Las últimas estadísticas muestran que la UE perdió más de medio millón de habitantes en dos años. Más allá de los efectos de la Pandemia, cada vez se posterga tener hijos y se priorizan los animales. La tasa de natalidad cae y la de envejecimiento se dispara, pero se endurecen con los inmigrantes. Francisco retó a una mujer que le pidió bendecir a un perro. Sus motivos.
Por Gabriel Michi
Mientras la población del Mundo sigue en ascenso y ya superó los 8.000 millones de habitantes, en la Unión Europea, una de las regiones más ricas del planeta, esa tendencia es inversa. En los últimos dos años hay medio millón de personas menos. Así surge de las últimas estadísticas demográficas publicadas por Eurostat en la que se compara lo ocurrido entre 2020 y 2022. Si bien en ese período hay que tomar en cuenta el efecto devastador de la Pandemia de COVID 19 (hasta ese momento había una curva de crecimiento positiva), la decisión de las personas de tener menos hijos y el consabido envejecimiento poblacional, sumado a las restricciones que se le imponen en varias naciones a los inmigrantes que intentan llegar a esos territorios, colaboran en que esa población disminuya. Y, en paralelo, muchas personas deciden no tener hijos y "reemplazarlos" por mascotas, un fenómeno que hasta preocupa al mismísimo Papa Francisco.
Siete países de la UE tuvieron un saldo negativo en su demografía. Los más afectados fueron Italia, Polonia, Grecia y Croacia. La población de la Unión Europea el 1 de enero de 2022 era de 446,7 millones de habitantes, lo que representó un ligero descenso respecto al mismo día de 2021. Aunque la población global creció un 4% respecto a 2001, la población descendió por segundo año consecutivo en este presente. En enero de 2022 había 585.000 personas menos en la UE que el primer día de 2020.
El quiebre de la tendencia de pequeñas subas en la población se quebró en enero de 2020, justamente con la letal llegada del COVID 19, en particular en países con un alto porcentaje de personas adultas mayores, como Italia, en una UE con quinta parte de los habitantes de la con 65 años o más. Pero esa tendencia negativa se mantuvo en los meses subsiguientes. Las mejoras en la calidad de vida y los servicios sanitarios llevó a que en ese bloque regional el porcentaje de personas de 80 años o más se duplicara en 2022 respecto a 2002.
En paralelo, disminuyó la población menor de 20 años, lo que empuja la tasa de envejecimiento global y que la edad media de las personas que residen en la UE también aumente: la edad media en la Unión Europea en 2022 era de 44,4 años, lo que supone un aumento de casi seis años respecto a las cifras de hace 20 años. Italia vuelve a encabezas esa nómina ya que es la nación europea con edad mediana más alta: 48 años.
Como ocurre en otros lugares del planeta, la expectativa de vida de las mujeres es mayor que en los hombres de la UE: 5,7 años más viven ellas (82,9) que ellos (77,2). Aunque en la tasa general, la esperanza de vida se redujo en 1,2 años entre 2019 y 2021 en el bloque, pero entre 2002 y 2021 subió de 77,6 años a 80,1.
Pese a eso, el cuadro es preocupante porque la disminución de la población de la UE no era algo previsible. Aunque hace tiempo los especialistas vienen insistiendo en que la tendencia de los jóvenes a demorar cada vez más la opción de tener hijos o directamente la decisión de no tenerlos es una realidad que crece, los números se han vuelto realmente alarmantes para algunas naciones. Por ejemplo España, que lidera la caída en la tasa de natalidad: en 2022 nacieron apenas unos 330.000 bebés (con una población similar, Argentina cada año nacen alrededor de 500.000), un 15% menos que cinco años. Fue la cifra más baja desde 1941, año en el que se empezaron a hacer las mediciones y los registros. También hay bajas similares en Francia e Italia (con apenas 400.000 bebés por año) y en Alemania donde las defunciones superaron a los nacimientos.
En paralelo a esta postergación o directamente la negación a tener hijos, en Europa se viene registrando un crecimiento impactante en la tenencia de mascotas. De hecho, en el 46% de los hogares del Viejo Continente hay presencia de animales de compañía. En 2021 había en Europa más de 90 millones de hogares con mascotas, dos millones más que en el año anterior. Y eso ha empujado, por ejemplo, la industria del alimento para mascotas que sólo en 2021 creció un 3,1% con respecto al año anterior y que hoy representa una facturación de 27.700 millones de dólares. Es sabido que los perros y gatos son las mascotas más populares: en toda Europa, el 26% posee al menos un gato y el 25%, al menos un perro. Se calcula que en territorio europeo hay 113,5 millones de gatos y 92,9 millones de perros. Países como Francia, Alemania, Italia y Rusia concentran el mayor número de gatos.
El "reemplazo" de los hijos por las mascotas se está convirtiendo en un fenómeno cada vez más extendido en toda Europa. Hace tiempo que en la demografía se ese continente se viene notando cómo la edad en que las mujeres tienen a su primer bebé va siendo cada vez más avanzada: mientras que en 2013 el promedio de edad de las madres primerizas era de 28,8 años, hoy ya se ubica en los 29,7 años, con diferencias claras por países. De hecho en España se ubica en los 31,6 años y en Bulgaria en los 26,5.
En ese contexto -donde se combinan factores culturales, económicos, socilológicos y de proyectos de vida- muchas parejas jóvenes eligen no tener o tener menos hijos y optar por las mascotas que en la mayoría de los casos son consideradas un integrante más de la familia. Más allá de que eso es una buena señal frente a años de maltratos contra los animales, hay quienes son críticos de algunos aspectos de estas situaciones. Uno de ellos es el Papa Francisco. Hace poco tiempo, en una conferencia sobre la crisis demográfica en Italia, el Sumo Pontífice dedicó unas palabras a ese fenómeno y rechazó el hecho de que varios animales estuvieran "reemplazando" a los hijos.
Lo hizo frente a decena de jóvenes que lucían unas remeras con la leyenda “Podemos lograr esto”, haciendo referencia al hecho de incentivar a las personas a tener más hijos. Esa preocupación surge justamente a partir del descenso en los nacimientos en toda Europa y en este caso particular en Italia donde se rompieron los récords negativos de tasa de natalidad de forma consecutiva, trasvasando el piso de los 400.000 nacimientos anuales en 2022. Según los especialistas ésto llevara a que en algunas década incluso caiga la población de ese país que hoy tiene 60 millones de habitantes pero que en 2050 rondaría los 54 millones y en 2070 los 47 millones. Este fenómeno es tan impactante que hasta el hombre más rico del Mundo, Elon Musk, publicó un tuit en abril pasado en el que señaló que Italia está "desapareciendo".
Al referirse a esa situación, Francisco planteó: “Si nacen pocos niños, quiere decir que en esos pueblos hay poca esperanza. Y esto no solo tiene efectos a nivel económico y social, sino que socava la confianza en el futuro”. también sostuvo que las dificultades para encontrar un trabajo estable, los altos alquileres y los salarios insuficientes se convirtieron en problemas profundos para las nuevas generaciones, "quienes se encuentran perdidas y sin posibilidades de construir una familia".
Para graficar su preocupación en este tema, el Sumo Pontífice contó una anécdota en la que una mujer creyente le pidió la bendición para su “bebé”, al que traía envuelto en una manta. El Papa quedó totalmente sorprendido cuando vio que esa persona le estaba solicitando que bendijera a un niño, sino a un perro. “Perdí mi paciencia y le dije: hay demasiados niños con hambre, ¿y tú me traes a un perro?”.
En otro encuentro celebrado en enero el Papa Francisco había elogiado la paternidad y la adopción, además de lamentar que las mascotas tomen a veces el lugar de los niños: “Hoy vemos una forma de egoísmo. Vemos que algunos no quieren tener hijos. A veces tienen uno, y ya, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar”. Y siguió: “La negación de la paternidad y de la maternidad nos menoscaba, nos quita humanidad, la civilización se vuelve más vieja”.
El Sumo Pontífice alertó sobre lo que se ha denominado “invierno demográfico” y la “dramática caída de la natalidad” que se da, sobre todo, en países occidentales. Francisco sentenció: ”Tener un hijo siempre es un riesgo, ya sea natural o adoptado. Pero más arriesgado es no tenerlo. Más arriesgado es negar la paternidad, negar la maternidad, ya sea real o espiritual”.
Fue en ese plano en el que el jefe de la Iglesia Católica se refirió a la preferencia que en muchos hogares se le está otorgando a los animales de compañía y expresó su preocupación por este fenómeno en el que las mascotas “ocupan el puesto de los hijos”. Y planteó a la adopción como una de las formas "más altas de amor” . “Pido a San José que mueva las conciencias para tener hijos” que son “la plenitud de la vida de una persona”, concluyó el Papa.
La caída de la tasa de natalidad en paralelo al envejecimiento poblacional y el endurecimiento de las medidas contra los inmigrantes parecen condicionar el presente y el futuro demográfico en Europa. Y a eso se suma la elección de muchas personas en priorizar la tenencia de mascotas por sobre el deseo de tener hijos. Un fenómeno que preocupa a muchos, incluso a personalidades tan distantes como Elon Musk y el Papa Francisco. Casi nada.
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