El "Clan del Golfo" decretó esa medida en rechazo por la extradición de su líder "Otoniel" a EE.UU. La amenaza obliga a cerrar escuelas, negocios y todo lo que tenga que ver con la vida pública ya que cualquier persona puede ser víctima de su violencia. Hubo varios muertos, vehículos incendiados y centenares de municipios paralizados. A días de las elecciones.
Por Gabriel Michi
Las aulas sin alumnos. Los comercios cerrados. Las calles vacías. Las rutas sin tránsito.En varios municipios de Colombia todo remite a la época de mayores restricciones en la Pandemia. Pero no es por eso que se ven esas postales. Es por un amenazante "paro" narco al que convocó el peligroso "Cartel del Golfo". La advertencia para que nadie salga de su casa tiene un trasfondo: el enojo de este peligroso grupo por la reciente extradición a los Estados Unidos de su líder Dairo Antonio Úsuga, el temible "Otoniel", tras haber sido capturado en octubre pasado.
Y la advertencia de los narcos se concretó en violencia. Al menos asesinaron a 8 personas, tres de ellas civiles, además de tres militares y dos policías. Fueron centenares de poblaciones paralizadas a punta de pistola. Las amenazas proliferaron en redes sociales y pusieron en claro que su "reclamo" era en serio. Hubo audios que circularon donde los narcos le advertían a los ciudadanos que no se arriesguen a salir a las calles porque serían "ejecutados". Y todo eso ocurre cuando faltan tan sólo tres semanas para las cruciales elecciones presidenciales que definirán el futuro de Colombia.
El gobierno tuvo que hacer un impresionante despliegue militar para intentar controlar la situación. Destinó para eso casi 20.000 hombres armados. Sin embargo ese esfuerzo no alcanzó. Y en los cinco días que ya lleva este “paro armado” en el norte del país, el "Clan del Golfo" demostró el poderío que detenta. Además de los muertos se incendiaron casi 190 vehículos y, por ejemplo, en el municipio de Santa Fe de Antioquia, una “caravana humanitaria” escoltada por las tropas fue atacada con explosivos. Eso, según los datos suministrados por las fuerzas colombianas. Sin embargo, la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) informó que -en la "protesta" narco que abarcó 178 municipios en 11 de los 23 departamentos del país- murieron 24 civiles y 2 miembros de la fuerza pública.
Para muchos especialistas, esta es la mayor demostración de fuerza de los carteles de la droga en mucho tiempo. La amenaza del "Clan del Golfo" paralizó la actividad y hubo rutas donde los únicos que circularon fueron los traficantes de "Otoniel", que con armas cortas y fusiles, cortaban el paso de otros vehículos y los prendieron fuego, tras obligar a descender a sus ocupantes.
El panorama fantasmagórico de las calles desiertas hizo recordar el peor momento de la Pandemia. Sólo que ahora la amenaza era protagonizada por estos grupos armados. Así, localidades de Antioquia, Chocó, Córdoba, Sucre y Bolívar –los departamentos más afectados– optaron por el encierro preventivo y obligado. En los operativos militares y policiales habrían capturado a 175 presuntos miembros del cártel y a los que les secuestraron armas, munición y granadas.
Este grupo es peligrosamente poderoso ya que maneja entre el 30 y el 60% de la cocaína que produce Colombia, siendo este país el principal productor de esta droga. Si bien su peso fue diezmado tras años de persecución, el "Clan del Golfo" llegó a contar con alrededor de 4 mil hombres, entre informantes y pistoleros, y hoy estaría conformado con cerca de 1.600 integrantes, su poder de fuego y territorial sigue siendo atemorizador. La organización criminal que lideraba Otoniel tiene presencia en 211 de los 1.103 municipios del país.
El "Clan del Golfo", también conocido como "Autodefensas Gaitanistas de Colombia", "Los urabeños" o "Clan Úsuga", no sólo envió las advertencias de lo que vendría por redes sociales sino que también hizo circular un panfleto en el que se decretaban "4 días de paro armado", desde el pasado 5 de mayo. En la esquela señalaba que quedaba prohibido "abrir negocio de ninguna índole" y "movilizarse en ningún tipo de transporte". Para lanzar la amenaza final: pudiendo haber "consecuencias desfavorables" a aquellos que incumplieran estas medidas.
Si bien no es el primer "paro armado" decretado por un grupo narco-criminal. Pero éste sí tiene un peso y particularidades propias. Ya en otras ocasiones estas bandas ilegales (integradas por narcotraficantes, paramilitares y/o guerrilleros), suelen recurrir a este tipo de metodologías para sembrar el terror. Pero lo suelen hacer en territorios específicos y más reducidos y no con el despliegue y los alcances de ésta. Ninguno de los "paros" anteriores afectó a tantas regiones del país al mismo tiempo. Según describe el portal InSight Crime "el paro armado ha sido una estrategia común de los actores armados en Colombia como despliegue de poder en respuesta al asesinato o la captura de sus jefes, cuando enfrentan operativos del ejército o en la víspera de elecciones nacionales".
El actual "paro" narco, que en realidad se parece más a un "toque de queda" delictivo -ya que no son ellos los que paralizan sus actividades sino que obligan a otros a hacerlo- fue anunciado por esta banda criminal luego de que "Otoniel" fuera conducido hacia los EE.UU. el miércoles 4 de mayo, en medio de un enorme operativo de seguridad. Se lo acusa de ser el artífice de varias masacres, desplazamientos forzados de personas, secuestros y hasta actos de pedofilia.
Fue el quien comando esta organización que se nutrió de ex miembros de la extinta guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL) y las autodefensas. El propio "Otoniel" formó parte del EPL y, cuando este grupo guerrillero se desmovilizó en 1991, decidió cambiar de bando: se hizo miembro de las autodefensas que ocuparon la región de Urabá, en el noroccidente de Colombia, explican los especialistas. Era el delincuente más buscado desde el año 2009. Encabezaba todos los ránkings de la Policía y la Justicia. Y ofrecían 5 millones de dólares por su captura que, finalmente ocurrió octubre de 2021 en un operativo militar donde participaron más de 500 hombres, en más grande para la detención de un delincuente desde la caída de Pablo Escobar -jefe del Cartel de Medellín- en 1993.
Hoy, "Otoniel", este peligroso líder narco fue extraditado a los EE.UU. -como otros de Colombia y México- con la intención de que no pueda extender ese poder a sistemas carcelarios corrompidos o más débiles en su propio país. Esos tentáculos que evidencian el peso y la amenaza que representa, tanto él como su banda criminal, el "Clan del Golfo". Y que se traduce, escandalosamente, en este inédito "paro" narco que paralizó a gran parte de Colombia.
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