Las temperaturas récord que vienen sacudiendo al Viejo Continente ya provocaron miles de muertos y devastadores incendios. Las causas de semejante situación, según los expertos.
Por Gabriel Michi
Europa arde. Se convirtió en un verdadero infierno. Con temperaturas récord en varias naciones como nunca se han visto. Y con consecuencias dramáticas: cientos de muertos e incendios por doquier. El martes 18 de julio el Reino Unido conoció por primera vez lo que significa que el termómetro supere el registro de los 40° C. Y encima lo hizo tres veces en el mismo día, llegando a incendiar casas y hasta a derretir el asfalto de las pistas de los aeropuertos. Impensado. Los Países Bajos también batieron todas sus marcas históricas para el mes de julio. Y, en Bélgica, el calor fue tal que hasta se prendieron fuego varios vehículos. Encima, los incendios forestales en Portugal, España, Francia y Grecia se siguen extendiendo por más regiones, obligando a miles de personas a ser evacuadas de sus hogares. Y hasta el momento se calcula que el número de fallecidos por razones directas o indirectas de la ola de calor ya habría superado el pavoroso número de 2.000, más de 1.700 sólo en la Península Ibérica. Encima, las altas temperaturas continuarán por un tiempo. Y hay distintas explicaciones que dan los especialistas para semejante fenómeno. Pero todas desembocan, inexorablemente, en el cambio climático producto de años de destrucción del medio ambiente en manos del Hombre.
Los expertos señalan que las olas de calor se están haciendo cada vez más frecuentes, más intensas y más duraderas. Steffi Lemke, la ministra de Medio Ambiente de Alemania, advirtió que la crisis climática significa que su país y el Viejo Continente deberían prepararse para que este fenómeno llegue para quedarse. Con todo lo que eso significa. Eso se traduciría no sólo en un clima mucho más caliente, sino también en efectos extremos de sequías y grandes inundaciones.
Los efectos de semejante situación en Europa ya se manifestaron de manera trágica en el pasado mes de junio cuando el derretimiento de un glaciar causó una avalancha que mató a 11 personas en Italia, tal como lo informó MundoNews en la nota "El cambio climático traducido en tragedia en los Alpes italianos". En ese artículo se subrayaba que esa cordillera ya perdió el 17% de sus hielos. Ahora, los expertos advierten que se están abriendo nuevas grietas en los picos alpinos y que el hielo se está derritiendo incluso en la montaña más alta de Europa occidental, el Mont Blanc.
Los países europeos enfrentan un nivel de calentamiento mayor que otras regiones del Mundo, donde ya ha subido un 1,1 °C desde el inicio de la era industrial. Todos los compromisos asumidos por las naciones para desacelerar ese efecto parecen pocos, incluso si se tiene en cuenta los compromisos asumidos a través del Protocolo de Tokio, el Acuerdo de París y las promesas surgidas de la última cumbre en Glasgow. El problema no es sólo lo poco ambiciosas que resultan esas pautas, sino que encima no se estarían cumpliendo. Así, el camino será, inexorablemente, que las temperaturas seguirán aumentando si no hay recortes drásticos en las emisiones. Algo que hoy aparece como una utopía inalcanzable.
Esta ola de calor que hoy sacude al Viejo Continente no es otra cosa que el resultado de años de destrucción del medio ambiente. Y son muchos los expertos que vienen diciendo que el tiempo para cambiar un destino aún más trágicos se está agotando. Mientras todo esto ocurre, el Europa se transformó en un infierno. El infierno más temido.
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