Más allá de sus afinidades ideológicas, el dueño de Twitter supo convertir los 120 millones de dólares que invirtió en la campaña del republicano en 77.000 millones en ganancias.
Por Gabriel Michi
Donald Trump (78) arrasó en las urnas de EE.UU. Pero no fue el único gran ganador de la contienda electoral. Hubo otra persona que supo capitalizar como ninguno esa victoria del republicano. Se trata de Elon Musk (53), el multimillonarios dueño de Tesla, Twitter y Space X, entre otras empresas. Su apuesta al regreso del ex presidente a la Casa Blanca rindió sus frutos de manera escandalosa. No sólo porque hay mucha empatía ideológica y hasta personal entre ambos, sino también en algo mucho más material y tangible: el vil metal. Musk invirtió cerca de 120 millones de dólares en la campaña de Trump. Pero su victoria le representó más de 77.000 millones de dólares en ganancias, es decir, 641 veces lo invertido. Desde que el republicano ganó los comicios, la fortuna de Musk se disparó desde los 237.000 hasta los 314.000 millones de dólares, según los datos del índice Bloomberg Billionaires, gran parte de eso generado por las acciones de Tesla que subieron un 15% al otro día de la votación. Eso se tradujo en 120.000 millones de dólares en la capitalización de mercado de la empresa, superando nuevamente el billón de dólares por primera vez desde 2022, colocándola en el top ten mundial. El salto se da por las expectativas que este resultado genera en materia de desregulación con una administración afín como la que se avecina con Donald Trump.
Así fue como Elon Musk se convirtió en uno de los patrocinadores más importantes del presidente electo, llegando a donar casi 120 millones de dólares al denominado "Super PAC", un programa de incentivos que lanzó para promover la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Dentro de ese plan estuvo la estrategia que tejió en las últimas semanas antes de las elecciones llevando a cabo una campaña para movilizar a los votantes en los "Estados Péndulo", que incluyó la entrega de un millón de dólares diarios a los votantes en esos territorios en disputa. Para eso se realizaba una rifa entre los participantes y el que ganaba se fotografiaba con un cheque gigante con ese monto. Esa campaña fue objeto de una impugnación legal, que luego fue descartada por un juez.
Durante la campaña electoral, el megaempresario -con una de las mayores fortunas del planeta- se presentó una y otra vez en actos proselitistas para empujar la candidatura de Trump y lo hizo con un indisimulable entusiasmo, saltando, cantando, bailando y gritando. Y hasta lanzó un sistema de premios de un millón de dólares por día, a votantes trumpistas, algo que le generó más de un problema judicial. La madrugada del 5 al 6 de noviembre, cuando ya se configuraba un triunfo sin medias tintas del candidato republicano -tanto en la votación popular como en el Colegio Electoral- Musk se la pasó festejando en el resort de Mar-a-Lago, en Florida, mientras se contaban los resultados. Allí lanzó en su rede social X: “Esta noche, el pueblo de Estados Unidos le ha dado a @realDonaldTrump un mandato clarísimo por el cambio”. El apoyo que le dio a su postulación no pasó desapercibido para el mandatario que volverá al Salón Oval a partir del próximo 20 de enero: en su discurso de victoria desde el Centro de Convenciones de Palm Beach, Trump dedicó muchos tramos para elogiar a Musk, incluso mencionando el exitoso aterrizaje de un cohete fabricado por SpaceX, una de sus empresas insignia.
El magnate sudafricano había sido un crítico de la expulsión de Trump de Twitter -en 2021 tras sus mensajes que defendieron la idea de que las elecciones habían sido amañadas y con eso se potenció el ataque contra el Capitolio del 6 de enero de ese año- y militó su regreso a esa plataforma cuando se quedó -por 44.000 millones de dólares- con ala misma a la que rebautizó como X. Pero se comprometió aún más en su campaña cuando el republicano fue víctimas de un atentado en un mitin en Butler, Pennsylvania, el 13 de julio pasado. A partir de allí, se lo vio activamente apoyando a Trump en cada acto, algo inusual en el mundo empresarial que prefiere acompañar tras bambalinas y sin quedar estar expuestos o, a lo sumo, hacerlo a través de cenas costosas u otras actividades para recaudar fondos.
Según Erik Gordon, presidente del departamento de emprendimiento de la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan, mientras muchos empresarios eligen el bajo perfil en esos apoyos políticos, "Musk lo hace en voz alta y con orgullo, y, por lo tanto, tal vez se convierte en un pararrayos".
Más allá de las propias excentricidades que pudieran unir las personalidades de ambos, las promesas de reducciones impositivas a las corporaciones realizadas por Trump fue otro de los incentivos que parece haber seducido a Musk. Pero no solo eso. El flamante presidente electo también aseguró que el empresario tendría un lugar garantizado en su gobierno en una suerte de Secretaría de desregulación para frenar los gastos del Estado. Es más, Musk mencionó esa iniciativa como una suerte de "Departamento de Eficiencia Gubernamental" (DOGE), que hace referencia al nombre de un meme y de una criptomoneda que él mismo ha popularizado, conocida como "dogecoin".
Sin embargo, aparecen algunas sombras en el horizonte de Musk y su vínculo con el gobierno de EE.UU. Para los demócratas, podría haber un complejo conflicto de intereses, ya que el emporio de Space X y Tesla viene recibiendo miles de millones de dólares en contratos oficiales. Lenny Mendonza, ex asesor económico y empresarial del gobernador de California, Gavin Newsom, señaló: "Eso es profundamente poco ético e ilegal". Muchos creen que las compañías de Musk podrían beneficiarse con grandes negocios en la futura Presidencia de Trump, en particular con SpaceX, que ya domina el negocio del envío de satélites gubernamentales al Espacio. Hoy, habiendo pasado apenas unos días del histórico triunfo del republicano, este mega empresario supo capitalizar su audaz apuesta electoral, transformando esos 120 millones de dólares que invirtió en más de 77.000 millones de ganancias que acrecentaron aún más su fortuna. Y con la expectativa a futuro de que esos beneficios -con un gobierno afín- sean mucho mayores. Así fue el fenomenal negocio que hizo Elon Musk al apoyar a Donald Trump.
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