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La caótica balcanización del Parlamento de Serbia

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    MundoNews
  • 4 mar
  • 4 Min. de lectura

En un hecho sin precedentes, diputados de la oposición lanzaron bombas de humo y bengalas en el interior del recinto e hirieron a tres legisladores. Exigen que la Asamblea acepte la renuncia del primer ministro presentada hace un mes. El país es un caos total.


Por Gabriel Michi

Las bombas de humo y las bengalas lanzadas por la oposición convirtieron en un caos al Parlamento serbio.
Las bombas de humo y las bengalas lanzadas por la oposición convirtieron en un caos al Parlamento serbio.

Jamás se vieron semejantes imágenes. Un Parlamento, donde se supone que los representantes del pueblo deben dar el ejemplo, se convirtió en un verdadero campo de batalla. Ocurrió en Serbia, país que ha vivido diversos enfrentamientos internos y externos, algunos de ellos que terminaron con miles de muertos, cuando se "balcanizó" (término acuñado por la "Guerra de los Balcanes" en los años '90) la ex Yugoslavia. En el Congreso serbio estallaron bombas de humo, se dispararon bengalas y se arrojaron todo tipo de objetos contundentes, generando al menos heridas en tres diputados, incluyendo a una legisladora que debió ser internada con un derrame cerebral porque uno de esos artefactos le explotó al lado de su cabeza. Los autores de esa hecatombe fueron los legisladores de la oposición que se oponían a que esa sesión se lleve adelante porque antes pretendían que el Parlamento apruebe la renuncia del primer ministro Milos Vucevic, quien ya la presentó hace poco más de un mes, en medio de las enormes protestas que estallaron, en particular de los estudiantes universitarios quienes vienen reclamando en las puertas de las casas de altos estudios desde hace cuatro meses. El gobierno del presidente Aleksandar Vucic no deja de estar en el foco de la tormenta.


Aleksandar Vucic, presidente de Serbia.
Aleksandar Vucic, presidente de Serbia.

La violenta manifestación en el interior del recinto legislativo encierra una crisis política que se agravó a partir del 1 de noviembre de 2024 cuando se cayó un techo en la estación de trenes Novi Sad y murieron 15 personas, incluidos dos niños. La oposición intentó ejemplificar en ese hecho la presunta corrupción que salpica al Gobierno y su manejo de las instituciones públicas. Las protestas fueron creciendo día a día y se profundizaron con el reclamo de los estudiantes. Desde ese momento el futuro del primer ministro Milos Vucevic pende de un hilo y, de hecho, el 28 de enero presentó su renuncia que debe ser convalidada por el Congreso.


Ahora, este caótico escenario en el Parlamento estalló en plena sesión y después de que la coalición gobernante, encabezada por el Partido Progresista Serbio (SNS) -populista de derecha-, aprobara el orden del día para tratar un aumento del presupuesto universitario. Diputados opositores saltaron de sus escaños para increpar al portavoz del Parlamento, y se tomaron a las trompadas y empujones con el personal de seguridad. Fue allí, en medio de semejante caos, que se desató un torbellino inaudito cuando un grupo de legisladores lanzaron granadas de humo y gases lacrimógenos, contaminando el aire con un humo negro y rojo el interior de la Cámara.


Los legisladores de la oposición portaban carteles que exigía, entre otras cosas. el fin del Gobierno.
Los legisladores de la oposición portaban carteles que exigía, entre otras cosas. el fin del Gobierno.

Luego de semejante batahola, la presidenta del Parlamento, la ex primera ministra Ana Brnabic, contó que una de las diputadas heridas, Jasmina Obradovic, del partido SNS, sufrió un derrame cerebral y se encuentra en estado crítico. “El Parlamento seguirá trabajando y defendiendo a Serbia, declaró Brnabic, antes de acusar a la oposición de ser una "banda terrorista". Pese al caos generalizado, una vez que se disipó el humo, los políticos de la coalición gobernante siguieron con el debate, mientras los legisladores de la oposición silbaban y hacían sonar bocinas. Por eso, volvieron a estallar más granadas y la sala se llenó otra vez de humo. El diputado del ZLF Radomir Lazović activó el matafuegos y esparció el polvo blanco sobre los miembros del oficialismo.


Ya desde antes de que comience la sesión de la polémica, la oposición portaba pancartas en las que se leía “huelga general” y “justicia para los muertos”. en referencia al accidente en la estación de trenes. Mientras tanto, en el exterior del Palacio parlamentario, cientos de manifestantes guardaban silencio en homenaje a las 15 personas fallecidas en noviembre por el derrumbe del tejado de una estación de ferrocarril en Novi Sad, hecho tomado como el detonante de las protesta con movilizaciones masivas contra la presunta corrupción de las instituciones gubernamentales. Esa estructura que se derrumbó y mató había sido renovada dos veces en los últimos años como parte de un acuerdo de infraestructura con empresas estatales chinas. Y las sospechas sobre esa operatoria y las obras se dispararon tras esa tragedia donde incluso fallecieron dos niños.


Para el próximo 15 de marzo está convocada un gran manifestación en la capital, Belgrado, donde se espera que sean miles los ciudadanos que vayan a participar. Frente a todo eso, la coalición gobernante afirma que las agencias de inteligencia occidentales intentan desestabilizar Serbia y derrocar al Gobierno apoyando las protestas.


El Congreso serbio ya fue testigo de reyertas y lanzamientos de agua en otras ocasiones en las tres décadas transcurridas desde la instauración de la democracia multipartidista en 1990 pero que nunca llegó al lanzamiento de bombas de humo y bengalas, como se vio ahora. En un escenario impensado. Inimaginable. Un Parlamento sumergido en una balcanización sin precedentes.




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