La destrucción de la represa de Nueva Kajovka en Ucrania puede convertirse en la peor tragedia medioambiental de Europa en décadas. Miles de personas y más de 80 ciudades quedaron bajo las aguas. Zelensky y Putin se acusan mutuamente de la terrible voladura.
Por Gabriel Michi
La guerra siempre se traduce en múltiples tragedias. En un sinfín de dolores. Las imágenes de ciudades entre escombros producto de los bombardeos y combates son una postal que se repite dramáticamente. Pero a veces irrumpen otras imágenes impensadas que pintan dimensiones desconocidas y consecuencias gravísimas de un conflicto bélico. Una de ellas se vio proyectada en las últimas horas con la destrucción de la represa de Nueva Kajovka, en la región de Khersón, Ucrania. Eso provocó que el agua contenida pase de manera brutal por el hueco generado e inunde más de 80 localidades a la vera del río Dnipro. Más de 100.000 personas están afectadas de manera directa o indirecta, muchas de ellas perdiendo sus viviendas y lo cosechado durante toda su vida. El desastre medioambiental es descomunal a tal punto que muchos lo ubican como el peor en toda Europa en décadas. Y, en el medio, se desató una guerra de acusaciones cruzadas entre Ucrania y Rusia sobre quién fue el responsable de la voladura de esa represa, algo que puede disparar además el riesgo nuclear de la central de Zaporiyia, la más importante del Viejo Continente.
En las primeras horas después de la explosión, más de dos mil personas tuvieron que ser evacuadas de las inmediaciones de la represa de Nueva Kajovka. Con el pasar de las horas y a medida que el agua sin control inundaba todo río abajo, fueron miles y miles más. La destrucción del embalse de la central hidroeléctrica en la madrugada del martes, además de producir estragos entre los seres humanos está provocando una verdadera tragedia entre los animales. Al cuadro del desborde de las aguas se suman otras complicaciones como el vertido de unas ciento cincuenta toneladas de aceite de motor, lo que potencia los posibles daños ecológicos por las graves inundaciones en ambos márgenes del río Dniéper (o Dnipro) y que tiene una particularidad: el izquierdo está bajo control de Rusia mientras que el derecho, figura en poder ucraniano. La más baja es la costa que está dominada por los rusos, por lo tanto, es la más afectada. Sin embargo, las autoridades ucranianas consideran que la zona bajo su dominio sufrirá más las consecuencias ambientales y humanitarias con el paso del tiempo.
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Ambos países acusan a su contrincante de haber cometido esta atrocidad que para muchos representa un "crimen de guerra". Según el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, "las inundaciones de las regiones del sur de nuestro país continúan desde esta noche. Al menos cien mil personas vivían en estas zonas antes de la invasión rusa. Al menos decenas de miles siguen allí. 80 ciudades y pueblos están bajo el agua. La evacuación ya ha comenzado. Y estas son solo las consecuencias iniciales. Por desgracia, la tragedia es mucho más amplia". Kiev asegura que el objetivo de Moscú en volar la represa es frenar la contraofensiva ucraniana que ya está en marcha.
En cambio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia exigió a la comunidad internacional que condene estas acciones criminales que atribuye a Ucrania. Lo hizo a través de un comunicado que describía las tácticas "cada vez más inhumanas" y subrayaba que constituyen "una grave amenaza para la seguridad regional y mundial". Moscú asegura que la represa ha sido destruida con un ataque con lanzaderas de misiles múltiples Alder por parte de Ucrania.
Sendas naciones pidieron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar el tema. Su secretario general, el portugués Antonio Guterrez optó por la prudencia y no ha querido atribuir el ataque a ninguno de ellos. La explicación: "Naciones Unidas no tiene acceso a información independiente sobre las circunstancias que llevaron a la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, Pero una cosa está clara: se trata de otra consecuencia devastadora de la invasión rusa de Ucrania", señaló Guterrez
Mientras tanto el agua sigue fluyendo sin control e inundando todo. A tal punto que la empresa contratada por el Gobierno ucraniano que administra la represa anunció que, por lo menos, pasarán unos cuatro días antes de que deje de descargar descomunales cantidades de agua.
Si bien el calculo es que este desastre afectará las viviendas de 100.000 personas que vivían en la zona antes del inicio de la guerra (el 24 de febrero de 2022), se cree que ahora unas 16.000 personas se encuentran en la zona afectada en el lado ucraniano del río y unas 22.000 del sector bajo dominio ruso. El nivel del agua cerca de la localidad ucraniana de Nova Kajovka, ocupada hace más de 15 meses por Rusia y en cuya represa se produjo la voladura, asciende ya a más de 10 metros
En medio de las acusaciones cruzadas aún se desconoce con qué elemento se produjo la voladura. Rusia asegura que la voladura se llevó a cabo por un ataque con lanzaderas de misiles múltiples Alder ucranianas. Según Kiev, se debe a una explosión provocada desde dentro de la central hidroeléctrica.
El temor crece también por lo que puede pasar con la central nuclear de Zaporiyia, la más importante de Europa, que utiliza el agua de este cauce para tareas de enfriamiento de su material. Según el organismo de control nuclear de la ONU, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), que conduce el argentino Rafael Grossi, la destrucción de la represa, que da servicio a los habitantes de la península de Crimea (anexionada por Moscú en 2014), no supone una amenaza inmediata para esta planta que hoy está controlada por Rusia y que tiene a sus seis reactores están paralizados desde el inicio de las hostilidades en la zona. Sin embargo, el operador nuclear estatal de Ucrania, Energoatom, afirmó en un comunicado de Telegram que la voladura de la represa “podría tener consecuencias negativas para la central nuclear de Zaporiyia", pero lo relativizó diciendo que la situación era “controlable”.
En función del impacto de la rotura de la central hidroeléctrica, es posible que se pueda considerar la voladura como un "crimen de guerra", tal como lo establece por la Convención de Ginebra. Los "Protocolos Adicionales" incorporados en 1977 a los Convenios de Ginebra (1949) advierten de que "lanzar un ataque contra obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas a sabiendas de que dicho ataque causará una pérdida excesiva de vidas, lesiones a civiles o daños a bienes de carácter civil" supone una violación grave del Derecho Internacional.
En el medio de este tira y afloje hay miles de personas que perdieron todo. En otro capítulo dramático de una contienda sin final. Una contienda donde el dolor se expresa en múltiples expresiones. Como la barbarie y la locura asesina. Y que ahora deja a ciudadanos inocentes sumergidos en una nueva tragedia. E inundados por la guerra.
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