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Kamala Harris dio vuelta la tendencia y jaquea a Trump

La candidata demócrata sobrepasó al republicano en el promedio de las encuestas y hoy encabeza la intención de voto. Rescató a su partido de una derrota segura si seguía Biden.


Por Gabriel Michi




Parecía una batalla perdida. Irremontable. Pero las cosas cambiaron. O, al menos, eso parece. Desde que el actual presidente de los EE.UU., Joe Biden (81), aceptó ceder a la presión de sus correligionarios y dar un paso al costado en su candidatura, dejando el camino libre para que su vice, Kamala Harris (59), sea la postulante para ocupar la Casa Blanca en las elecciones de noviembre, el Partido Demócrata respiró aliviado y vio como el clima político cambiaba. La derrota que parecía inexorable dejó de serlo. Y hoy Harris logró superar en intención de votos a su rival Donald Trump (78) en el promedio de las encuestas y ya le sacó una diferencia de 0,7%. Parece poco pero es un montón si se tiene en cuenta que el republicano no sólo venía liderando los sondeos desde hacía meses sino que en los últimos tiempos se había despegado aún más por la imagen decadente de la salud de Biden y también por el efecto del atentado que el magnate sufrió en un acto en Pensilvania que casi le costó la vida. Cuando el actual mandatario dio un paso al costado la diferencia a favor de Trump ya era de más de cinco puntos y la tendencia se potenciaba día a día en cada presentación errática de Biden.


Hoy todo eso parece haber cambiado y la fórmula demócrata aparece como favorita en el promedio de las encuestas: 48% a 47,1%, según Real Clear Politics. Es más, las apuestas acerca de quién se cree que va a ganar se dieron vuelta de manera contundente: antes de que Biden se bajara, el 75% de las personas creía que Trump ganaría la elección contra el 25% que señalaba que triunfaría el demócrata; hoy el 55% está convencido de que Harris se alzará con la victoria, contra el 45% que sostiene que lo hará el republicano. Un cambio de humor y de tendencia que obliga a la campaña opositora a recalcular su estrategia que se había basado en atacar a Biden por su edad y su errática actuación y ahora -sin el presidente en el escenario- hasta el tema de la vejez se le vuelve en contra y es capitalizado por sus enemigos.


¿Cómo hizo Kamala Harris para lograr mudar el humor de los votantes y arrebatarle la punta a Trump? En esta nueva realidad se combinan varios factores. Uno de ellos puede ser el denominado "efecto espuma", que tiene que ver con el entusiasmo que se produce ante una novedad en algo que venía circulando hacia un destino casi seguro y sin sorpresas. Eso, es cierto, suele durar muy poco. Pero aún se mantiene. Esa bocanada de "aire fresco", en este caso, también se vio potenciada porque la propia Harris impuso -junto a su compañero de fórmula, el progresista Tim Walz- una campaña bastante festiva, con eje en la esperanza, contra la negativa encarada por Trump -y su candidato a vice, JD Vance (39)- donde se apunta a un EE.UU. en decadencia producto de la gestión demócrata. El apoyo obtenido en los últimos tiempos por esta ex fiscal y ex senadora por California se demuestra también en la recaudación de fondos: Harris pudo recolectar US$310 millones para su campaña sólo en dos semanas, el doble de lo donado a Trump en ese período.


Así como Real Clear Politics le asigna una diferencia de 0,7% a favor de Harris en el promedio de las encuestas, FiveThirtyEight, otro de los principales sitios de análisis de sondeos, agranda esa brecha hasta 2,7 puntos: 46,1% de la demócrata contra un 43,4% de Trump. Según Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, "el despliegue de la campaña demócrata ha atraído una atención continua, una cobertura positiva en los medios y, hasta ahora, ha superado momentos potencialmente divisivos con gran efecto".


Pero más allá de los números generales a nivel nacional, lo que más entusiasma a los demócratas es que los sondeos empiezan a favorecer a Harris en los "Estados Péndulos", o sea, aquellos que pueden cambiar sus preferencias de una elección a otra. En tres de ellos -considerados determinantes -Wisconsin, Pensilvania y Michigan- la actual Vicepresidenta encabeza la intención de votos con vista a los comicios del 5 de noviembre. Los también denominados "battleground states" -o "Estados disputados"- serán una pieza clave en la definición.





Pese a este renovado entusiasmo demócrata desde las campañas prefieren ser cautelosos porque el final aún está abierto y porque son conscientes que enfrente tienen a un rival capaz de cualquier cosa para quedarse con el triunfo o, incluso, hasta rechazar -como ya lo hizo en 2020- una derrota. Pero además saben que por ahora la diferencia a favor de Harris sigue siendo muy estrecha -tan exigua que entra dentro del margen de error- y recuerdan que hay un voto escondido a favor de Trump que muchas veces no es detectado por las encuestas, tal como quedó demostrado en las elecciones de 2016 donde el magnate se quedó con la Presidencia derrotando a Hillary Clinton, quien figuraba como favorita en casi todos los sondeos. Vale aclarar que el republicano obtuvo menos votos pero la composición del Colegio Electoral le sirvió para consagrarse Presidente. En ese sentido, los expertos del partido oficialista conocen la realidad de que las elecciones se definen por un pequeño número de votos en unos pocos Estados, tal como quedó demostrado en el antecedente de 2016.


Por otro lado, también quienes llevan adelante la campaña de Harris saben que, al ser parte del Gobierno, su candidatura puede recibir las esquirlas de las bombas que pueden estallar en la Casa Blanca. Y que el tema inflación, los problemas migratorios o el apoyo multimillonario a Ucrania en su guerra contra Rusia, pueden afectar a la postulación demócrata.





Kamala Harris nació en Oakland, California. Es hija de madre india y padre jamaicano, y en su vida se involucró en la cultura negra de la mano de su madre. Desde chica se vinculó con la diversidad de sus raíces, el rol de las mujeres, el hecho de no haber sido madre biológica y su recorrido académico, trazando un perfil de una política distinta. Esa multiplicidad de facetas le imprimieron un valor agregado a su figura y su propia personalidad también la acercó a públicos a los que el propio Biden le costaba llegar. Sin embargo, Trump pretendió atacarla preguntándose en público: "¿Es india o es negra? Respeto ambas opciones, pero ella obviamente no, porque fue india de principio a fin, hasta que dio un giro y se volvió negra", dijo el candidato republicano.


Otro punto que favorece su performance en el actual contexto es que Harris, a poco de cumplir 60 años, es dos décadas menor que Biden y 18 años más joven que Trump, algo que revirtió uno de los ejes de la campaña republicana y que ahora se ha vuelto contra ellos. Zelizer lo describe así: "Harris neutralizó el mayor problema en contra de la candidatura demócrata y volvió la cuestión de la edad en contra de Trump",


Además a favor de Harris juega su personalidad y su manera de mostrarse cercana a los votantes. Sus defensores hablan de su frescura, su empatía con la gente y su carácter espontáneo, algo que se vio reflejado en estos tramos de la campaña donde ella quedó en el centro de la escena. Eso incluso la diferencia de Biden a quien le cuestionaron por sus discursos guionados y poco enérgicos, sumados -obviamente- a los permanentes yerros y desvaríos en público. Esa imagen más alegre de Kamala también se reflejó en un cambio en la estrategia ya que -por ahora- sus apariciones dejaron atrás el concepto de la "amenaza a la democracia que representa Trump", tan repetido por Biden, y ha virado hacia valores más positivos como la "libertad", todo eso condimentado con mucho humor.




Otro tema que parece haberle dado un impulso especial a la candidatura de Harris fue la elección del vice: el actual gobernador de Minnesota, Tim Walz, es un hombre con un claro perfil progresista, defensor de la inclusión social y de las garantías de los derechos civiles y sociales, con una fuerte presencia del Estado que, sin embargo, con su lenguaje llano y campechano, logra llegar también al típico votante blanco rural del Medio Oeste de EE.UU., hasta ahora fiel a Trump. De hecho tiene una amplia aceptación entre la clase trabajadora rural en esas zonas, además de lograr reconocimiento por su rol en el pasado como legislador de la Cámara de Representantes.


Ese perfil, sumado a su currículum como profesor de secundaria, entrenador de fútbol americano y veterano de la Guardia Nacional, construyen alrededor de Walz una imagen que ayudó a que la fórmula del Partido Demócrata ascienda en los sondeos. Como valor agregado, el gobernador es un gran comunicador que con mucho humor bautizó a sus competidores republicanos como "tipos raros", frase que se viralizó en la campaña y se convirtió en un meme contra Trump y Vance. Todos esos atributos y su localización de influencia territorial le sirvieron a Harris para balancear la fórmula en materia de raza y de geografía. Así se configuró una dupla más corrida a la centroizquierda liberal que polariza con la ultraconservadora republicana.

Por otro lado, Walz logra aventajar al vice oponente porque hoy el senador por Ohio JD Vance tiene más imagen negativa que positiva potenciada por una serie de polémicas que el político y escritor, autor del bestseller "Hillbilly Elegy", generó por sus declaraciones sobre las mujeres que no tienen hijos y sus cambios de opinión sobre Trump, a quien en el pasado llegó a comparar con Hitler.


En lo que coinciden los analistas es que esta "luna de miel" que atraviesa la flamante candidata oficialista puede durar un tiempo más, pero que luego se pondrá a prueba cuando se den los debates televisivos con su adversario. Más sabiendo que enfrente tendrá a un Donald Trump que sabe manejar la escena mediática como pocos. Aún así, hoy los demócratas se ilusionan, después de estar de brazos caídos por lo que veían como una derrota segura si Biden seguía siendo su postulante. Hoy Kamala Harris les devolvió la esperanza y logró dar vuelta la tendencia, poniendo en jaque al mismísimo Donald Trump. Nada más y nada menos.




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