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Los archivos desclasificados del crimen de JFK son néctar para los conspiranoides

  • Foto del escritor: MundoNews
    MundoNews
  • 23 mar
  • 7 Min. de lectura

La liberación de los documentos sobre el asesinato del presidente Kennedy retroalimentan las sospechas de quienes descreen de la versión oficial y hablan de otros tipos de complots con la CIA en el medio. Encima resurgieron informes sobre Hitler viajando a la Argentina.


Por Gabriel Michi



Todo lo que digan puede ser usado para alimentar las versiones más conspiranoides (mezcla de conspiraciones y paranoicas): Y lo que se calle, mucho más. Las cosas más insólitas e inverosímiles se levantan en esos agujeros negros que propician un campo ideal para sembrar todo tipo de fantasmas. Y la idea de pelearse con las "versiones oficiales" de hechos conmocionantes parece seducir a muchos. Más si se trata de casos en los que se involucra el poder. Quizás el caso más paradigmático de cómo se construyen esos mitos repletos de sospechas haya sido el asesinato del presidente de los EE.UU. John Fitzgerald Kennedy, en Dallas el 22 de noviembre de 1963. Los adherentes a esas teorías conspiranoides siempre agitaron los fantasmas de que la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, estaría detrás de este magnicidio. Y ahora esas personas pueden retroalimentar sus hipótesis porque la desclasificación de los 63.000 documentos secretos que tenía el FBI -anunciado por el actual presidente Donald Trump- deja entrever algunos puntos de investigación que quedaron truncos por falta de pruebas pero que alguna vez fueron analizados dentro de las pesquisas.


Entre los documentos hay uno en el que aparece la información de que un asesor de JFK, Arthur Schlesinger Jr., tras la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos en Cuba en 1961, le habría advertido al presidente que la agencia responsable, la CIA, se había vuelto demasiado poderosa. Y le proponía que el Departamento de Estado tomara el control de "todas las actividades clandestinas" y desmantelar de forma definitiva a la Agencia Central de Inteligencia, algo que podría haber enfurecido a los espías. Ese documento, publicado esta semana por la Administración Nacional de Archivos y Registros de EE. UU., formó parte de un memorándum de 15 páginas donde también había información de Schlesinger que indicaba que el 47 % de los funcionarios políticos de las embajadas estadounidenses estaban controlados por la CIA.


Para quienes descreen de la "versión oficial" de que el asesinato de JFK fue obra del "lobo solitario" Lee Harvey Oswald, un marine de 24 años y ex desertor de la Unión Soviética, tal como parecen demostrar la mayoría de las pruebas, este nuevo material es "néctar" que alimenta sus teorías conspirativas. ¿Por qué? Porque esto podría demostrar para ellos la mutua desconfianza entre Kennedy y la CIA, y la posibilidad de que el magnicidio haya sido obra de la Central de Inteligencia.


Pese a todo eso, varios académicos, historiadores y escritores del caso Kennedy afirmaron que aún no han encontrado nada en las 63.000 páginas que ponga en duda la "versión oficial" Pero también afirman comprender por qué los escépticos se inclinan por esta teoría. Gerald Posner, autor de “Caso Cerrado”, un libro que abraza la evidencia de que Oswald fue un pistolero solitario, sostuvo: "Tienes a este presidente joven y carismático con tanto potencial de futuro, y en el otro extremo de la balanza, está este joven de 24 años, Oswald, y la situación no cuadra. Se busca poner algo más de peso del lado de Oswald”, dijo



 El asesino de Kennedy: Lee Harvey Oswald, un marine de 24 años y ex desertor de la Unión Soviética.
 El asesino de Kennedy: Lee Harvey Oswald, un marine de 24 años y ex desertor de la Unión Soviética.

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Del lado de enfrente se ubican los que descreen de esa hipótesis y leen en estos documentos elementos que apuntalarían sus teorías. Por ejemplo Jefferson Morley, editor del blog "JFK Facts" y vicepresidente de la "Fundación Mary Ferrell" (que junta archivos del asesinato) quien declaró que el material recién publicado es importante para el caso y agregó que, además de los 63.000 documentos publicados, hay más material no publicado, incluidos 2.400 informes que el FBI dijo haber descubierto después de que Trump emitió su orden en enero. También cree que hay material desconocido por el público en poder de la familia Kennedy. Morley sostuvo que el memorándum de Schlesinger brinda la "historia del origen" de la desconfianza mutua entre el ex presidente y la CIA.


Vale recordar que el demócrata John Fitzgerald Kennedy, fue el 35° presidente de los Estados Unidos y gozaba de una enorme popularidad. Fue asesinado en su auto descapotable en el que viajaba junto a su esposa Jackie y dos custodios. En medio de esa recorrida por Dallas se oyeron disparos desde el edificio del Depósito de Libros Escolares de Texas. La policía detuvo a Oswald, quien se había ubicado desde una posición de francotirador en el sexto piso. Dos días después, Jack Ruby, dueño de un club nocturno, asesinó a Oswald durante un traslado de prisión transmitido en directo por televisión.


El crimen contra el asesino de JFK no hizo otra cosa que alimentar las sospechas. "¿Qué mejor que eliminar a la pieza suelta para encubrir algo mayor o a los verdaderos responsables del magnicidio?" fue la idea que comenzó a crecer entre los escépticos. Según Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia y autor de “The Kennedy Half-Century”, el asesinato de JFK “fue el primer gran evento que dio lugar a una serie de sucesos relacionados con teorías de conspiración que han dejado a los estadounidenses creyendo, casi permanentemente, que su gobierno les miente con tanta frecuencia que no deberían prestar mucha atención”.


La historia cuenta que Kennedy había heredado el plan de Bahía de Cochinos de su predecesor, el presidente Dwight Eisenhower, y por eso no era del todo responsable de lo que ocurriría cuando iban menos de tres meses de su gobierno y se lanzó la operación en abril de 1961 como una invasión encubierta para derrocar al líder cubano Fidel Castro. Dos meses después, Schlesinger le entregaría ese memorándum a Kennedy en el que le indicaba que las operaciones encubiertas debían contar con la autorización del Departamento de Estado de EE. UU., en lugar de permitir que la CIA siga adelante con las operaciones sin supervisión. Es en esos documentos donde también queda en evidencia como la Agencia de Inteligencia controlaba las sedes diplomáticas estadounidenses en distintos países, como por ejemplo en Austria y Chile donde más de la mitad de los funcionarios políticos de las embajadas estaban controlados por la CIA.


Quizás la parte más sustancia del memorándum de Schlesinger para quienes creen que la CIA estaría involucrada en el magnicidio de Kennedy sea u página -previamente censurada- en la que se plantea la posibilidad de que las actividades encubiertas pasen a manos del Departamento de Estado y prácticamente desactivar el poder de la CIA dividiéndola en dos y colocándola bajo supervisión de dos subsecretarios distintos, jaqueando así su total discrecionalidad y dominio de las operaciones. Es allí donde los escépticos de la "versión oficial" apuntan sus cañones para tratar de responsabilizar a la todopoderosa Central de espías del crimen de JFK. Vale aclarar que el plan nunca se llevó adelante.


Lo cierto es que, pese a que el entonces presidente pudiera ver con buenos ojos limitar el poder de la CIA, la necesitaba por la Guerra Fría con la Unión Soviética y sus aliados, como Cuba, por lo que desarmarla podría ser más riesgoso que mantenerla. Y hay quienes argumentan que tanto JFK como su hermano, el fiscal general de Estados Unidos, Robert F. Kennedy, querían derrocar a Castro antes de que el presidente se postulara a la reelección en 1964.


En ese sentido, Timothy Naftali, profesor adjunto de la Universidad de Columbia y autor de un libro sobre la presidencia de JFK, descarta la idea de que las tensiones entre el presidente y la CIA se prolongaran hasta el magnicidio. Es más, el especialista argumenta que en realidad el presidente utilizó operaciones encubiertas con "avidez". Y agregó: “Cuantos más detalles obtenemos sobre ese período, más probable parece que los hermanos Kennedy controlaran la comunidad de inteligencia. Se puede ver su impronta. Se puede ver que existe un sistema mediante el cual dirige a la comunidad de inteligencia. No siempre es directo, pero él la dirige”. Pero, más allá de lo que digan los más respetados expertos que han estudiado al detalle la documentación revelada, los conspiranoides se aferrarán a cualquier elemento que sirva para apuntalar su particular mirada. Como un néctar que alimenta sus fantasmas.






¿HITLER EN COLOMBIA Y ARGENTINA?


Entre las 63.000 páginas de documentos revelados sobre la investigación del asesinato del ex presidente de EE.UU. John Fitzgerald Kennedy aparecieron algunos reportes que despiertan otro tipo de teorías conspirativas. Pero también generaron mucha información falsa que trajeron al tapete viejos documentos ya conocidos pero que fueron promocionados como parte de los descubiertos ahora.


Por ejemplo, uno de esos documentos -que en realidad ya se había hecho público en 2005- señala que un agente de la CIA en Sudamérica, identificado con el seudónimo "Cimelody-3”, informó que un ex oficial nazi habría asegurado haber mantenido contacto con el genocida Adolf Hitler, quien supuestamente vivía en Colombia bajo el nombre de Adolf Schrittelmayor” y que luego habría viajado a la Argentina.


Esa fuente sostenía afirmó que el dictador austríaco-alemán residía en la ciudad de Tunja y habría sido fotografiado junto a su contacto en 1954 (casi 10 años después de su supuesta muerte, el 30 de abril de 1945). La imagen, según el archivo, tenía una inscripción que indicaba: Adolf Schrittelmayor, Tunga (sic), Colombia, América del Sur, 1954”. Este hallazgo reactiva las teorías conspirativas que sostienen que Hitler no se habría suicidado en su búnker de Berlín tal como señala la Historia , sino que habría escapado y encontrado refugio en América del Sur tras la caída del Tercer Reich.


El memorándum, fechado el 3 de octubre de 1955 y enviado al jefe de la División del Hemisferio Occidental (WHD) de la CIA menciona un contacto de la agencia de inteligencia, a quien un "amigo de confianza" le cuenta sobre el estado del "Führer". El informe, que lleva la firma del entonces jefe interino de la CIA en Venezuela, David N. Brixnor, señala que ese contacto informó a "Cimelody-3" (el agente de la CIA) que en septiembre de 1955 se había encontrado con el exsoldado de las SS alemanas, Phillip Citroen.


En el archivo de la CIA se señala textualmente: "Phillip Citroen […] le dijo confidencialmente que Adolf Hitler todavía está vivo". Y agrega; "Citroen comentó que, como ya habían pasado diez años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados ya no podían enjuiciar a Hitler como criminal de guerra".


Luego se sostiene que Hitler habría abandonado Colombia para llegar -en enero de 1955- a Argentina, país que siempre fue objeto de rumores como refugio nazi durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Vale decir que el archivo va acompañado de una foto de dos hombres: uno es Phillip Citroen, quien está sentado junto a un segundo individuo muy parecido a Hitler. En el reverso de la fotografía figuraban los siguientes datos: "Adolf Schrittelmayor, Tunga, Colombia, 1954".






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