Con una importancia central en el ser humano, este recurso se vuelve cada vez más escaso. Y el acceso se restringe. La aparición de una cotización en una Bolsa de EE.UU. generó debates. Y es una señal de lo trascendental que será para el futuro. El ejemplo de Chubut.
Por Facundo Jones (*) y Federico Michi (**)
Habitan el Planeta Tierra unos 7.700 millones de personas y se espera que esa cifra aumente
a 9.700 millones hacia 2050. Estamos ante un potencial incremento poblacional del 26% en
tan sólo 30 años y eso implica la necesidad de alimentar gente en un mundo de elevada
complejidad.
Actualmente, se estima que el 2,5% del agua disponible del planeta es agua dulce, de la cual
el 0,3% se encuentra en ríos, lagos y embalses, el 30% en aguas subterráneas y el resto en
forma de hielo en lugares de difícil acceso. La situación se agrava al poner en consideración
la evolución temporal de las reservas de agua dulce, con una disminución mundial del 28%
en los últimos 22 años a causa de la explotación no sustentable de cuencas hídricas.
El siguiente gráfico muestra el estrés de cuencas hídricas proyectada para 2040,
intensificando en color rojo los países con mayores dificultades.
Algunos datos resultan completamente alarmantes, como por ejemplo los casos de Emiratos
Árabes Unidos y Qatar, donde la disponibilidad de agua dulce per cápita se ha reducido en
un 82% en los últimos 22 años. Estas tendencias ponen de manifiesto un problema de escasez notable y preocupante del recurso.
El agua comenzó a cotizar en bolsa
Entonces, con una demanda en permanente expansión y una oferta en retroceso, el análisis
microeconómico nos permite inferir una tendencia alcista en el precio del agua. Cuentas de
ello da la llamativa noticia en diciembre de 2020 sobre el comienzo de cotización del índice
Nasdaq Veles California Water Index Futures (NQH2O), construido en base al precio del
agua en contratos derivados (futuros) operados en el estado de California, Estados Unidos.
La importancia de este evento reside en la posibilidad de disponer de una serie de precios
futuros del agua a partir del cual descontar los precios actuales, estableciendo bases para
transacciones y cálculos sobre el agua en el resto del mundo.
Un contrato de futuro es un acuerdo que obliga a dos partes a intercambiar a una fecha
determinada, una cantidad determinada de un bien, a un determinado precio. Este precio
futuro es el precio de ejercicio, conocido como Strike Price, y constituye el valor al que las
partes van a realizar la operación.
Si bien es cierto que las partes se obligan a realizar una operación de intercambio, los
contratos de futuro permiten que dicho intercambio se realice por el valor equivalente de los
bienes subyacentes, sin necesidad de la entrega física del mismo. De esta manera, los agentes económicos productivos que buscan protección ante eventuales escenarios desfavorables encuentran en una contraparte especuladora la garantía de tal protección.
Más allá de las explicaciones técnicas sobre los contratos derivados, debe resaltarse que la
razón fundamental por la que un bien o activo comienza a ser operado en contratos de futuros, reside en riesgos ante cambios en el precio del mismo, causada en este caso por la escasez del bien.
Aproximación del Valor de la Cuenca de Sacanana y el Río Chubut
Si bien las características hídricas del Estado de California y de la Provincia de Chubut son
diferentes, el precio del NQH2O podría servirnos de referencia para cuantificar el valor de
las reservas de agua expuestas al riesgo de contaminación por la actividad minera.
Según datos provenientes de un Informe del Consejo Federal de Inversiones realizado en el
año 2013, la Cuenca de Sacanana (ubicada en la zona del paraje Sacanana, Departamento de
Gastre, provincia de Chubut) cuenta con aproximadamente 3.000 hectómetros cúbicos, mientas que la cuenca Alta del Río Chubut aporta alrededor de 1.000 hectómetros cúbicos por año. Partiendo del precio del NQH2O promedio de diciembre del corriente año (aproximadamente U$S 490 por acre pie de agua), podemos sostener que el valor de la cuenca de Sacanana alcanza los U$S 1.191.750.170 y el de la cuenca Alta del Río Chubut, los USD 397.250.057 por año. Si calculamos el valor de las reservas mencionadas de agua para los próximos 10 años, de acuerdo al precio actual del NQH2O, el valor total ascendería a U$S 5.164.250.738, aumentando a razón de U$S 397.250.057 por año.
La situación se vuelve crítica si incorporamos al análisis la potencialidad en el aumento del
precio del agua. Para seguir este razonamiento, se podría hacer una analogía con la evolución en el precio del petróleo desde el primer día en que salió a cotizar y el de hoy, sin embargo, el petróleo encuentra sustitutos cercanos que han logrado desplazarlo en muchos casos, cuestión que se vuelve imposible con el agua, la cual es un recurso primordial e irremplazable para la vida de los seres vivos del Planeta.
El actual contexto pone de manifiesto la necesidad y el desafío de discutir nuevos acuerdos
y normas que consideren el agua como un recurso estratégico, alejado de especulaciones
institucionales que pongan en riesgo la vida de las futuras generaciones.
Estamos en un mundo que se mueve a pasos agigantados en la valoración del recurso hídrico, pudiéndose incluso hoy realizar los primeros pasos en la valoración en términos económicos del nuevo commoditie. De cualquier manera, y más allá de ciertas precisiones técnicas que no se pueden ignorar, cabe hacerse la pregunta: “Entonces, ¿el agua vale más que el oro?”
(*) Facundo Jones es militante estudiantil de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB)
(**) Federico Michi es Mágister en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y profesor de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB)
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