Detuvieron a Francesco Spagnesi, un sacerdote de 40 años, por traficar GBL, la "droga de la violación" desde Holanda, además de organizar fiestas sexuales multitudinarias con dinero de las limosnas de los fieles y de no haber avisado que era portador de VIH y contagiar a otros.
Por Gabriel Michi
Los ribetes del caso parecen extraídos de una ficción. Una ficción muy fantasiosa. Sólo que en este caso la propia realidad superó a la ficción. Con creces. Y con tanto para contar que hasta vuelven inverosímil una historia que efectivamente ocurrió. En Italia detuvieron al sacerdote Francesco Spagnesi, de 40 años, por una serie de delitos que recorren gran parte del Código Penal. El prelado, que desde hace más de una década estaba al frente de la iglesia Anunciación de la Castellina, en el barrio de Prato, en la región italiana de Toscana, está arrestado en su domicilio acusado de narcotráfico por haber importado una sustancia, GBL, conocida como la "droga de la violaciones" -usada por abusadores para adormecer a sus víctimas- junto a su pareja Alessio Regina, también de 40 años. Según la Fiscalía, Spagnesi habría utilizado canales clandestinos de Internet para importar miles de dosis de GBL Ese narcótico provenía de Holanda. La sospecha por tráfico e importación internacional de drogas es la más grave que pesa sobre el sacerdote. Pero no es la única.
De hecho, Spagnesi también está acusado de haberse quedado y malversado el dinero de las limosnas que los fieles entregaban como parte de su compromiso de fe. Entre los casos se mencionan los 200.000 euros que dejó como ofrenda una feligresa que falleció hace dos años y que -junto con otro dinero- el sacerdote habría utilizado para la organización de multitudinarias fiestas sexuales donde participaron más de 200 personas. Es más, entre las sospechas se denuncia que en dos meses el cura retiró de la cuenta de la Curia 40.000 euros e hizo pagos con la tarjeta de crédito por valor de 75.000 euros.
Frente al faltante, el obispo de Prato, Giovanni Nerbini, le bloqueó su firma en la cuenta bancaria de la parroquia, adonde se destinaban las colectas y donativos de los fieles. Pero Spagnesi, envuelto en un espiral vicioso, no pudo con sus urgencias y salió a pedir dinero en forma directa a los parroquianos que se sorprendieron por la situación pero confiaron en él porque "Don Francesco" era muy querido por ellos.
A esa grave situación judicial se sumó en las últimas horas la acusación de la Fiscalía de Prato por haber causado "lesiones muy graves", al no haber avisado a algunos de los concurrentes de las fiestas sexuales de que él y su pareja son portadores del virus del SIDA. Aparentemente dos personas se habrían contagiado de VIH en esas orgías. Si bien el cura sostuvo que él uso protección en esos encuentros sexuales, algunos de los 15 testigos citados por la Justicia lo desmienten.
En esas reuniones no faltaba el sexo y las drogas. Ni tampoco el intercambio azaroso de parejas. Y era común que circulasen las dosis de GBL -que Spagnesi importaba de Holanda-, como también cocaína y el alcohol. Según la Policía esas fiestas se celebraban con mucha frecuencia. "Cada siete o diez días", señalaron los investigadores. Y eran organizadas por el sacerdote y su pareja tras buscar "candidatos" en páginas gays que utilizan personas de alto poder adquisitivo. De hecho, entre los que participaron había banqueros, empresarios y médicos-
Sorpresa e indignación
Los fieles que concurrían a la parroquia de Spagnesi enfrentan una mezcla de sorpresa e indignación. "Nos pedía cada vez más sumas de dinero para ayudar a familias en dificultades. Nos duele saber que ha abusado de nuestra confianza y ha utilizado el dinero para acciones delictivas", señalaron algunos de ellos a medios italianos.
Por su parte, Giovanni Nerbini, el superior del sacerdote encarcelado, sostuvo que durante 12 años Spagnesi fue un párroco estimado por su comunidad: "Les pido perdón –dijo el obispo– porque no fueron suficientemente protegidos. Soy consciente de que vuestro sufrimiento es muy grande y el daño moral que sufrieron es incluso superior al daño material, es inconmensurable".
Hoy el narco-cura está detenido. Atravesando su propio infierno. Perdió toda la fe que por años depositaron sobre él. Y sin saber si algún día va a recibir el perdón. De la gente y de su Dios.
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