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Elecciones, a cara o ceca

En Perú, tras haber empatado dos candidatos en las urnas, definieron la Alcaldía de un pueblo arrojando una moneda al aire. No es la primera vez que ocurre en ese país, pero también se utilizó en otros. En Argentina hubo varios casos que se resolvieron con bolillero.


Por Gabriel Michi




Siempre se dice que no hay nada más sagrado para la democracia que el voto de los ciudadanos. Y que una de sus bases en la representatividad que se logra en el momento de una elección. Allí todos las personas habilitadas tienen la posibilidad igualitaria de optar por el candidato que quiere que gobierne el destino de su ciudad, municipio, provincia o país. Y, en definitiva, su propio destino. Pero a veces las cosas pueden no darse como se espera, y no se llega a tener un ganador en las contiendas electorales. No sólo eso ocurre cuando la ley establece un piso para ganar las elecciones. En contadas ocasiones se da el increíble escenario de un empate. ¿Y qué pasa a partir de allí? Más allá de la incertidumbre, hay lugares que lo definen de las maneras más inverosímiles. Eso acaba de ocurrir en Perú, donde la elección de un alcalde terminó siendo resuelta arrojando una moneda al aire. A cara o ceca. Así como se lee.


El insólito hecho ocurrió en el distrito Corculla, en la provincia Páucar del Sara Sara, del departamento andino Ayacucho. En ese pueblo de 445 habitantes, lanzaron la moneda para definir quién sería el nuevo alcalde después de que los dos mayores aspirantes habían empatado con 83 votos cada uno, de los 240 electores habitados para votar. El ganador resulto ser Alfredo Baldarrago, de Perú Libre (PL, de izquierda, el partido del presidente Pedro Castillo), quien de ese modo se convirtió en el alcalde electo gracias al uso de la moneda. Tanto él como su rival, Lelis Dávalos, del Movimiento Regional Agua, habían aceptado que la definición se haga con tan particular técnica.


Con una moneda al aire se definió la Alcaldía de Corculla, en Perú, donde dos candidatos habían empatado.

No es la primera vez que en Perú se utiliza este recurso para definir unos comicios En octubre de 2018 la alcaldía de Tibillo, en el departamento Ica, en el sudoeste del país, también se resolvió por la vía del cara o ceca después de que dos candidatos empataran el primer lugar en las elecciones. Y en 2014 ocurrió lo mismo con la Alcaldía de Pillpinto, una población de 1.350 habitantes en los Andes de Perú.


Pero no sólo en Perú se definieron elecciones con el uso de monedas. En 2013, en el municipio de San Luis, en el departamento de Comayagua de Honduras, ese mano a mano entre dos candidatos que había obtenido 1.599 votos cada uno, también se definió con un cara o ceca (escudo en realidad). Esa Alcaldía se la disputaban quien buscaba su reelección en el cargo, Iván Zelaya, y su opositor, el liberal Leny Flores. Los contendientes aceptaron semejante definición después de tres intentos fallidos en las urnas donde se repitieron los empates. Al final, la moneda benefició a Flores.


Sin embargo es importante decir que semejante situación no sólo se da en países de América Latina. Hay potencias del Primer Mundo en las que también han tenido que recurrir a una moneda para definir quien se queda con el poder. Por ejemplo, en España. En 2011 ocurrió algo insólito. Tres alcaldías que habían quedado empatadas en votos debieron definirse arrojando una moneda al aire. Ocurrió en Lújar (Granada), Os Blanco (Ourense) y Navaridas (Álava). En los tres casos resultaron favorecidos los candidatos del Partido Popular (PP): Mariano González (en Lújar), Juan Manuel Andrade (en Os Blanco) y Miguel Ángel Fernández (en Navaridas).


En Estados Unidos también ha ocurrido. Por ejemplo, en 2016 cuando en las internas demócratas se las disputaban Hillary Clinton y Bernie Sanders, en varios condados donde hubo empates se resolvió arrojando una moneda al aire, particularmente en el Estado de Iowa. El azar favoreció a una y a otro. En ese país, hay al menos 35 Estados que mantienen en sus leyes el principio según el que, en caso de empate, las cosas se deciden en "juego por sorteo". Puede ser arrojando una moneda al aire o incluso sacando la carta más alta de un maso.



En Argentina, varias elecciones se definieron usando bolillero ante el empate en las urnas.



Y en la Argentina no faltaron ejemplos de cómo el azar terminó definiendo un empate en la voluntad popular. Para citar sólo algunos casos: uno de los hechos más llamativos fue lo ocurrido en 2011 en la provincia de Santa Fe: Ese año cinco distritos tuvieron empate en la categoría a jefe comunal, y sólo en uno de ellos -Las Avispas- la situación se despejó cuando se hizo el escrutinio definitivo. En las otro cuatro se debió apelar al bolillero. Todo bajo supervisión de las autoridades del Tribunal Electoral y la Secretaria Electoral provincial. Y los resultados fueron:


- En Santa Clara de Buena Vista, en el departamento Las Colonias, Alberto Mana (del Frente Progresista) le arrebató el cargo a quien lo detentaba desde hacía 18 años e iba por una nueva reelección, Juan Manuel Caudana, del Frente Santa Fe para Todos. En los comicios habían empatado con 897 votos cada uno.


- En Melincué, departamento General López, ocurrió algo similar. El bolillero quiso que el candidato del Frente Santa Fe para Todos, Gabriel Rébora, le quitara su lugar a quien lo mantenía desde hacía 8 años y quería retenerlo por otro período más; Oscar Pernigotti de la Junta Vecinal Popular. En la contienda electoral habían empatado con 445 votos cada uno.


- En Esteban Rams, departamento 9 de Julio, habían votado 169 electores, pero uno lo hizo en blanco. Por lo que los dos postulantes a jefes comunales, la candidata del Frente Santa Fe para Todos, Juana Molina, y el entonces presidente del distrito Pedro Aguirre, del Frente Progresista consiguieron 84 votos cada uno. Como en los casos anteriores, el azar favoreció a la "oposición" y Molina se quedó con el cargo.


- En Campo Garay, un pequeño distrito del departamento 9 de Julio, fue el único en el que el sorteo favoreció al oficialismo. Allí, de 31 votos, los dos candidatos en carrera obtuvieron 14 cada uno; por un lado Enzo Cordani, del Frente Santa Fe para Todos, y por el otro, Malvina Poy del Frente Progresista. El azar benefició a esta última, que de esa manera se garantizó continuar con su mandato familiar ya que su padre, el caudillo local Héctor Rubén Poy, había estado 27 años en el cargo.


No fueron las únicas ni las últimas veces en que en la provincia de Santa Fe se debieron definir elecciones con la utilización de la bolillero. En 2017, en San Bernardo (Departamento San Justo) 98 electores tenían frente a sí la posibilidad de optar por quién los iba a representar como presidente comunal. El resultado fue 47 a 47 con 1 voto en blanco. Los dos candidatos, Elio Luis Grosso (Frente Progresista Cívico y Social) y Hernán Mario Yob (Frente Justicialista), fueron a un sorteo y el primero fue el que ganó el cargo.


En 2015, también en Santa Fe, el kirchnerista Ramón Ledesma desplazó de la Intendencia de Tartagal (departamento de Vera) a la socialista Noemí Cuellar en un sorteo con el bolillero, luego de haber empatado con 660 votos cada uno.


Pero no sólo en territorio santafesino se dieron estas particulares y azarosas formas de resolver las contiendas electorales que quedaron en paridad. En 2021, en la ciudad de Embarcación (Salta) se definió un escaño de concejal entre dos candidatos ante el empate que se dio en las urnas. La Junta Electoral utilizó un bolillero y el beneficiado fue Roque Soria, del Partido del Trabajo y de la Equidad.


Algo similar ocurrió en la localidad de El Chalten, provincia de Santa Cruz, en 2015. Allí Valeria Martínez, de Encuentro Vecinal, y Romina Benard Bacci, representante de Unión para Vivir Mejor, debieron ir a un sorteo con bolillero para definir quién de las dos aspirantes se quedaba con el quinto escaño del Concejo Deliberante. Salió la bolilla número 1 y la favorecida por la suerte fue Martínez.


Estos son sólo algunos ejemplos de cómo el azar puede definir los destinos de un lugar. E imponerse a la voluntad popular. Parecen métodos anacrónicos pero que aún se mantienen en las democracias modernas. Las mismas que permiten que su futuro se termine determinando con una moneda en el aire. Cara o Ceca.


Cuando en las urnas hay empate, se puede recurrir a un sorteo para definir al ganador.

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