El archipiélago se enfrenta a un aumento de migrantes que buscan una oportunidad para sus vidas. La semana pasada, llegaron al territorio unos 10.000 en sólo tres días, lo que plantea un desafío para Meloni y la UE. La paradoja: es uno de los lugares preferidos de los turistas.
Por Tomás Michi
El fenómeno migratorio a Europa no tiene techo. Día a día, miles de personas dejan sus hogares de origen en busca de una mejor calidad de vida y eligen al Viejo Continente, por sus supuestas condiciones de estabilidad y seguridad. De hecho, según la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, sólo en 2022 "se detectaron cerca de 330.000 cruces ilegales, el indicador más alto desde 2016 y (representa) un aumento del 64% en comparación con el año anterior". Unas semanas atrás, el Reino Unido se vio involucrado en una polémica por el alojamiento flotante que instalaron en el puerto de Portland, ubicado en el sur de Inglaterra, donde los extranjeros indocumentados tendrán que quedarse por al menos 18 meses o hasta que se diera por cumplido el procesamiento de sus solicitudes de asilo. Esto puso en duda las buenas intenciones de las autoridades, al ser señalados de no garantizar las condiciones básicas de sanidad y seguridad; y esto pasa en todo el territorio europeo: el británico no es el único gobierno bajo la lupa por el decepcionante recibimiento de migrantes. La paradisíaca isla de Lampedusa, ubicada en Italia, fue noticia esta última semana tras registrar el ingreso de más de 10.000 migrantes. ¿Cuál es la posición de los líderes europeos?
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó en el inicio de esta semana el archipiélago, y, al observar el creciente fenómeno migratorio, prometió impulsar un plan de acción comunitario de 10 puntos para ayudar a Italia a hacer frente a la situación. También la acompañó la primera ministra Giorgia Meloni. Los vecinos locales piden medidas urgentes contra esta situación. "Estamos trabajando en ello... estamos haciendo todo lo que podemos", dijo Meloni a los vecinos, en medio del fuerte flujo de personas provenientes de África. Además, sobre las medidas que tomarían para hacer frente a esta situación, la titular de la Comisión Europea, aseveró en una conferencia de prensa: "La migración irregular es un desafío europeo y necesita una respuesta europea, estamos juntos en esto. Pueden contar con la UE".
Es así que la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) decidió profundizar la vigilancia marítima y aérea de las embarcaciones de inmigrantes, lo cual, consideran que ayudará a reprimir a los traficantes de personas. Entre otras de las medidas, Leyen anunció que se acelerará el suministro de equipos a los guardacostas de Túnez -hoy el principal punto de partida de los inmigrantes- y se agilizará la transferencia de fondos a ese país respetando un acuerdo alcanzado en julio para frenar la inmigración. La líder alemana, asimismo, remarcó la necesidad de incrementar el acceso de los migrantes a los canales legales: "Cuanto mejor seamos con la migración legal, más estrictos podremos ser con la migración irregular", dijo. Bajo esa línea, Meloni ratificó el pasado domingo que su objetivo es impedir que la gente se dirija a Europa, así como no redistribuir a los inmigrantes por el bloque.
Es importante recordar que entre el lunes y miércoles de la semana pasada, aproximadamente unas 8.500 personas llegaron a bordo de 199 embarcaciones, según cifras de la agencia de migración de la ONU. Es un número relevante ya que supera a la población local. "Hay unas 1.500 personas esta mañana en el centro de acogida", con capacidad para 400 personas, indicó también el domingo la Cruz Roja italiana, que administra ese lugar. Decenas de embarcaciones continúan la travesía de Mediterráneo, que vienen principalmente de Túnez en las últimas semanas. Y este fenómeno no cesa: más de mil migrantes y refugiados arribaron al archipiélago italiano durante toda la jornada del martes y la madrugada de este miércoles. El martes, fueron 896; mientras que el miércoles de madrugada se registraron otros 242, correspondientes a un total de nueve embarcaciones, según la cadena de televisión RAI.
En este contexto, la ultraderechista Meloni -que llegó al poder a fuerza de un discurso antiinmigrantes- volvió a expresarse y garantizó que "no permitiré que Italia se convierta en el campo de refugiados de Europa". Sus declaraciones se dieron previo a la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, donde el eje principal es la inmigración. "No puede resolver el problema por sí solo", agregó, al considerar que la mejor alternativa es seguir colaborando con Túnez, hoy el principal puerto de salida de inmigrantes. El Ministerio del Interior estima llegaron a las costas de Italia más de 130.000 personas en lo que va del año, frente a las 68.000 en el mismo período de 2022. Otro dato que preocupa a las autoridades europeas es que, hasta el momento, más de 2.000 migrantes perdieron la vida en la zona central del Mediterráneo. Representa un número sin precedentes desde 2017, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El debate sobre qué se debe hacer con los inmigrantes está vigente hace mucho tiempo, y lo seguirá estando. Por un lado, el derecho de los refugiados a la búsqueda de una vida mejor, e incluso, a la supervivencia; y por el otro, las consecuencias económicas y demográficas que eso conlleva para los pueblos a los que se dirigen.
El contraste con el turismo
La isla de Lampedusa, que ronda en los 6.000 habitantes locales, es un destino frecuentemente elegido también por los turistas por sus paradisíacas vistas y su contacto con el Mar Mediterráneo. Ubicado al sur de Sicilia, el archipiélago es conocido por su flora y fauna, así como por sus playas, que en total son 14, y algunas de ellas con acceso fácil: Conejos, Cala Pulcino y Cala Croce. La movilidad dentro de la isla tampoco es complicada para los turistas: ofrecen conexiones desde Palermo todo el año, y en verano se multiplican los vuelos chárter desde las capitales del norte de Europa. Además, desde el aeropuerto se puede ir al centro a pie o bien contratar los servicios de Carmelo, que funcionan como taxis, remises y guías turísticos.
La realidad es que la elección de desembarcar en Lampedusa tiene dos matices completamente opuestos: por un lado, la exploración turística de sus bellezas naturales y culturales; por el otro, la desesperada búsqueda de los migrantes, quienes intentan llegar a ese lugar como puerta de entrada de Europa. Ese contraste también se da en el recibimiento totalmente distinto que ambos grupos reciben de parte de los vecinos del lugar. A unos los recepcionan con los brazos abiertos. A los otros, dándoles la espalda y pidiéndole a las autoridades que los saquen de ahí. Así "conviven", por así decirlo, dos realidades diametralmente opuestas. Las dos caras de Lampedusa.
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