Por la irrupción de la Cepa Delta las autoridades locales decidieron testear a toda la población en la ciudad donde había comenzado la Pandemia a fines de 2019. En toda China el avance de la variante más peligrosa del COVID 19 lleva a aislar a millones de personas.
Por Gabriel Michi
Parece una película de nunca acabar. Una película de terror, claro. De esas que cuando parece comenzar a resolverse aparecen nuevos aspectos que complican todo. La historia sin fin de la Pandemia del COVID 19. En la ciudad China de Wuhan, donde se registraron los primeros casos de Coronavirus a fines de 2019, las autoridades decidieron tomar medidas urgentes para frenar el crecimiento de contagios por la irrupción de la Cepa Delta, la más contagiosa de las que han surgido hasta el momento. Ante el temor de que esa variante siga diseminándose y atacar el problema antes de que se repitan las escenas de aquellos orígenes tan tristemente recordados, ahora se va a testear a la totalidad de la población de Wuhan, unos 11 millones de personas. Por todo ello es que las autoridades dispusieron, por ejemplo, que los vuelos y trenes dentro y fuera de Wuhan se cancelaran, además de las pruebas masivas a los 11 millones de habitantes. La noticia de la inminencia de nuevos confinamientos generó pánico en muchas personas que se abarrotaron en comercios y se aprovisionaron de mercadería de primera necesidad como si se tratara de una situación de guerra.
Esta nueva etapa de la pesadilla recurrente en la ciudad que se hizo famoso a nivel mundial por la génesis de la Pandemia comenzó el lunes 2 de agosto cuando se registraron siete infecciones entre trabajadores migrantes en Wuhan. En apenas dos días ya se habían detectado 20 infecciones locales, incluidos 8 casos asintomáticos.
Para los habitantes locales esta nueva pesadilla los remite a lo que fue el primer estricto bloqueo por Coronavirus a nivel mundial, que se dio en aquel enero de 2020. El cierre total se extendió por 76 días. Pero los resultados fueron contundentes: lograron bajar a cero la cantidad de contagios y muertes por COVID 19 durante meses. De hecho, antes de este nuevo rebrote, en Wuhan no habían tenido ningún caso registrado desde mayo de 2020. Los testeos a los 11 millones de habitantes se realizarán de manera urgente, en el término de una semana.
Un país en alerta
La situación en Wuhan no es excepcional. En varias ciudades de China elevaron el nivel de alerta. Y esto tiene una razón de ser: desde el 20 de julio -momento en que se registraron los primeros casos de la Cepa Delta en 9 trabajadores de limpieza del Aeropuerto de Nanjing- ya se superaron los 300 contagios con esta variante en poco más de 10 días. No sólo eso. Hay 20 ciudades donde ya hay registros de la misma, distribuidos en 15 provincias. Hay 30 centros urbanos en "Estado de Alerta". Esto está llevando al confinamiento de millones de personas, en el país más poblado del Mundo, con más de 1.400 millones de habitantes.
La rápida y feroz diseminación de la nueva cepa no sólo tiene que ver con la mayor contagiosidad que la Delta tiene sino que también fue empujada por la coincidencia con una época del año donde hay mucho turismo interno. Algo que pudo colaborar con la explosión de casos con esta variante a lo largo y ancho del gigante asiático.
China venía de casi no tener contagios durante meses. Desde el inicio de la Pandemia las autoridades informaron 93.000 casos y 4.600 muertos, casi todos ellos registrados en los dos primeros meses de 2020. Luego las cifras se clavaron allí. Y así se mantuvieron por más de un año. Hasta la llegada de estos nuevos contagios, multiplicados por la Cepa Delta. Sólo el martes 3 de agosto alcanzó 90 en un sólo día. A la cabeza mundial de la aplicación de inoculantes, China ya lleva administradas más de 1.700 millones de vacunas. Quizás eso también explique que no se hayan disparados los fallecimientos. Y también que, por ahora, los contagios no suban a los picos que tuvo en febrero de 2020 cuando China llegó a tener casi 7.000 casos en un día. Pero la voracidad de la variante Delta todo lo puede. Por eso, las autoridades chinas quieren atacar de manera temprana para evitar que eso ocurra.
Un tema que ha generado mayor preocupación es que la Comisión Nacional de Salud detectó que 61 contagios fueron transmitidos localmente y que en un sólo día hubo 55 casos locales. De aquellos 9 trabajadores del Aeropuerto de Nanjing donde se descubrió los primeros casos de variante Delta, la situación se agravó considerablemente. Y alcanzó distintos puntos de la nación como el destino turístico Zhangjiajie, en la provincia de Hunan, lugar donde se dieron varios de los nuevos contagios. También se está buscando localizar a unas 5.000 personas que asistieron a distintas funciones en el teatro local y que luego viajaron a sus lugares de origen. "Zhangjiajie se ha convertido ahora en la nueva zona cero de la propagación de la epidemia de China", le dijo a los medios Zhong Nanshan, principal experto en enfermedades respiratorias del país. El nuevo rebrote de COVID 19 también llegó a la capital, Pekín, donde se pasó de casos "importados" desde otros puntos de China a contagios de transmisión comunitaria.
Rechazo a una nueva misión de la OMS
En medio de toda esta situación, hace unos días el gobierno chino rechazó que los visite una nueva misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue tras la sugerencia de las autoridades del organismo para viajar nuevamente a Wuhan para analizar si el virus se pudo haber escapado de un laboratorio, versión que contradice el informe elaborado tras su anterior visita. Las presiones de Estados Unidos y otras potencias llevaron a la OMS a cambiar de posición.
La idea de regresar a su territorio para investigar con mayor profundidad el origen del Coronavirus fue rechazada por China que señala que detrás de esa hipótesis se esconden motivaciones políticas con las que dañar su reputación. Es más, el gobierno de Xi-Jinping sostiene que la investigación debería continuar en otros países. Es decir, alejándose de Wuhan, esa castigada ciudad que hoy vuelve a estar en el centro de las miradas por la reaparición del COVID 19. La pesadilla no terminó. Es la historia sin fin.
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