Tras 20 meses de guerra, aparecen grietas en el respaldo a Zelensky frente a la invasión rusa. Y eso ocurre tanto en la OTAN como en la UE. A las diferencias con Polonia y Hungría por los granos, se suma el resultado electoral en Eslovaquia y la quita de recursos de EE.UU.
Por Gabriel Michi
Lo que hasta hace un tiempo parecía un frente común inamovible e inquebrantable comienza a resquebrajarse. El apoyo en bloque de las principales potencias de Occidente -agrupadas en la OTAN y en la Unión Europea- a Ucrania frente a la invasión rusa (que comenzó el 24 de febrero de 2022) empieza a mostrar sus primeras grietas. El resultado de las elecciones en Eslovaquia, donde Robert Fico, un ex primer ministro socialdemócrata de buena sintonía con el Kremlin, es el último de una serie de capítulos donde las diferencias con el gobierno del ucraniano Volodymyr Zelensky afloran con más visibilidad. Antes habían surgido choques con Polonia y Hungría por el tema de los granos y a todo esto se sumó en las últimas horas las negociaciones en EE.UU. para evitar el cierre del gobierno por la falta de aprobación del presupuesto y que se saldó con la imposición de los republicanos de un recorte enorme en el apoyo a Ucrania. Si bien en una cumbre realizada en las últimas horas, los gobiernos europeos se mostraron proclives a seguir cerrando filas con Zelensky, las dudas afloran por doquier. Y todos son conscientes que el desgate por los 20 meses de una guerra en la que no se avizora un final, sumado a los propios conflictos internos de cada país, diluyen ese frente común.
En el caso de Eslovaquia, el candidato pro Rusia, Robert Fico, ya se manifestó en contra de la ayuda militar a Ucrania y crítico de la Unión Europea (UE) y la OTAN, ambas organizaciones que integra su país. Y ratificó que buscará negociar con Moscú el final de la guerra, mientras deja de enviar armas a Kiev. Antes Fico deberá poder conformar gobierno ya que l partido Smer-SD obtuvo el 23,3% de los votos. Una vez conseguido eso, entonces se pondrá en campaña, según dijo, para reanudar de manera inmediata las negociaciones de paz. Pero hay algo que preocupa especialmente a Zelensky: el potencial presidente de Eslovaquia prometió que va a ejercer su derecho al veto (cualquier país de los 31 que forman la OTAN lo puede hacer) para impedir que Ucrania pueda sumarse a la alianza del Atlántico Norte. Y ratificó que va a frenar todos los envíos de armas desde su nación. Es más, ya en campaña el eslovaco había acusado a los "nazis y fascistas ucranianos" de ser quienes provocaron a Vladimir Putin, algo que calzó como anillo al dedo al discurso del líder ruso cuando buscó justificar su invasión.
Pero ese nuevo escenario que se presenta en Eslovaquia por un virtual cambio de gobierno, no es lo único que que preocupa a Ucrania. El país también enfrenta problemas con dos vecinos, Polonia y Hungría (además de la propia Eslovaquia), que se han recrudecidos por el tema de las exportaciones de granos. De hecho, hasta ahora los países del este de la UE -salvo el húngaro- habían dado un respaldo muy vehemente a Ucrania, pero ahora algunos de ellos muestran sus diferencias. Fue en ese escenario que Polonia, Eslovaquia y Hungría rechazaron el levantamiento de las restricciones comerciales impuestas transitoriamente por la UE al trigo y oleaginosas de Ucrania, país que amenazó con demandarlos.
Uno de los problemas que surgió fue que, dado que el bloqueo ruso impide que los granos de Ucrania -uno de los mayores productores de grano del mundo- debieron buscar vías alternativas. Y algunas de ellas fueron por tierra, a través de Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumania, presionando a la baja a los precios de los granos locales, lo que generó protestas de los productores. El tema escaló a tal punto que Polonia incluso advirtió que no enviaría más armas a Ucrania -algo que después fue relativizado-, lo que enturbió aún más el clima. Encima, la mayor parte de los emigrados forzados ucranianos que dejó la invasión rusa están en territorio polaco.
En el caso húngaro, los choques entre los gobiernos vienen desde hace rato. De hecho primer ministro de Hungría, el polémico Viktor Orban, ha mantenido estrechas relaciones con el presidente ruso Vladimir Putin pese a las sanciones de sus socios y se ha opuesto al suministro de armas a Kiev o a su admisión en el bloque de 27 miembros. Y ahora se agrega el enfrentamiento por los granos.
A todo eso hay que sumar lo ocurrido en EE.UU. en el trámite de discusión del presupuesto que -a pocas horas de fracasar - fue finalmente aceptado por el Partido Republicano pero quitando gran parte del dinero que se destinaría a la ayuda para Ucrania. En la negociación por la que se evitó el cierre del Gobierno, dejaron en el camino unos 24.000 millones de dólares que pedía el presidente Joe Biden para ayudar a Zelensky. Los republicanos -encabezados por Donald Trump- quieren recortar esos apoyos a Ucrania no sólo por motivos económicos sino porque el propio ex presidente mantenía una buena relación con Putin.
Frente a este cuadro de situación, la preocupación de Zelensky explotó. Por ello fue muy importante el aval que el presidente ucraniano recibió este lunes en la cumbre de los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea en Kiev, a quienes indicó que el éxito en la guerra con Rusia dependía de la cooperación con la Unión Europea. "Estoy seguro de que Ucrania y todo el mundo libre son capaces de ganar esta confrontación. Pero nuestra victoria depende directamente de nuestra cooperación con ustedes: cuanto más pasos firmes y de principios demos con ustedes, más pronto terminará esta guerra", dijo Zelensky.
El mandatario ucraniano también pidió ampliar las sanciones contra Irán, incluso sobre su capacidad de importar equipos y productos químicos utilizados para fabricar drones que luego suministra a Rusia. Uno de los apoyos más fuertes y explícitos lo recibió del jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, quien calificó a la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la UE en Kiev como "histórica" y reiteró que el lugar de Ucrania estaba en el bloque de 27 miembros, haciendo alusión a las pretensiones de ese país de integrarse, algo que aún no ocurrió. "Pueden estar seguros de nuestra determinación de estar del lado de Ucrania durante el tiempo que sea necesario", dijo Borrell a Zelensky
Esos gestos del mandamás europeo y el reclamo del presidente ucraniano por un mayor apoyo por parte de sus socios (tanto de la UE como de la OTAN) no son otra cosa que la ratificación de la enorme preocupación que envuelve a Zelensky a medida que pasa el tiempo y se ve cómo empiezan a aparecer grietas en ese bloque que hasta ahora tenía una posición férrea frente a la invasión rusa. Grietas que cada vez se vuelven más visibles. E indisimulables.
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