se lo desafió a Trump a una segunda ronda en octubre, el ex presidente salió del encuentro televisivo y se fue a hablar con los periodista a la sala de prensa, algo muy poco habitual. Allí señaló: "Este ha sido mi mejor debate". Y cuando los reporteros le preguntaron si concurriría a un segundo debate, tal como proponían desde las trincheras de Harris, Trump retrucó: "Ella lo quiere porque perdió. Tengo que pensarlo, pero si ganaste el debate, creo que tal vez no debería hacerlo. ¿Por qué debería hacer otro debate?". Sin embargo, todo los analistas señalan lo contrario.


Al debate se llegó después de varias semanas de ataques de todo tipo de Trump contra Harris, muchos de ellos llenos de agravios personales, incluidos insultos racistas y sexistas. Por eso había mucha expectativa sobre si el republicano iba a recurrir a esos tipos de agresiones. En un primer momento lo evitó, pero cuando empezó a sentirse acorralado por una hábil Harris, mostró su verdadero rostro. Es más, los moderadores le preguntaron a Trump sobre uno de esos ataques, cuando dijo en un evento con periodistas negros en julio que Harris recientemente se había "convertido en una persona negra". Y ahora el magnate desafió: "No me importa en lo más mínimo. A mí me parece bien lo que ella quiera ser". La Vicepresidenta, que tiene ascendencia negra y del sur de Asia, respondió: "Creo que es una tragedia que tengamos a alguien que quiere ser presidente y que, a lo largo de su carrera, ha intentado sistemáticamente utilizar la raza para dividir al pueblo estadounidense".


También había mucha expectativa sobre cómo iba a utilizar Harris su experiencia como ex fiscal para enrostrarle a Trump la gran cantidad de causas judiciales que pesan sobre él. Y así lo hizo cuando criticó al ex presidente por su condena penal por encubrir pagos a una estrella porno -Stormy Daniels- para silenciarla, así como por otras acusaciones y una sentencia civil que lo declaró responsable de agresión sexual. Frente a eso, Trump negó haber cometido algún delito y acusó a los demócratas de orquestar todos los casos sin pruebas.


El debate llegó en medio de una enorme paridad en las encuestas -casi un empate técnico-: en el promedio hay hoy apenas una diferencia de 1,1% a favor de Harris en cuanto a la intención de votos (48,4% a 47,3%), mientras que en el Colegio Electoral Trump llevaría la delantera (281 electores contra 257), pero que podría cambiar para el otro lado si en lugares como Pensilvania (donde hay una paridad absoluta) se inclinan hacia el otro lado y la candidata demócrata se termina llevando los 19 electores de ese Estado. Por eso el resultado de este debate era tan trascendente. Aunque no existe una regla matemática que insinúe que un triunfo en él se traduzca linealmente en una victoria electoral. Pero Kamala se ilusiona después de haber derrotado a Trump en su "zona de confort". En su propio territorio: el de la espectacularización de la política. El del show de la TV.






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