El Partido Laborista aplastó en las urnas al Conservador que llevaba 14 años en el poder y consiguió una abrumadora mayoría legislativa. Keir Starmer reemplazó al derrotado Rishi Sunak como Primer Ministro. Y plantea muchos cambios, con mayor incidencia del Estado.
Por Gabriel Michi
Las urnas hablaron en el Reino Unido. Y eligieron dar un giro contundente a la "centroizquierda". Después de 14 años de hegemonía absoluta del Partido Conservador, el Partido Laborista arrasó en los comicios y hoy ya hay un nuevo Primer Ministro: Keir Starmer. Fue tan contundente el triunfo (se quedó con 412 escaños sobre un total de 650, casi duplicando las 211 que tenía) que rápidamente el premier saliente, Rishi Sunak, reconoció la derrota. A primeras horas del viernes 5, el nuevo mandatario se reunió -como establece el protocolo- con el rey Carlos III en el Palacio de Buckingham y luego se presentó en el número 10 de Downing Street, la sede de Gobierno, para dar su primer discurso donde señaló que buscará utilizar su enorme mayoría electoral para reconstruir el país y pacificar frente a un clima de enorme crispación y de feroces conflictos.
Starmer sabe que no será una tarea sencilla la que le espera porque cunde un enorme escepticismo de los británicos frente a la dirigencia en general. Por eso dijo: "Esta falta de confianza sólo se puede curar con hechos, no con palabras. Lo sé. Tanto si votaste al Partido Laborista como si no, de hecho, especialmente si no lo hiciste, te digo directamente: mi gobierno estará a tu servicio. La política puede ser una fuerza para el bien. Lo demostraremos". El premier señaló que entendía el enojo de los ciudadanos y su desilusión después de años de escándalo y caos bajo los conservadores. Vale decir que ese partido recibió la peor derrota de su historia y sólo obtuvo 121 escaños, algo que propició la renuncia inmediata de Sunak, aunque seguirá siendo parlamentario. Los conservadores, el partido más exitoso del mundo occidental, perdieron 250 legisladores, entre ellos un número récord de ministros de alto rango e incluso el escaño de la ex primera ministra Liz Truss.
El flamante jefe de Estado prometió un "gobierno libre de doctrina", priorizando los intereses del país sobre los de su propio partido. "Para desafiar, en silencio, a quienes han dado por perdido a nuestro país. Nos han dado un mandato claro y lo utilizaremos para generar cambios". Esos cambios intentarán enderezar ciertas variables que llevaron a la derrota de los conservadores como el aumento del costo de vida, la ineficiencia de los servicios públicos deficientes, la crisis brutal en el sistema de salud, además de una serie de escándalos en los que quedó involucrado el gobierno saliente.
Ese escenario llevó al propio Rishi Sunak pidió perdón con lágrimas en sus ojos: "Al país, ante todo, me gustaría decirle que lo siento", dijo en la puerta de Downing Street. Y agregó:
"He dado todo lo que tenía en este trabajo, pero usted ha enviado una señal clara de que el gobierno del Reino Unido debe cambiar, y su juicio es el único que importa. He escuchado su enfado, su decepción y asumo la responsabilidad de esta pérdida". Sunak seguirá liderando al Partido Conservador hasta tanto elijan nuevas autoridades.
Ahora bien, el triunfo arrollador de los laboristas tiene algunas sombras. En principio, hubo una muy baja participación electoral, al punto que logró cosechar menos votos que los obtenidos en 2017 y 2019, año en el que registró el peor resultado en 84 años. Sin embargo, aún con esos guarismos logró arrasar a los conservadores que, como se mencionó, tuvieron la peor elección en su historia. Aún así, tanto Starmer como el partido ganador no generan un notable entusiasmo de la mayoría de los británicos, golpeados por la crisis económica y el escepticismo frente a la dirigencia. Ni hablar de los conservadores que hoy parecen ser mala palabra para amplios sectores de la sociedad. "No les prometo que será fácil. Cambiar un país no es como pulsar un interruptor. Es un trabajo duro. Hay que ser paciente, decidido, trabajar y tenemos que empezar a actuar de inmediato", aclaró Starmer frente a las ansiedades y la falta de paciencia que podría desatarse.
Hoy Gran Bretaña atraviesa la carga fiscal más alta desde la Segunda Guerra Mundial. La deuda pública se disparó a niveles exorbitantes alcanzando al total del PBI, mientras que la calidad de vida viene en picada y los servicios públicos están en decadencia, en especial algo que fue una joya muy preciada: el Servicio Nacional de Salud. Allí las huelgas por los bajos salarios que se pagan a los profesionales, la falta de reconocimiento y de insumos, se han vuelto un común denominador.
Starmer prometió no aumentar los impuestos para "la gente trabajadora", así como abandonar la polémica expulsión de inmigrantes ilegales a Ruanda, un plan que llevó adelante el gobierno de Sunak y que -tal como informó MundoNews- generó críticas en organizaciones de Derechos Humanos de todo el Mundo. Aún así deberá encontrar alternativas ya que el tema de los refugiados e inmigrantes de todo el planeta que llegan a ese país -en especial atravesando el Canal de la Mancha desde Francia- es algo que está en el centro de los debates en el Reino Unido. Además, Starmer intentará mejorar las relaciones con la Unión Europea después del Brexit, pero el Partido Laborista aclaró que no se plantea en la agenda volver a unirse a la UE.
Así como la enorme mayoría se volcó hacia la centroizquierda del Partido Laborista y la caída en desgracia del Partido Conservador, también hubo un enorme crecimiento de la extrema derecha representada por el espacio Reform UK - que se quedó con 13 escaños- liderado por el polémico dirigente antimigrantes Nigel Farage -quien obtuvo su primera banca tras ocho intentos-, algo que viene de la mano de lo ocurrido en otros países del Mundo y de Europa en particular, como el reciente resultado que obtuvo el Agrupamiento Nacional de Marine Le Pen en Francia en los comicios legislativos. Farage fue rápidamente felicitado por Donald Trump, algo que presagia cuál puede ser la relación con un gobierno laborista en el Reino Unido sí el magnate gana las elecciones presidenciales de EE.UU. en noviembre.
Aún con los cambios que pueda haber en su relacionamiento internacional es de esperar que el nuevo primer ministro siga apoyando a Ucrania en su guerra con Rusia y que, en líneas generales, haya una continuidad con lo llevado adelante por Sunak. El triunfo de Stamer le volvió a dar vida a un Partido Laborista al que muchos consideraban agonizando hace apenas 4 años. Sin embargo, hoy el Reino Unido acaba de dar un fuerte giro a la centroizquierda. Con todo lo que eso significa, para una de las principales potencias del Mundo.
Este es el gabinete que nombró el flamante primer ministro Keir Starmer:
Angela Rayner -Viceprimera ministra de Gran Bretaña.
Rachel reeves - primera mujer que llega al Ministerio de Finanzas.
David Lammy - Ministro de Asuntos Exteriores.
Yvette Coooper - Ministra del Interior.
Ed Milliband - Secretario de Energía.
Wes Streeting - Secretario de Salud.
John Healey - Secretario de Defensa.
Shabana Mahmood - Secretaria de Justicia.
Bridget Phillipson - Secretaria de Educación.
Liz Kendall - Secretaria de Trabajo y Pensiones.
Jonathan Reynolds - Secretario de Comercio y Negocios.
Peter Kyle - Secretario de Ciencia, Innovación y Tecnología.
Louise Haigh - Secretaria de Transporte.
Pat McFadden - Canciller del ducado de Lancaster.
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