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Reino Unido: La caída del Premier de los escándalos

Boris Johnson debió renunciar como Primer Ministro británico en medio de un maremoto político por sus mentiras al encubrir a un legislador conservador acusado de varios casos de abusos sexuales contra hombres. Eso desencadenó una sangría descomunal de funcionarios propios, en la que 55 dimitieron. Este caso fue el último capítulo de una cadena de polémicas.


Por Gabriel Michi



Los escándalos fueron el común denominador de los dos años y 348 días de Boris Johnson al frente del gobierno del Reino Unido. El primer ministro británico no tuvo más opción que dejar su cargo tras una catarata de renuncias de al menos 55 de sus funcionarios, varios de ellos poderosos ministros. El último capítulo de esta película donde las polémicas fueron una constante tuvo que ver con el escándalo sexual en que estuvo sumergido Chris Pincher, un hombre al que Johnson le brindó toda su confianza nombrándolo subjefe del gabinete. La saga de renuncias se dio cuando se conoció públicamente que el Primer Ministro conocía de antemano las denuncias de acoso sexual que arrastraba Pincher, pese a que el propio Boris dijo no saberlo. Esa mentira fue la gota que rebalsó el vaso y que indignó a sus correligionarios que comenzaron a abandonarlo en cadena.


Si bien este 7 de julio quedará en la Historia como el día en que Boris Johnson debió decir adiós al máximo cargo en el Reino Unido, lo cierto es que los efectos de su dimisión no son inmediatos y hasta podría permanecer en el poder hasta octubre, cuando el Partido Conservador elija a su nuevo líder y, con eso, al nuevo Primer Ministro británico. Mientras la oposición del Partido Laborista intentará que avance una moción de censura contra Johnson y, de esa forma, forzar a nuevas elecciones. También es probable que sea relevado por Dominic Raab, el Viceprimer Ministro.


Los escándalos sobre temas éticos se han repetido durante todo el gobierno de Boris Johnson pero se incrementaron en los últimos meses: Eso fue mellando su imagen y el apoyo interno de los propios legisladores conservadores. Y Boris resistió hasta último momento. A tal punto que horas antes de anunciar su renuncia a la Reina Isabel II negó que fuera a dimitir e incluso fue nombrando funcionarios en los cargos que iban quedando vacantes por las dimisiones. Aún así, fue tal la vorágine de los que lo abandonaban que no daba a vasto para completar los casilleros que se vaciaban. Finalmente, sin más chances y acorralado, decidió dar un paso al costado.


Boris Johnson intentó ocultar que sabía del escándalo sexual que involucraba a Chris Pincher, a quien había designado.

Los 'tories' (legisladores conservadores) de alto perfil, que hasta tiempo atrás habían hecho lo imposible para proteger a Johnson y evitar que su gobierno cayera, ahora no sólo le soltaron la mano sino que lo empujaron vehementemente para que se fuera. Tomaron nota de la solicitud de un grupo de líderes de su partido y de la defraudación que sentían ante una nueva falta al verdad por parte del Premier de los escándalos.


La intención de que Johnson no permanezca en el poder hasta octubre no sólo está entre las prioridades de la oposición laborista sino de muchos miembros de los conservadores. Por ejemplo David Frost, exministro del Brexit, ya adelantó que no se debe permitir que Johnson se mantenga como Primer Ministro interino mientras el Partido Conservador elije una nueva conducción. Según Frost, Johnson debería renunciar de inmediato y propuso que el viceprimer ministro Dominic Raab lo reemplace durante la contienda por el liderazgo conservador. Entre los posibles candidatos a suplantarlo también figuran Rishi Sunak (ex ministro de Finanzas), Sajid Javid (ex secretario de Salud) o la ex canciller Liz Truss. También se mencionan a Nadhim Zahawi, a la diputada Penny Mordaunt y al ex ministro de Defensa, Ben Wallace. Muchos de ellos fueron sólo algunos de los pesos pesados que renunciaron antes de que lo haga Boris.


Si bien la libra esterlina había caído varios centavos cuando explotó este último escándalo, la renuncia de Johnson hizo que la moneda recupere terreno frente al dólar y al euro.


Boris Johnson, quien ganó peso político tras ser alcalde de Londres durante los Juegos Olímpicos de 2012 y fue uno de los propulsores de la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea a través del Brexit -la principal bandera de su gestión como Premier- atravesó todo tipo de polémicas durante su mandato.


Cuando el 23 de julio de 2019, Boris Johnson fue elegido como líder del Partido Conservador y al otro día asumió como Primer Ministro, heredó un gobierno minoritario que dependía de los votos del Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte para aprobar las leyes. Desde el primer día -como lo había hecho antes- bregó por acelerar los tiempos del Brexit. Y para eso, estuvo dispuesto a todo: incluso cerró el Parlamento para frenar los intentos obstrucionistas de la oposición, algo que fue declarado como ilegal hasta por la Corte Suprema. Así y todo, ganó la mayoría en las elecciones legislativas del 12 de diciembre de 2019 y con eso obtuvo el respaldo para impulsar la legislación Brexit. La victoria convirtió a Johnson en el líder conservador con más éxito electoral desde Margaret Thatcher.


Fue muy cuestionado en el manejo original de la Pandemia de COVID 19, al punto ser considerado como uno de los miembros del "Club de los negacionistas" (que también integraban Donald Trump y Jair Bolsonaro), hasta que él mismo cayó víctima del virus y la pasó muy mal. Entonces, a partir de ahí, comenzó con medidas más restrictivas para frenar la ola de contagios de Coronavirus que se disparaba de manera brutal. Pero, mientras Johnson obligaba a la gente a mantenerse aislados y en cuarentena en sus casas, él y sus funcionarios realizaban fiestas descontroladas, inundadas de alcohol y borracheras, incluso en Downing Street, la sede del Gobierno. La filtración de esas imágenes fueron otras de las tormentas más fuerte que arrasaron la credibilidad de la administración de Boris Johnson.




El "Partygate", las fiestas que Johnson organizó en plena cuarentena, generaron un escándalo en el Reino Unido.

El "Partygate" indignó a la sociedad británica que se sintió estafada y también tuvo amplias repercusiones políticas. El escándalo empezó el 30 de noviembre de 2021, cuando empezaron a aparecer las primeras acusaciones que señalaban que funcionarios gubernamentales asistieron a fiestas en oficinas gubernamentales durante noviembre y diciembre de 2020, en violación de las reglas de cierre de COVID-19. La polémica fue creciendo cuando se conoce que esas "fiestas" involucraban a muchos más políticos y partidos. Encima, Johnson negó las acusaciones, pero los líderes de la oposición critican al gobierno por infringir la ley mientras la gente de todo el país hacía sacrificios para combatir la Pandemia.


Finalmente, ante semejante derrotero, el 8 de diciembre de 2021, a Johnson no le quedó otra que ordenar una investigación por el "Partygate". El 12 de abril de 2022, el Primer Ministro recibió una multa de 50 libras (63 dólares) por asistir a una de las fiestas de confinamiento. Los partidos de oposición lo caracterizan como el primer mandatario del Reino Unido en la Historia que violó la ley mientras estaba en el cargo. Johnson se disculpó pero insistió en que no sabía que estaba rompiendo las reglas.


Sin embargo, el escándalo es aún mayor cuando se conocen públicamente los resultados de la investigación "Partygate" y se descubre que hay pruebas de 16 reuniones en la casa y la oficina de Johnson y otras oficinas gubernamentales entre mayo de 2020 y abril de 2021. El informe detalla el consumo excesivo de alcohol entre algunos miembros del personal de Johnson, en un momento en que millones de la gente no podía ver a amigos y familiares.


Y luego llegaría el último gran escándalo cuando la prensa publicó (el 30 de junio de 2022) que Chris Pincher, subjefe de la bancada conservadora que fuera designado por el propio Johnson, había incurrido en una serie de actos de acoso sexual, por ejemplo el haber tocado en sus genitales a dos hombres en un club . Y luego aparecieron otros antecedentes de "conductas sexuales impropias" de Pincher. El tema fue que en un principio Boris Johnson dijo desconocer que existían esas denuncias. Y luego se comprobó que eso era mentira. Y que el Primer Ministro sabía de esos antecedentes cuando lo propuso para ese cargo. A partir de allí, varios de los más importantes ministros y funcionarios comenzaron a renunciar en masa ante la "pérdida de confianza" que ellos sintieron sobre el primer mandatario. En menos de dos días, dimitieron 55. Y acorralaron a Johnson de tal manera que no le quedó otro camino que renunciar. Así se terminó una era llena de polémicas y que dejará una huella bastante vergonzosa en la Historia británica.



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