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El incomprensible culto al morbo del Mal

En Argentina, promocionaban la venta de un auto de lujo anunciando que había pertenecido a Alfredo Yabrán, autor intelectual del crimen de José Luis Cabezas. En EE.UU. subastan objetos del capo mafioso Al Capone. Como ya se hizo en el pasado con el disco que le autografió John Lennon a su asesino el mismo día del ataque, el marco de la ventana desde donde disparó el ejecutor de John F. Kennedy y hasta la tapa del inodoro de Adolf Hitler.



Por Gabriel Michi





El morbo. El mal gusto. La falta de sensibilidad. Los bajos instintos. La voracidad sin límite por el dinero. Son algunas de las explicaciones que se pueden intentar para lo inexplicable. Pero no deja de ser eso: inexplicable. La posibilidad de que algo que perteneció a alguien repudiado por la Historia y por la sociedad pueda resultar algo "seductor" para ser "vendido" es algo que no deja de sorprender a cualquier persona con cierto sentido común. O con algo de sensibilidad. Pero eso pasa. El culto al "morbo del Mal" está presente en todo el Mundo. Y en la Argentina también. Y así como descoloca que haya quienes los ofrecen a la venta, subrayando la cualidad de que ese objeto perteneció a algún personaje cuestionable, sorprende mucho más que pueda haber interesado en comprarlas. Ya sea en forma directa o en una subasta. Ya sea en el mercado legal, ilegal o en algunos de esos circuitos clandestinos donde navega, por ejemplo, la "Deep Web" de Internet y en cuya oscuridad sólo saben sumergirse los que buscan lo ilícito. Pero, increíblemente, muchos lo hacen en forma legal, frente a los ojos de todos, como si hubiera algo que de qué enorgullecerse.





Hace unos días la agencia de autos Rangugni de la localidad bonaerense de Pilar publicó un anuncio online donde ofrecía un Mercedes-Benz, Clase S, modelo 1994 6.0, S 600 coupé, en "excelente estado de conservación", con interiores de cuero, y que aceptaba permutas y hasta un financiamiento de hasta un 50% con cuotas fijas. Pero lo que más llamaba la atención del aviso era una línea en la que especificaba "Segundo titular (Primer titular Alfredo Yabrán)". Así, como se lee. Parece increíble. Como si que ese vehículo tuviera un valor especial por haber pertenecido a uno de los empresarios más oscuros de la historia argentina. Aquel que ordenó mandar a asesinar al fotógrafo de la Revista Noticias José Luis Cabezas, ultimado aquel 25 de enero de 1997 en un campo de General Madariaga, a 15 kilómetros de Pinamar, balneario donde el reportero gráfico (junto a quien escribe estas líneas) cubría la temporada de verano para la Revista Noticias. La difusión de este anuncio publicitario tan desacertado generó tal repudio que la agencia Rangnuni decidió eliminar la polémica frase en cuestión, días después.


La hermana de José Luis Cabezas, Gladys, le dijo a MundoNews: "En la vida hay gente positiva, buena. A las que las personas siguen, los quieren, los admiran. Y estoy segura que, como en tantos países, si esa persona fallece hacen subastas vendiendo sus recuerdos. Y también estoy segura que hay mucha gente que lo compra. Pero vender un auto y encima hacerlo poniendo el nombre de la persona que lo usó y que esa persona se llame Alfredo Yabrán es devastador, es ofensivo. Hay que seguir a la gente buena, no a los malos. Demos el ejemplo. Y Yabrán mandó a matar a mi hermano. Y no creo que eso sea un ejemplo". Así de claro.


Yabrán se suicidó el 20 de mayo de 1998, escapando de la Justicia que había ordenado su captura por el crimen de Cabezas. Era el empresario más enigmático y poderoso del país y a quien José Luis había logrado retratar, algo que nunca antes se había conseguido. Con esa foto, publicada en la tapa de Noticias el 3 de marzo de 1996, el reportero gráfico le puso rostro al personaje más misterioso dela Argentina. Al magnate preferido del gobierno de aquel entonces, encabezado por Carlos Menem.

Cabezas fue asesinado por orden de Yabrán.

Yabrán había utilizado ese vehículo en los '90. Integra la gama más lujosa y exclusiva de la marca alemana y, según las especificaciones, "se trata de la limousine (Segmento F) que ofrece el mayor nivel de equipamiento y confort de la firma de la Estrella. Si los sedanes Clase S son raros en la Argentina, aún más exótico es encontrarse con un Clase S Coupé: son autos con el mismo nivel de lujo de la limousine, pero con carrocería de sólo dos puertas", según el sitio especializado Autoblog. El aviso de la agencia Rangugni indicaba que el auto tiene 200 mil kilómetros recorridos y el precio de venta era de 40 mil dólares. Sin embargo, el dolor de la familia Cabezas y de las personas que conocieron a José Luis, no tiene precio. Es un valor inconmensurable.






Al Capone, en subasta


El próximo 8 octubre de 2021 la casa de subastas Whiterells rematará en Sacramento, California, 174 objetos que pertenecieron al jefe de la mafia Al Capone, uno de los gánsgters más despiadados y famosos de la historia de EE.UU. Entre los objetos que pondrá en puja hay varias armas. Una de ellas, la Colt.45, era la preferida de "Scarface" ("Caracortada" era su seudónimo por las cicatrices que tenía en el rostro) y por la que esperan recaudar unos 150.000 dólares. También entrará en la subasta una carta que Capone le escribió a su hijo Sonny desde la prisión de Alcatraz. Fue cuando estuvo detenido (desde 1932 a 1939) luego de ser encarcelado por evasión impositiva, único delito por el que lo pudieron enviar tras las rejas ya que a los investigadores les fue imposible probar el resto de los actos criminales que lo tuvieron como protagonista.






En el lote de los objetos que se rematarán también estará la cama que compartió con su esposa en la mansión de Florida y un reloj de bolsillo Patek Philippe de platino y diamantes. Esos bienes fueron heredados en un principio por Sonny, el único hijo de Al y Mae Capone, y en la actualidad forman parte del patrimonio de Diane y Barbara Capone, nietas del gánster. La forma de promocionar esta subasta es también llamativa. Lleva el título: "Un siglo de notoriedad: la herencia de Al Capone". Y sus organizadores señalan que "sin duda pasará a ser una de las subastas de celebridades más importantes de la historia".


El término "celebridad" (salvo que sea utilizado como "trístemente célebre") no parece ser el más adecuado para un capo mafia a quien se le adjudica la responsabildad de más de 300 asesinatos y de haber impuesto el caos y la violencia en aquella Chicago de los años '20 y '30 cuando la imposición de la Ley Seca fue el escenario ideal para sus negocios clandestinos vinculados a la producción, la venta y la comercialización de lo prohibido: el alcohol. Entre otras actividades ilícitas a las que de dedicaba la Chicago Outfit, la impiadosa pandilla dirigida por Capone, el jefe del crimen organizado más temido de aquellos años.




Un disco manchado con sangre


Otra de las ilógicas "seducciones" fue aquella que remite al 8 de diciembre de 1980. Ese día la música se vestía de luto. Frente al edificio Dakota de Nueva York, donde vivía John Lennon, el ex Beatle era brutalmente asesinado por un fanático, Mark David Chapman. Este desequilibrado había permanecido horas en la puerta de la residencia que el cantante compartía con su mujer, Yoko Ono. De hecho, cuando la pareja salió del edificio, Chapman se acercó y le pidió a Lennon que le firme un autógrafo en la portada del disco "Double Fantasy" que él mismo había llevado. Cosa que la estrella del rock hizo con gusto. Pero el asesino se quedó en la puerta del Dakota, esperando el regreso de los artistas, y cuando eso ocurrió cinco horas después, Chapman disparó cinco veces (impactó cuatro) contra Lennon, quien cayó muerto allí.


Más de 4 décadas después, y dentro de este ilógico morbo por el Mal, ese "souvenir" de terror, el ejemplar de "Double Fantasy" firmado por Lennon, se puso a la venta por un millón y medio de dólares. Según especialistas se trata de uno de los artículos "más horrendos de la historia de la música moderna" y fue promocionado a través del vendedor Moments in Time.




En el momento del ataque el álbum autografiado quedó en el suelo, y fue encontrado por el encargado de mantenimiento entre las plantas en el ingreso al edificio, que se lo entregó entonces a la Policía para ser utilizado como evidencia. Y luego fue enviado a los fiscales de Nueva York que investigaron el caso, quienes posteriormente se lo devolvieron al hombre de mantenimiento con una carta de agradecimiento. La portada del álbum, en blanco y negro, en cuya fotografía aparece Lennon besando a su esposa, tiene impresa la firma del músico a la altura del cuello de Yoko Ono. En el ejemplar constaban las huellas dactilares de Chapman.


Desde aquel entonces, ese álbum fue vendido en varias oportunidades. Por ejemplo en 1998 cosechó 180.000 dólares y en 2010 se revendió por 850.000 dólares. Gary Zimet, vendedor Moments in Time, afirmó que "se trata de una pieza importante de recuerdos de la música, así como una parte importante de la historia". Vale decir que Chapman está cumpliendo una condena a prisión perpetua por asesinato en segundo grado y se le ha negado la libertad condicional once veces. Está alojado en el Wende Correctional Facility en Alden, Estado de Nueva York.



La ventana desde donde mataron a Kennedy


Si hubo un magnicidio que sacudió al Mundo y marcó a generaciones enteras fue el ocurrido el 22 de noviembre de 1963, en las calles de Dallas, EE.UU. Ese día, desde una ventana de una vacía Biblioteca local, Lee Harvey Oswald, disparaba y daba muerte, nada más y nada menos, que al Presidente John Fitzgerald Kennedy. Más allá de las múltiples lecturas conspiranoicas y que incluso apuntaban a una guerra interna donde estarían involucrados los propios servicios de inteligencia norteamericanos, la historia oficial no duda en esa responsabilidad de Oswald en aquel crimen que se dio mientras el Jefe de Estado y la Primera Dama circulaban en un Lincoln descapotable en Dealey Plaza.




En esta inexplicable lógica de culto al morbo del Mal, hace poco tiempo la web de subastas Ebay vendió por más de 3 millones de dólares el marco y la ventana desde donde Oswald disparó contra Kennedy. No fue la única pertenencia del asesino que se comercializó de esa manera: De hecho, su partida de nacimiento y su acta de defunción se vendieron en 65.591 dólares. El paquete subastado también incluyó un collar de piedras azules para el cuello de un bebé, con seis blancas que llevan escritas en negro las letras de su apellido, Oswald. El anillo de bodas del asesino alcanzó los 108.000 dólares de Y dentro de esta necrofilia del Mal, también figuraba la etiqueta que su cuerpo llevó en la morgue, con la hora exacta de su muerte, ocurrida el 24 de noviembre de 1963, dos días después del magnicidio, mientras era trasladado por la Policía para declarar.


Otro dato llamativo es que dentro de esta subasta hubo varios elementos de Oswald que incluso superaron pertenencias del propio Kennedy que también se remataban. Por ejemplo, se pagaron 36.709 por la mecedora de madera negra rematada con un águila dorada y tres estrellas que el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos tenía en su mansión de Hyannis Port, en Cape Cod (Massachusetts). También se remató, por 26.334 dólares, el juego de llaves de limusina presidencial en la que murió JFK. Si bien es lógico que objetos que pertenecieron a uno de los Jefes de Estado más icónico de los EEUU, lo que es llamativo es que aquellos elementos que rozaron su muerte o sus últimos momentos, alcancen un valor especial en estas subastas. Pero lo que resulta mucho más paradójico y gráfico en cuanto a esta lógica del culto al morbo del Mal es que aquellos bienes relacionados con el asesino Oswald hayan superado en precio a los del propio Kennedy.





El inodoro de Hitler


Si hay un persona oscuro en la Historia y donde prácticamente hay unanimidad mundial en su rechazo, ese sin duda es el dictador Adolf Hitler. La repulsión que genera su imagen alcanza nivel planetario. Su régimen, el nazismo, es utilizado como insulto, lo mismo que el propio nombre de Hitler. Y los millones de muertos que dejó lo explican. Sin embargo la casa de subastas Alexanders Auction puso a la venta la tapa y el asiento del inodoro del "Führer" que llevaban 75 años escondidas en un sótano de Nueva Jersey, Estados Unidos, desde que un soldado francés arrancó estos objetos de la mansión en Berghod, en los Alpes Bávaros, cerca de Berchtesgaden, en Alemania.



Si bien es conocido que hay coleccionistas de objetos que tienen amplias reliquias de la Segunda Guerra Mundial, llama la atención el doble mal gusto que pudieran tener los interesados: no sólo por lo escatológico del objeto en sí, sino por la siniestra persona a la que remite. En la promoción del remate la casa de subastas señala que se trata "de dos piezas de madera (tapa y asiento) de unos 48 centímetros de largo y 40 centímetros de ancho, unidas por accesorios de acero".


Ragnvald Borch, un soldado estadounidense que estaba alistado en la 2° División Blindada Francesa, ingresó a la mansión -que acababa de ser bombardeada por la Royal Air Force británica en 1945- con sus superiores y decidió llevarse el inodoro, dos pinturas y un chaleco blindado, que presuntamente utilizó Hitler en la Primera Guerra Mundial cuando fue soldado en el frente belga.


La desagradable subasta tiene hasta su forzado ejercicio de marketing: "Este fue del baño personal de Hitler, de lo más cercano a un 'trono' que el dictador jamás podría llegar. Apenas se puede imaginar la conspiración que emprendió mientras contemplaba el mundo desde lo alto", señala el prospecto de Alexander Auctions, desde donde fijaron un precio de base de 5.000 dólares, pero con la expectativa de alcanzar los 15.000 dólares.


En una entrevista con AFP, el historiador y abogado Serge Klarsfeld dijo que los objetos de la Segunda Guerra Mundial "son comprados por personas fascinadas por el nazismo, que es la ideología de una organización criminal". Por ello, trabaja también en evitar estas subastas para no fomentar el terrorismo y los actos violentos.


Objetos relacionados con poderosos que ordenan asesinar a inocentes, con sicarios "trístemente célebres" o dictadores que encabezaron el horror de verdaderas masacres se ponen en oferta como si sus detentores tuvieran algún mérito. Hay quienes lo subastan y hacen su negocio, sin importarle demasiado lo que están comerciando. Y también hay quienes los compran, desconociendo (o no) todo el dolor que encierra esa acción. El culto al morbo por el Mal está ahí. Y parece inexplicable.




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