Los investigadores de la desaparición de la niña británica, ocurrida hace 14 años en un hotel de Portugal, aseguran que están 100% seguros sobre quién es el responsable. Su caso, que conmovió al Mundo, apunta a un violador alemán que está detenido por otros hechos. La hipótesis señala que la pequeña estaría muerta, algo que los padres de "Maddie" no quieren oír. Pero aún persisten muchas dudas e interrogante. El principal: dónde está la pequeña.
Por Gabriel Michi
Su rostro angelical. Sus ojos verdes profundos. Su cabello dorado hasta los hombros. Su gesto inocente. La imagen de la pequeña británica Madeleine McCann recorrió el Mundo. Transcurría el año 2007 cuando en un complejo hotelero de Portugal comenzó un misterio no resuelto hasta hoy en día. "Maddie" desapareció en la noche del 3 de mayo de 2007. Estaba en su cama del centro turístico Ocean Club de Praia da Luz, en la región portuguesa de Algarve. A su lado descansaban sus hermanos mellizos que, como ella se quedaron durmiendo, mientras sus padres salieron a cenar con unos amigos en un restaurante (del propio complejo), ubicado a 50 metros del lugar que ellos ocupaban. Kate y Gerry McCann habían ido a la cena a las 20:30, cuando sus tres niños ya estaban dormidos. Y, cada 20 a 30 minutos, se dirigieron hasta su departamento para controlar que todo estuviese en orden. Pero alrededor de las 22:00 la madre de Madeleine descubrió que la niña había desaparecido. Y, partir de allí, comenzó la pesadilla.
Esa pesadilla recorrió el Mundo. En todo el Planeta supieron del caso y, cada tanto, aparecían distintas historias que ubicaban a una niña de características similares en algún país, ciudad o pueblo distante en las geografías más variadas. La Policía fue actualizando periódicamente distintas proyecciones sobre cómo se vería "Maddie" con el paso del tiempo. Pero todo fue en vano. No faltó quien incluso acusó a los padres de la pequeña por el hecho, incluso algún investigador de la Policía portuguesa que tuvo a su cargo la pesquisa. El dolor de los McCann se profundizaba aún más, pero nunca abandonaron la búsqueda de la verdad. Hoy Madeleine tendría 17 años, 14 de ellos sumergida en uno de los misterios más grandes de la historia policial mundial.
Ahora el fiscal alemán Christian Wolters está convencido de que tienen una certeza absoluta sobre la identidad del secuestrador y virtual asesino de la niña. Apunta a su connacional
Christian Brueckner, detenido desde hace tiempo por otros delitos. "Estamos seguros de que tenemos al hombre que la secuestró y la mató", asegura Wolters. Y fue más allá: concluyó que para la Fiscalía y el grupo de investigadores germanos el convencimiento de que Brueckner es el responsable "es del 100%".
El juicio contra el supuesto responsable comenzaría en 2022. Y, mientras tanto, los investigadores buscan conseguir las pruebas que pudieran faltar, ya que nunca apareció el cuerpo ni hay ningún rastro de ADN que lo ubique en el lugar de los hechos. "No se trata sólo de acusarlo, queremos acusarlo con la mejor calidad de evidencias posible. Cuando todavía tenemos preguntas, sería una tontería cargar en lugar de esperar las respuestas que podrían fortalecer nuestra posición", sostiene Wolters.
Y continuó: “Por eso dijimos que investigaremos siempre que haya pistas o información que podamos buscar. No digo que lo que tenemos ahora sea insuficiente. Pero está en prisión, así que no tenemos esta presión sobre nosotros. Tenemos tiempo en nuestras manos", señaló el jefe de los investigadores.
El perfil del sospechoso
Christian Brueckner tiene hoy 44 años. Cuando ocurrió la desaparición de "Maddie" transitaba sus 27. En estos momentos está cumpliendo condena por la violación de una norteamericana de 72 años. Pero no es el único caso que se le endilga. También se lo investiga por la violación de una mujer en 2004 y por exhibicionismo con menores en Algarve, la misma zona de Portugal donde ocurrió el secuestro de Madeleine.
En la época en que ocurrieron los hechos Brueckner estaba muy cerca del hotel donde se hospedaban los McCann. De hecho hay hasta pruebas de análisis telefónicos que lo muestran en la zona del Ocean Club en Praia da Luz cuando la niña desapareció. El sospechoso vivió en la zona de Algarve entre 1995 y 2007. Gran parte de su estadía en territorio luso estuvo en un motorhome donde la Policía luego encontraría trajes de baño de niños.
La cercanía con el lugar no es el único elemento que pesa en su contra. Si bien Brueckner jura su inocencia, un amigo suyo le señaló que éste le habría confesado el crimen de Madeleine, aunque no queda en claro que sea realmente así. Según el semanario Der Spigel, el sospechoso le manifestó a un conocido su fantasía de secuestrar y abusar de un niño pequeño. Según documentos que constan en el expediente le escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo de "cazar algo pequeño y utilizarlo durante días". Aunque hay cierta contradicción entre la fecha de ese mensaje (2013) y la de la desaparición de "Maddie" (2007)
Otro de los elementos que apuntan a Brueckner es el testimonio de uno de sus mejores amigos. Se trata del austríaco Michael Tatschl, con quien compartieron techo en Praia da Luz. En declaraciones al diario inglés Mirror, Tatschi fue contundente: "Sé que lo hizo". Y continuó: “Él era un pervertido y más que capaz de arrebatar un niño para forzarlo sexualmente o por dinero”. "Siempre se jactaba de dinero y de ganar dinero. Incluso habló de vender niños, tal vez a Marruecos. Creo que probablemente le vendió a 'Maddie' a alguien. Tal vez a un círculo sexual. Estaba viviendo con él en ese momento. Él era mi mejor amigo. Sé que lo hizo. Definitivamente era un pervertido. Todos sus amigos pensaban eso de él. Tuvo algunos problemas sexuales”, sostuvo.
Por si todo eso fuera poco una ex novia británica de Bruekner -de quien no se conoce la identidad- aseguró que el presunto asesino le dijo la noche anterior al secuestro que tenía que "hacer un trabajo horrible en Praia da Luz".
El alemán arrastra una historia de crímenes y abandonos a lo largo de su vida. Él y sus dos hermanos fueron blancos de situaciones muy tortuosas y violentas cuando eran niños, de parte de sus padres adoptivos. Brigitte, la mujer que los tuvo a cargo, era “brutalmente dominante” y buscaba una “disciplina estricta” para los niños, según testigos. En tanto, su padrea adoptivo, Fritz, solía “azotarles adecuadamente en el trasero desnudo gritando: ‘¡Si lloras, habrá más!’”, según el libro "My Search for Madeleine”, del periodista inglés Jon Clarke.
Antes de eso, Brueckner vivió un largo tiempo en un orfanato.
Cuando finalmente fueron adoptados por el matrimonio de Brigitte y Fritz y llevados a su hogar en Würzburg, comenzaron esos tormentos. Según vecinos sólo habían aceptado esa condición por el dinero que recibían del Estado alemán por brindarles un hogar sustituto, dado que su madre biológica “vivía encima de una taberna y se relacionaba con delincuentes locales”, según el mencionado libro donde se sostiene que los adoptantes les gritaban -además de pegarles- que eran “hijos de un delincuente y una puta”.
Antes de caer preso esta última vez y ser condenado en 2019 por violar a una turista estadounidense en 2005 en una residencia muy cercana a donde los McCann vacacionaron dos años después, Brueckner había sido detenido en otras oportunidades. De hecho, cuando él se muda a Portugal en 1995 se lo imputaba del delito de abuso de menores. Un año antes, en 1994, había enfrentado un juicio por otro delito sexual que databa de cuando apenas tenía 17 años y fue condenado, en Baviera, por abusar de un niño. Y allí se escapó. Luego, en 2016, fue procesado por tenencia de pornografía infantil. Y, en el medio, durante su estadía en Portugal, se lo acusó de varios otros hechos, entre ellos, robos en hoteles y apartamentos hasta la violación de la anciana norteamericana por la que está preso hoy en día. Vale decir que al regresar a Alemania, ahora escapando de Portugal, también lo vincularon con delitos vinculados al narcotráfico. Y ahora enfrenta la acusación por la desaparición de Madeleine.
Las dudas
Pese al convencimiento que muestran los investigadores sobre la responsabilidad de Brueckner en la desaparición y muerte de "Maddie" todavía quedan muchos interrogantes por resolver. El más importante es, si de de hecho la asesinó, dónde está el cuerpo de la pequeña, que hizo con él, dónde la escondió. Porque durante estos 14 años se hicieron profusos e intensos rastrillajes en toda la zona y no encontraron ninguna pista, ningún rastro.
El otro tema en cuestión son las dudas planteadas por el ex policía portugués Gonçalo Amaral, quien fue el primer responsable de la investigación de las desaparición de Madeleine. El polémico ex uniformado -que fue corrido de la pesquisa tras sus críticas a la Policía británica- fue querellado por la familia McCann, ya que responsabilizó a los padres de la pequeña por su desaparición. Amaral acaba de publicar un segundo libro sobre el caso en el que insiste en la inocencia del principal sospechoso, el pedófilo alemán Christian Brueckner.
En el “Maddie: Enough Lies (Maddie: Suficientes mentiras)”, Amaral acusa a los fiscales alemanes de haber convertido a Brueckner en un “Frankenstein creado por el hombre” y de mover todo y forzar las pruebas para acusarlo. Y para que el rompecabezas lo tenga en el centro de la escena. En esta nueva publicación el ex policía vuelve a cargar contra Kate y Gerry McCann, a los que llegó a imputar por ser los “principales culpables” de la desaparición de su hija.
Sin embargo y pese a las preguntas sin respuesta, los investigadores están convencidos de tener al verdadero secuestrador (y asesino) de "Maddie". Y que ese depredador se llama Christian Brueckner. Aseguran que el rompecabezas se ajusta a las pruebas. Y que, pese a los cabos sueltos, no tienen dudas sobre su responsabilidad. Pero, aun así, hay un interrogante que sigue persiguiendo a los padres de la niña y al mundo entero. Ese misterio, uno de los más grandes de la historia policial global, que continúa sin responderse: ¿Dónde está Madeleine McCann?
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