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El demoledor triunfo de Trump en su verdadera dimensión

El mapa de los Estados Unidos se volvió rojo casi de punta a punta. El republicano se impuso en el 90% de los 3.144 condados de todo el país. Una radiografía de un resultado histórico.


Por Gabriel Michi


Estados Unidos se vistió de rojo. De rojo republicano. De punta a punta. Y eso es lo que se tradujo tras el contundente y demoledor triunfo electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris en la carrera presidencial hacia la Casa Blanca. Si se observa el mapa detallado de cómo se votó en la principal potencia del Mundo, se podrá ver que -en su extensa geografía- la hegemonía republicana se impuso sin medias tintas,- Sólo quedaron reservados algunos puntos salpicados de azul en el mapa que, en general, representan grandes centros urbanos donde los demócratas siguen siendo mayoría. Pero el resto, quedó todo rojo republicano. El dato es contundente: en el 90% de los 3.144 condados en que se divide el país ganó Trump. Más allá de que a nivel estadual, el republicano se haya quedado con 30 Estados y la actual vicepresidenta con 20. En términos de votos populares, Trump obtuvo el 50,6% de los apoyos (74 millones) mientras que Harris se llevó el 47,9% (unos 70 millones). Eso llevaría a un Colegio Electoral con 312 delegados trumpistas contra 226 demócratas. Un resultado arrollador que incluso le permitió a Trump por primera vez ganar con el voto popular: en 2016 pudo imponerse a Hillary Clinton, pero en el Colegio Electoral no en la votación general, y en 2020 perdió con Joe Biden en ambas instancias). Un tema que encima lo encumbra sobre otros presidentes republicanos, ya que hace dos décadas que ninguno de su Partido triunfa por el apoyo mayoritario de los ciudadanos.


Además de haber ganado en más de 9 de cada 10 condados, Trump tuvo avances significativos en lugares urbanos, suburbanos y rurales. Y se situó muy bien también en espacios tradicionalmente demócratas. Un ejemplo fue Nueva Jersey, bastión azul desde siempre, donde consiguió una gran performance. Es más, en la ciudad de Nueva York, donde Trump creció y pasó la mayor parte de su vida antes de entrar en política, no sólo superó sus dos resultados anteriores: su porcentaje de votos del 30% superó a todos los candidatos republicanos desde Ronald Reagan, hace 40 años. Pero no sólo en la región noreste del país el magnate logró grandes avances: en sitios como Maverick, en Texas, un condado fronterizo de mayoría latina que Biden ganó con comodidad en 2020, tuvo una diferencia aún mayor: 28 puntos. Esas son sólo algunas muestras de cómo el republicano marcó semejante diferencia.  Una diferencia que se tradujo no sólo en una preponderancia territorial y geográfica a lo largo y ancho de los Estados Unidos ,sino que, además, tuvo sus propias dimensiones en materia económica, social, cultural, racial, educativa y hasta de género. Algunas fotos que dejó la elección:


  • Trump consiguió el apoyo del 55% de los hombres (5 puntos más que en 2020) y logró crecer entre las votantes mujeres llegando al 45% (2 puntos más que hace cuatro años).

  • Mientras que en 2016, Trump ganó entre un único grupo demográfico, los votantes blancos de clase trabajadora, ahora trasvasó mucho esa frontera. Hoy se llevó el 60% de esos votantes, y su contrincante se quedó con el 37%. En cuanto a las mujeres blancas, Harris obtuvo el 45% y el magnate el 53%.

  • En el sector donde sí la postulante demócrata tuvo un gran resultado fue entre las mujeres negras (91%) y las latinas (60%), como también entre los hombres negros (77%). Como contrapartida, el republicano no sólo ganó entre los hombres y las mujeres blancas, sino que también lo hizo entre los hombres latinos: 55% a 43% de Harris.


  • La dispersión de condados rurales y blancos, a menudo en las "Grandes Llanuras" y el interior del Oeste, volvió a alinearse detrás del ex presidente.


  • Además, Trump consiguió grandes mejoras entre los hombres jóvenes, donde se impuso en la franja de entre 18 y 29 años (49%). En cambio, las mujeres más jóvenes le dieron su aval a la vicepresidenta en un 61%.

  • El tema educativo también actuó como una divisoria de aguas, tal como viene ocurriendo desde hace años: el 55% de quienes tienen estudios universitarios votó demócratas. En cambio, un 56% de los que no han llegado a ese nivel académico sufragaron a favor del republicano.


  • Una curiosidad: En el Estado de Oklahoma, donde viven 4 millones de personas, Trump se impuso en todos los condados, 77, y Harris en ninguno. Fue el único Estado donde no hubo al menos una mancha azul salpicando el mapa.


  • Hubo distritos que, en su apoyo a Trump, dieron vuelta su propia historia. Por ejemplo, eso se vio reflejado en el condado de Maverick y otro antiguo bastión demócrata, Miami-Dade en Florida, donde Biden ganó en 2020, con el 53%. Este año, Trump se quedó con el condado con alrededor del 55% de los votos, convirtiéndose en el primer republicano en ganar allí desde 1988.


  • En condados tradicionalmente demócratas y predominantemente nativos americanos (pueblos originarios), Trump hizo avances notables. Por ejemplo, en Arizona, que tiene el mayor porcentaje de nativos americanos de los siete Estados en disputa, el republicano logró números históricos.


  • El magnate logró mantener al votante religioso duro -en particular los evangélicos- de amplio arraigo en su Partido.


  • Por primera vez en dos décadas, los sondeos previos mostraban que los republicanos superaban a los demócratas en identificación partidista. Por eso, las cifras de inscripción para votar crecieron entre los rojos.




    En plena campaña Donald Trump fue víctima de un intento de magnicidio que le dio más dramatismo a la carrera.


  • Otros hechos que sorprendieron: En California, Trump obtuvo grandes resultados en incluso en infranqueables sitios liberales como San Francisco y el condado de Alameda, donde se encuentran Berkeley y Oakland. También en Dearborn, Míchigan, donde vive la mayor población árabe-estadounidense del país (y donde Biden en 2020 había ganado por 39 puntos). Todos hechos muy simbólicos por la tradición de esos distritos.

  • En Pensilvania, el "Estado Péndulo" que todos miraban, la derrota demócrata presagiaba lo que finalmente ocurriría a nivel país. El hecho de que en la ciudad de Filadelfia, bastión demócrata por excelencia, la tendencia a favor de Harris fuera tan estrecha demostraba que el triunfo de Trump se volvería irrefutable. La zona rural de Pensilvania fue demoledora para la vicepresidenta: perdió 30 de los 67 condados del Estado por más de 40 puntos.


  • Lo de Pensilvania es uno de los engranajes de la caída del denominado "muro azul", clave en la derrota demócrata por lo que significa haberlo perdido junto a Wisconsin y Michigan.


  • Trump mostró su enorme arraigo en las fronteras, en particular en el Valle del Río Grande, predominantemente latino. Mientras que hace 4 años solo ganó un condado, ahora pintó de rojo toda la zona limítrofe. Un ejemplo: triunfó en el condado de Starr, que es 97% hispano, donde ningún republicano había ganado como postulante a presidente en más de un siglo.


  • Por su parte, había mucha expectativa sobre qué podía ocurrir con el votante portorriqueño, después de los agravios recibidos por parte de un comediante en un acto de Trump -donde definió a ese país como una "isla de basura"-. Sin embargo, eso no parece haberle hecho mella al republicano: Y eso se vio reflejado en el aplastante triunfo en Florida. Por ejemplo, en el condado de Orange, en Orlando, y el vecino condado de Osceola, que albergan grandes comunidades puertorriqueñas, el republicano se llevó la victoria en ambos. Esa situación se repitió en varios otros lugares de Florida, incluso el condado de Miami-Dade. Allí fu clave el apoyo de la comunidad cubanoamericana de Miami por su mensaje antisocialista, como también entre los venezolanos estadounidenses y otros grupos latinos. En Miami-Dade. Trump ganó por 11 puntos, lo que representa el mayor cambio de cualquiera de los 67 condados del Estado.


  • La situación económica, en particular el alto costo de vida, parece haber sido clave en la derrota demócrata, en particular entre los sectores populares y más desfavorecidos. La imagen del gobierno de Biden había tocado un piso de aprobación de menos del 40%, lo que fue un lastre para la postulación de su vicepresidenta Kamala Harris, quien tampoco pudo superar la imagen de ser una suerte de "plan b" o candidata sustituta cuando el actual presidente caía en las encuestas.


Así los Estados Unidos se vistieron de rojo. De rojo republicano. De punta a punta. De Norte a Sur. De Este a Oeste. Con un Donald Trump -el primer presidente en llegar a la Casa Blanca estando condenado por la Justicia- que arrasó con todo. Con el voto popular y con la conformación del Colegio Electoral. Y que encima ostentará la suma del poder público ya que dominará también la Cámara de Representantes y el Senado, además de contar con el favor de la Corte Suprema a la que le supo imprimir -en su anterior mandato- una mayoría conservadora. El magnate volverá a la Presidencia de los Estados Unidos tras 4 años de un interregno muy agitado. Por él y por sus enemigos. Pero esta vez lo hará con todo el poder es sus manos. Un indescifrable final abierto para EE.UU. Y para el Mundo.



Diferencias. Así quedaría el mapa de los Estados vs el mapa de los condados, de acuerdo a los votos.



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