Kamala Harris eligió al progresista gobernador de Minnesota, Tim Walz, para que sea su candidato a vice por los demócratas. Así se diferencia del republicano Donald Trump quien va acompañado por el ultraconservador JD Vance. La pelea electoral se va a los extremos.
Por Gabriel Michi
Una elección sin medias tintas. Que se va hacia los extremos. Con candidatos bien diferenciados y que no parecen interesados en seducir a los votantes del centro. Por lo menos en los términos de la política estadounidense. Conformadas ya las dos fórmulas presidenciales que van a competir el 5 de noviembre por la Casa Blanca, las diferencias entre ambas son notables y evidentes. La actual vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris (59) eligió para que la secunde en la nómina al gobernador de Minnesota, Tim Walz (60), un hombre con un claro perfil progresista y liberal, lo que sería la "izquierda" en EE.UU.. En cambio, el ex presidente Donald Trump (78) ya había definido que su compañero de fórmula en la dupla republicana sería el senador por Ohio, J.D. Vance (39), un joven ultraconservador que fortalece su voto de "derecha". Así la principal potencia del Mundo se enfrenta a un escenario sumamente polarizado, como pocas veces se ha visto en la historia. Una historia donde en muchas ocasiones se buscaron visiones moderadas -de un lado y el otro- para intentar atraer a los indecisos del medio y a los "Estados péndulos", esos que en una elección pueden votar por los republicanos y en otra por los demócratas sin que les tiemble el pulso y sin que sientan que incurren en contradicciones. Hoy ambos partidos parecen apuntar a las puntas más que al centro y han decidido que sus propuestas sean radicalmente opuestas. Una elección centrípeta.
La selección de Walz por parte de Harris sorprendió a muchos porque no era uno de los que más sonaba como potencial parteneire en la nominación demócrata. Sin embargo, parece responder a una lógica frente a la dura contienda que tienen por delante y conociendo la beligerancia de quienes están enfrente. De hecho, el gobernador de Minnessota tiene a su favor haber sido el primero en utilizar la frase "tipos raros" (weirds) para referirse a Trump y Vance, una frase que ha impactado muy fuerte en la campaña y que ya muchos demócratas repiten como un latiguillo recurrete -y con memes de todo tipo- para definir a la dupla republicana. Además, Walz es un cruzado contra las políticas más conservadoras impulsadas por el magnate y sus seguidores. La calificación de "raros" viene a ser contrarrestada por una pretendida "normalidad" y "sentido común" enarbolados por los demócratas.
Walz es popular en las redes sociales y sus posicionamientos en favor de la legalización del derecho al aborto por parte de las mujeres, como también el apoyo al matrimonio igualitario, le han otorgado un fuerte apoyo de sectores progresistas. Pero no sólo eso, como gobernador de Minnessota ha impulsado medidas de protección con alta presencia del Estado, como por ejemplo los almuerzos gratuitos para los alumnos de las escuelas públicas, una mayor inclusión de sectores postergados en los planes de salud (MedicAid), la facilitación de la sindicalización de los trabajadores y las posibilidades de acceso de licencias pagas cuando un familiar está enfermo, entre otras políticas.
Además, mantiene un vínculo muy afectivo con Kamala dado el "carácter no divisivo" de Walz hacia adentro del Partido Demócrata y su trato afable. También cuenta en su haber con una reconocida experiencia: estuvo 12 años en la Cámara de Representantes y actualmente transita su segundo mandato como gobernador. Eso lo diferencia de Vance, su oponente republicano. Hay que agregar en favor de Walz que juega el apoyo local en su Estado en el que los demócratas vienen ganando ininterrumpidamente desde el año 1972, siendo la racha de victorias presidenciales más larga para los demócratas, fuera de Washington. Este hombre le ganó la pulseada de la candidatura a la Vicepresidencia a Josh Shapiro, el gobernador de Pensilvania, un "Estado péndulo" donde hay dudas sobre qué partido ganará la disputa si no lleva al actual mandatario local en la nómina y donde ocurrió el atentado que casi le costó la vida a Donald Trump.
Si bien en 2022, Shapiro (con el 61% de los votos) superó en Pensilvania por 14 puntos la línea de base de Biden en 2020 y Walz sólo obtuvo 1 punto más que el actual presidente en Minnesota, el perfil más progresista de éste último terminó de inclinar la balanza de Harris para llevarlo como compañero de fórmula. El flamante candidato a Vicepresidente pasó más de dos décadas en la Guardia Nacional del Ejército —incluso fue reclutado en el extranjero después de los ataques del 11 de septiembre—, y trabajó como educador y entrenador de fútbol.
Hoy Walz preside la Asociación de Gobernadores Demócratas, desde donde dieron su apoyo a Joe Biden hasta que finalmente aceptó dar un paso al costado en su candidatura a la reelección por los frecuentes problemas de salud que mostraba y la creciente presión de sus correligionarios para que abandone la carrera. Cuando el actual inquilino de la Casa Blanca se bajó y dio su aval a la postulación de su vice Kamala Harris, Walz fue uno de los primeros en mudar su apoyo y se convirtió en un defensor leal, enérgico y determinante de la demócrata en carrera.
Walz ganó su primera gobernación en 2018 y lo hizo por más de dos dígitos. En 2022 obtuvo la reelección con el 52% de los votos. En ese año, el Partido Demócrata-Campesino-Laboral (tal es la denominación del Partido Demócrata en ese Estado) logró dominar tanto la Cámara de Representantes como el Senado, facilitándole la gestión al gobernador. Con esas mayorías logró sancionar una serie de amplios programas de bienestar social. También pudo codificar el derecho al aborto en la ley, aumentar la protección de los derechos de los transexuales, aprobar un proyecto de ley de legalización de la marihuana e implantar nuevas leyes de seguridad de las armas. Todo eso lo llevó a ser muy reconocido por los sectores más liberales y progresistas de su partido así como del propio expresidente Barack Obama quien lo elogió tuiteando: "un recordatorio de que las elecciones tienen consecuencias".
Es cierto también que los seis años de Walz al frente del Ejecutivo de Minnesota fueron agitados, primero por la pandemia de COVID-19 y luego por la furia popular tras el asesinato de George Floyd por parte de la Policía, que desencadenó manifestaciones antirracistas en EE.UU. y el Mundo. Aún así, Walz salió airoso y hoy es el candidato a Vice de Harris. Y se convirtió en la esperanza para avanzar más allá de los Estados del "muro azul" (color asociados con los demócratas) del Medio Oeste estadounidense.
Además, su propia historia familiar le sirvió también como ejemplo para defender sus ideas ya que en su momento habló de que, por problemas de infertilidad, con su mujer debieron recurrir -hace tres décadas- a la fecundación in vitro, o FIV, defendiéndola contra sus detractores: "Mi hija mayor se llama Hope. Eso es porque mi esposa y yo pasamos siete años tratando de quedar embarazados, necesitábamos tratamientos de fertilidad, cosas como la FIV, cosas que (los republicanos de MAGA) prohibirían", dijo Walz a los partidarios de Harris. Y agregó: "Estos tipos son los antilibertades", algo que fue muy aplaudido. Y eso es un sello de sus presentaciones públicas que hoy lo llevaron a ser el candidato a Vicepresidente por el Partido Demócrata: su efectividad a la hora de asestar golpes discursivos a la fórmula republicana.
De la vereda de enfrente de la fórmula Harry-Walz y polarizando la elección se ubica la dupla republicana conformada por Trump y Vance, que podrían ser situados en las antípodas ideológicas del progresismo de los primeros y atrincherados defendiendo principios conservadores. Así lo ha demostrado más de una vez el magnate que ocupó la Presidencia de los EE.UU. entre 2017 y 2021. Y cuando él eligió que lo acompañe ese joven senador de Ohio lo que hizo fue redoblar la apuesta en ese mismo sentido.
J.D. Vance ha demostrado posturas muy radicalizadas de extrema derecha en materia de inmigración y ha defendido a Trump en cuestiones muy delicadas como, por ejemplo, la violenta toma del Capitolio que protagonizaron sus seguidores el 6 de enero de 2021 y que terminó con 5 muertos. Es más, criticó al entonces vice republicado Mike Pence por certificar los resultados que dieron como ganador de las elecciones de 2020 a Joe Biden y dijo que él no lo hubiese hecho ya que era “un agravio" contra Trump. Y pese a que se demostró que en esa contienda no hubo ningún tipo de fraude, se hizo eco de las denuncias de su actual compañero de fórmula, lo que le valió el respeto del magnate. Todo eso pese a que en un principio (en 2016) J.D. Vance había sostenido que "nunca apoyaría a Trump” al que consideró “peligroso” y “no apto” para el cargo de Presidente. Y llegó a decir que podría ser el “Hitler de Estados Unidos”. Pero luego se alineó con él y se convirtió en un feroz defensor de su gobierno y de su figura.
En el Senado, Vance logró cierto protagonismo incluso por propiciar una iniciativa bipartidista (junto a Sherrod Brown, senador demócrata por Ohio), en la que copatrocinaron un proyecto de ley de seguridad ferroviaria tras el descarrilamiento e incendio de un tren cerca del pueblo East Palestine, Ohio, que generó un verdadero escándalo nacional. En aquel siniestro fue muy criticado el papel de Biden que se mostró muy distante de esa tragedia, algo que sí fue capitalizado por Trump que hasta viajó al lugar con Vance como anfitrión.
Otra cosa que le reconoce el candidato a presidente republicano a su compañero de nómina es su cualidad para el debate y la capacidad de expresar la visión de Trump, en particular con el concepto MAGA, es decir, el "Make Great America Again" ("Hacer Grande a América Nuevamente"). Desde ese punto de vista creen que Vance podría contribuir a arrastrar votos a favor de los republicanos en aquellos Estados donde en 2020 perdieron por poco y así garantizar la mayoría de los delegados en el Colegio Electoral. Algunos de esos casos serían los de Michigan y Wisconsin, que comparten los valores, la demografía y la economía de Ohio, Estado de donde es oriundo Vance.
Pero a Trump no sólo lo sedujo la forma en que Vance se convirtió en un espadachín de sus políticas. Sino también lo cinematográfico de su historia que incluso se vio plasmada en una reconocida película der Netflx, “Hillbilly Elegy” ("Elegía de un pueblerino"), basado en su autobiografía que se convirtió en bestseller en 2016. Allí se cuenta la vida de este hombre que nació y creció en la ciudad de Middletown, Ohio y que fue críado por sus abuelos, ante la ausencia de su padre y los problemas de adicciones de su madre. Vance se unió a la Infantería de Marina y combatió en Irak. Luego se graduó de la Universidad Estatal de Ohio y de la Facultad de Derecho de Yale. También trabajó como capitalista de riesgo en Silicon Valley. Ese recorrido y la difusión de su historia a través de la poderosa aplicación fue como un anzuelo para Trump porque representaba un ideario presente en el votante disconforme del centro del país, especialmente a la población blanca rural de clase trabajadora que ayudaron al magnate a alcanzar la Presidencia. Es más, al multimillonario neoyorquino devenido en primer mandatario le encantó el libro “Hillbilly Elegy” y vio allí el potencial que podría significar para su fórmula el contar con ese coequiper que, encima, agita valores conservadores con los que él comulga.
Tras el triunfo de Trump en 2016, Vance regresó a su Ohio natal y creó una organización benéfica contra el consumo de opioides y dio conferencias sobre el fragelo de las drogas, basándose en su propia experiencia familiar por la adicción de su madre quien terminó internada. Ese background y la forma se sobreponerse se convirtieron en una suerte de ejemplo a seguir para muchos. Y su figura comenzó a escalar en el reconocimiento público. Hasta que en 2021 ocupó el escaño en el Senado que dejó vacante el republicano Rob Portman -quien se retiró- y obtuvo el respaldo de Trump.
Pero más allá de su historia de resilencia y de su defensa de su actual compañero de fórmula, Vance comparte con Trump la mirada restrictiva y acusatoria contra los inmigrantes, así como también la defensa de la economía de libre mercado (aunque protegiendo la industria local), la “cultura estadounidense en su conjunto” y el distanciarse de la política exterior intervencionista. Para los demócratas, es un "extremista" que, por ejemplo, ha apoyado la prohibición nacional al aborto durante las primeras 15 semanas de embarazo, aunque luego suavizó esa postura ya que los votantes de Ohio, su Estado, respaldaron abrumadoramente una enmienda sobre el derecho al aborto en 2023.
Así EE.UU. se enfrenta a unas de las elecciones más cruciales de su historia. Donde se juegan todo tipo de intereres. Y en la que las posiciones de las dos fórmulas presidenciales aparecen en las antípodas ideológicas. Los republicanos Trump-Vance llevando una posición de "derecha dura" y conservadora. Los demócratas Harris-Walz con banderas de liberales y de "izquierda" (para los parámetros estadounidenses). De extremo a extremo. Sin medias tintas. En el medio, nada. Dos fórmulas opuestas para la polarización final.
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