Comienza en Glasgow, Escocia, la cumbre global del contra el cambio climático. En la COP26 participan casi 200 países y 100 jefes de Estado, además de 25.000 asistentes. Es quizás la chance definitiva para que todos los Estados, principalmente las grandes potencias, se comprometan en serio con desacelerar el calentamiento de la Tierra y frenar la escalada de catástrofes ambientales y contaminación que hipotecan el futuro. La opinión de especialistas.
Por Gabriel Michi
La fría, grisácea, lluviosa e independentista ciudad de Glasgow, Escocia, es el escenario elegido para una difícil misión: generar los compromisos de todas las naciones del Mundo para, ni más ni menos, salvar al Planeta. Así como se lee. Es quizás la última oportunidad para que la Tierra no se convierta en un escenario invivible para la Humanidad. Una Humanidad que viene haciendo estragos desde hace siglos y que ha hipotecado su futuro con una contaminación suicida y la violenta emisión de gases de efecto invernadero que provocaron un calentamiento global sin precedentes. Y que viene mostrando sus consecuencias con las cada vez más frecuentes y extremas catástrofes naturales que se vienen sucediendo a lo largo y ancho del Planeta. Inundaciones, sequías, incendios forestales, son sólo algunos de los ejemplos que ponen al desnudo que el Hombre está destruyendo su propio hábitat y que están dejando sin futuro a las próximas generaciones. Dos datos: Un tercio de las muertes atribuibles al aumento de la temperatura están provocadas por la mano del Hombre. según una investigación dirigida conjuntamente por la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y la Universidad de Berna. Por otro lado, según una proyección del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, de aquí al 2100 en el Mundo morirán 83 millones de personas producto de los efectos del cambio climático.
Por eso y muchas razones más la "Conferencia de las Partes" o COP26 que se celebra en Glasgow es tan trascendental. Porque allí las personas con mayor responsabilidad política en la conducción de los casi 200 país que conforman el mapa planetario deben comprometerse de manera definitiva a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Y así lograr el objetivo de máxima de que la temperatura de la Tierra no se caliente más de 1,5 grados (tomando como punto de partida la era preindustrial) o aunque sea los 2 grados. Hasta hpu, desde la Revolución Industrial, el aumento ya llegó a 1,2 grados en estos dos siglos. Y se fue acelerando de manera contundente en los últimos años.
Esta cumbre organizada por la agencia de la ONU para el Medio Ambiente y que debió suspenderse el año pasado por la Pandemia de COVID 19, llega en un momento donde las tragedias naturales generadas por el cambio climático se reproducen en todo el Mundo. Se va a desarrollar entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, En la primera semana se harán los encuentros entre los primeros mandatarios del Mundo (habrá unos 100 presentes) y la segunda semana será el turno de las reuniones entre países (donde participan más de 25.000 asistentes) en los que se apuntarán los compromisos que cada Estado asumirá en forma individual y los globales para alcanzar los objetivos planteados.
La emergencia climática no puede esperar. El presente y el futuro depende de que esos compromisos se cumplan. Y que no ocurra lo que ya pasó con Río '92 (Brasil), Kyoto '98 (Japón) y París 2016 (Francia) que todo termino siendo una expresión de deseo. Ahora se busca que todos los países (incluida China, el país que más gases de efecto invernadero produce) asuman estas promesas de manera contundente. Además del gigante asiático las miradas también están depositadas en qué hará Estados Unidos. No sólo porque es el segundo país en la lista de más contaminantes sino también porque la decisión del gobierno de Joe Biden de volver al "Acuerdo de París" (al que había adherido en la Presidencia de Barack Obama y del que había se había retirado estrepitosamente durante la Administración de Donald Trump) en fundamental para que los objetivos globales se consigan.
El compromiso de los países más desarrollados es clave para que lo que se resuelva en Glasgow se convierta en una realidad tangible. ¿Por qué? Porque son básicamente los que más contaminan. Y los que, a su vez, son los que tienen más espalda desde lo económico para afrontar los cambios que se necesitan. Hace tiempo que los países que integran el G7 vienen (que representan la mitad de la economía mundial) vienen acordando reducir las emisiones a cero para el 2050. Según el presidente de la COP26, Alok Sharmna, "en torno a un 70% de la economía mundial está alineada con los objetivos de crecimiento a cero",
¿Qué se busca en términos prácticos? Que se reduzcan los gases de efecto invernadero de aquí a 2030 y que se llegue en 2050 a lo que se ha dado en llamar "Net Zero" que no es otra cosa que llevar a cero las emisiones de carbono. Para llegar a eso es necesario eliminar la utilización de carbón como principal fuente de energía, empujar cada vez más que se utilicen automóviles eléctricos y que los Estados garanticen fondos especiales destinados a la protección y cuidado de la biodiversidad y los ecosistemas.
La expectativa está depositada en que la "Declaración de Glasgow", al finalizar el histórico encuentro, haya una ruta de acciones seria para alcanzar los objetivos contra el calentamiento global que se planteen. Pero fundamentalmente que eso no termine siendo "papel pintado" y que los Estados realmente cumplan con lo comprometido. Lo que se decida en la fría ciudad escocesa será una hoja de ruta, que debe ser cumplida por todos. Pero especialmente por las grandes potencias. De eso depende, nada más y nada menos, el futuro del Mundo. Es la última oportunidad para salvar el Planeta.
La opinión de Greenpeace
En la cumbre contra el cambio climático de Glasgow va a ver presencia de muchas organizaciones ecologistas que hace años luchan para generar conciencia en defensa del medioambiente. MundoNews le consultó a Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina, sobre las expectativa que tienen frente a este encuentro histórico. “La COP26 es el momento político más importante de la crisis climática desde que los gobiernos se reunieron en París hace seis años. Si bien el 'Acuerdo de París' estableció el objetivo de limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C, Glasgow es donde el Mundo debe ponerse de acuerdo sobre cómo llegar allí, definiendo cuáles serán los compromisos y las medidas concretas, y cómo se financiará a los países más pobres para avanzar en una transición rápida y justa. En ese sentido, detener la deforestación y abandonar la quema de combustibles fósiles son las medidas claves y urgentes”, señaló el especialista a MundoNews.
Y continuó: “Argentina está entre los 30 países que más emisiones de gases de efecto invernadero generan. Por ejemplo, la combinación de deforestación, más ganadería y agricultura son responsables de casi el 40% por ciento de emisiones del país. La grave crisis climática en la que nos encontramos nos obliga a actuar en consecuencia. Los compromisos de Argentina deben ser más ambiciosos y concretos. No alcanza con ir a la cumbre climática a prometer que se va a cumplir la Ley de Bosques. Actualmente la mitad de la deforestación es ilegal, por lo que resulta fundamental que se penalicen los desmontes y los incendios forestales; y que Argentina establezca una meta de Deforestación Cero para el corto plazo”.
Según Giardini, "Argentina se encuentra en emergencia forestal. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a Argentina entre los diez países que más desmontaron entre 1990 y 2015: se perdieron 7,6 millones de hectáreas, a razón de 300.000 hectáreas al año. Ya en 2014 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) destacó que en Argentina ocurre el 4,3% de la deforestación global y que en la década anterior a dicho reporte fue “la principal fuente de emisiones de carbono del norte argentino”.
Y concluye: "Los últimos informes del IPPC advierten que 'la temperatura de la superficie global ha aumentado más rápidamente desde 1970 que en cualquier otro período de 50 años durante al menos los últimos 2000 años'. Y afirman que la 'reducción de la deforestación y la degradación forestal reduce las emisiones de GEI (...). Al proporcionar medios de vida a largo plazo para las comunidades, la ordenación forestal sostenible puede reducir la extensión de la conversión forestal a usos no forestales (por ejemplo, tierras de cultivo o asentamientos)”.
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