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Rezo por vos

El mensaje del Papa Francisco fue transmitido por "cadena nacional" en todos los canales de noticias y gran parte de los de aire. En medio de una postal única e histórica de una desolada Plaza de San Pedro, el jefe de la Iglesia Católica sostuvo acerca de la catástrofe humanitaria desatada por el COVID 19: “Nos sorprendió una tormenta y en esta barca estamos todos".



Para algunos será una muestra de Fe y devoción divina que alimenta las esperanzas. Para otros, una postal cercana a una escenografía apocalíptica. Para el resto quizás la simple fotografía de un hombre, importante para muchos, que profesa su espiritualidad en medio de un escenario difícil. Pero en lo que nadie va a diferir es que lo que se vio el viernes 27 de marzo en la Plaza de San Pedro, es una imagen única, histórica, inédita, sin precedentes. Porque el Para Francisco, ante los ojos del Mundo, rezó en ese espacio desolado donde todos los días se congregan miles de personas y por donde suelen transitar millones por año. Sin embargo, el jefe de la Iglesia Católica -esa que congrega al menos a 1.300 millones de fieles en todo el Planeta- estuvo sólo acompañado por un puñado de colaboradores. Él allí, bajo una pertinaz lluvia, pidiendo tener Fe en medio de la Pandemia de Coronavirus, esa peste que sólo ese día se había llevado las almas de casi 1.000 italianos allí detrás de los muros vaticanos.


Francisco habló de una "tormenta inesperada y furiosa. Una tempestad que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades". Señaló que debemos tomar conciencia porque "en esa barca estamos todos". Y suplicó especialmente: "Señor, no nos abandones".


Su descripción sobre el panorama que afronta la Humanidad fue muy dura. Señaló: "Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente".


Los canales de cable argentinos cubrieron en directo las palabras del Papa. En este caso, C5N.

La decisión de Jorge Bergoglio de dar esta bendición extraordinaria “Urbi et Orbi” (a la ciudad del Vaticano y al mundo) en esta homilía, reservada sólo para la Navidad del 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, estuvo empujada por la gravedad del cuadro que el COVID 19 desató a nivel mundial. Para el momento en que el Papa se situaba de espaldas a la Basílica de San Pedro para brindar su rezo, en el mundo se conocía que ya se alcanzaban casi los 600.000 infectados y los 26.000 muertos por esta Pandemia que se había despertado apenas tres meses antes en China y que se diseminó por todo el Planeta. Dos de los pueblos con más raíz católica, Italia y España, estaban ese día al frente de la lista de fallecidos, con más de 9.000 el primero y 5.000 el segundo. La Semana Santa, donde tampoco hubo público en la celebración casi solitaria del Papa Francisco, llegó con números aún más terribles: sumaban 1,8 millones de contagios y los 113.000 muertos a nivel mundial.


El Papa le dedicó una sentidas palabras a "tantos que comprendieron que nadie se salva solo". Y en ese marco menciionó a "médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos, pero tantos otros". No es la primera vez que Francisco hace un reconocimiento especial a quienes están en la primera línea del campo de batalla luchando con su propio cuerpo contra este brutal enemigo llamado COVID 19.


La bendición del Papa fue seguida con expectativa en todos los canales. En este caso TN.

Luego Francisco llamó a la reflexión a la Humanidad y sostuvo que es el momento "para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es". Y, en ese sentido, continuó que se está ante "un vacío desolador que arrasa con todo a su paso" y que "los seres humanos han descubierto que no pueden seguir cada uno por su cuenta, sino sólo juntos y que nadie se salva solo". “Estamos todos en la misma barca y somos llamados a remar juntos”, insistió el Papa haciendo referencia a la Pandemia que hoy asola el Planeta.

Las palabras del Francisco eran esperadas con mucha expectativa no sólo por los últimos números de víctimas que se conocieron sino también porque el Papa argentino se ha visto obligado a limitar sus presencias públicas para evitar la propagación de contagios entre sus fieles y también por el peligro que eso representa para él, con sus 83 años. De hecho fue la primera vez que se celebró la Semana Santa sin la asistencia de peregrinos y sin la realización de las procesiones. Cada día, el Sumo Pontífice sólo se limita a dar una misa matutina privada en su residencia de Santa Marta que se transmite por streaming desde la pequeña capilla del lugar.


En la celebración del viernes 27 de marzo también se vio una larga caminata en solitario hasta el sillón y el atril ubicado en el centro de la Plaza y luego, una vez finalizada la homilía se dirigió hacia el crucifijo que habitualmente está en la iglesia San Marcello del Corso, en el centro romano, al que se le atribuye la sanación de la gran peste de 1522. Esa cruz fue llevada especialmente a la Plaza de San Pedro para esta celebración. Francisco la había visitado el pasado 15 de marzo cuando salió del Vaticano para rezar ante ese símbolo que fue llevado en procesión en 1922 por los barrios de Roma para rogar contra la peste que la azotaba.





La imagen del Papa en canales de cable y de aire como A24, Crónica, el 26, La Nación+, América y la TV Pública.

Era tanta la expectativa por saber cuál era el mensaje que el Papa Francisco iba a enviar al Mundo que todos los canales de noticias de la Argentina y también algunos de aire transmitieron en vivo toda la homilía. Pero eso no fue sólo un fenómeno en el país de Jorge Bergoglio. Muchas cadenas internacionales de los más diversos países también decidieron "colgarse" de la señal que llegaba desde el Vaticano.


Es que son tiempos de mucha confusión y, sea cual sea la forma de cada uno de relacionarse con la Religión, las palabras de un hombre que conduce la Fe de 1.300 millones de personas tiene un peso específico propio. Lo que nadie puede negar es que la imagen de Francisco brindando esos rezos en medio de la soledad más absoluta en uno de los lugares con más tránsito de personas en el mundo resulta, al menos, impactante. Para algunos será una muestra de Fe, para otros un adelanto del Apocalipsis, para el resto una señal de estos tiempos. Pero para nadie puede resultar indiferente.






La transmisión de la histórica misa se dio también en medios de todo el Mundo. En este caso, Chile, México y España.





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