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Ser inquilino: la forma más acelerada para envejecer

Actualizado: 2 dic 2023

Una investigación de las universidades de Essex (Reino Unido) y Adelaida (Australia) mostró que alquilar puede afectar la salud más que el tabaco o estar desempleado. Los motivos.


Por Tomás Michi



Alquiler. Una palabra que cada día asusta más a las personas y que estresa cada vez que llega el momento del pago mensual. Y ahora, se entiende por qué: un curioso estudio de las universidades de Essex (Reino Unido) y Adelaida (Australia) explica detalladamente las consecuencias de rentar un hogar, como también la de ser propietario. Señala, incluso, que algunos factores relacionados con el cuidado de una vivienda generan un envejecimiento biológico -es decir, un daño acumulativo de los tejidos y células del cuerpo que excede a la edad cronológica- más rápido que estar desempleado o fumar tabaco. Ahora, ¿por qué significa un deterioro tan fuerte de la salud? Bueno, su informe lo deja en claro.


La investigación consistió en un meticuloso análisis de los genes para lograr tener una información epigenética más concisa. Allí se demostró que alquilar una vivienda en malas condiciones puede llevar a aspectos negativos para la salud física y mental, por factores como el frío, el moho, el hacinamiento y las pobres condiciones del lugar, desembocando en una mayor exposición a lesiones y estrés. Para apoyarse en sus conclusiones, las expertas y autoras del estudio se basaron en los análisis del UK Household Longitudinal Study (UKHLS) y British Household Panel Survey (BHPS), donde se indicó que los mismos materiales de la vivienda (tipo de construcción, presencia de calefacción central, ubicación rural o urbana y exposición a la contaminación, entre otros) y del vínculo con las personas que la habitan (costos de la vivienda, atrasos en los pagos o ayudas) influyen en el deterioro de la salud.


"Nuestros hallazgos demuestran que las circunstancias de la vivienda tienen un impacto significativo en el envejecimiento biológico, incluso más que otros determinantes sociales importantes, como el desempleo, por ejemplo y ,por lo tanto, los impactos en la salud deberían ser una consideración importante al dar forma a las políticas de vivienda", afirmó Amy Clair, la investigadora principal del Centro Australiano de Investigación sobre Vivienda de la Universidad de Adelaida. Pese al mal pronóstico de las estudiosas, hay una luz de esperanza para aquellos que se encuentran en una situación de estrés por el alquiler. "El envejecimiento biológico es reversible, lo que pone de relieve el importante potencial de los cambios en las políticas de vivienda para mejorar la salud", surgieron.




Su descontento con las desigualdades que afrontan los inquilinos frente a los propietarios o inversores privados es otra de las facetas del informe de las universidades de Australia y Reino Unido. Consideran que las políticas de Estado deben modificarse no sólo por razones éticas y por cuestiones vinculadas a la posibilidad del derecho a la vivienda, sino por su efecto nocivo en la salud de quienes rentan. Bajo esa línea, la profesora de la Universidad de Adelaida, de Housing Research, Emma Baker, aseguró que "las políticas para reducir el estrés y la incertidumbre asociados con el alquiler privado, como poner fin a los desalojos sin fundamento, limitar los aumentos de alquiler y mejorar las condiciones podrían contribuir, en cierta medida, a reducir los impactos negativos del alquiler privado".


Amy Clair, además, manifiesta que hay muchas similitudes entre lo que sienten los inquilinos australianos y los ingleses: "En ambos países tienen una seguridad de tenencia muy limitada y enfrentan altos costos. Por lo tanto, es probable que los inquilinos privados en Australia también experimenten un envejecimiento biológico acelerado", dijo. Asimismo, remarcaron la posibilidad de que la inseguridad y el difícil acceso a las viviendas privadas de alquiler sean las que estén impulsando la relación entre el alquiler y el envejecimiento biológico; o por lo menos, eso pueden deducir de los datos que dejó la encuesta realizada a los 1.420 adultos en Gran Bretaña, donde se tomaron en consideración elementos de la vivienda como la tenencia; el tipo de construcción; el apoyo financiero gubernamental disponible para inquilinos; la presencia de calefacción central; y la ubicación de la vivienda.





Alquilar en la Argentina


Debido a los altos precios de las viviendas en la Argentina, los bajos ingresos y la falta de crédito hipotecario -empujado también por la inestabilidad por la inflación-, una enorme cantidad de personas se ven obligadas a alquilar. De acuerdo al último censo de 2022, son un 4% más que en el anterior relevamiento nacional del 2010. Esto quiere decir que, actualmente, hay más de 2 millones de viviendas en alquiler y 8 millones de inquilinos, lo que equivale a un cuarto de la población total del país. Es decir, una de cada cuatro personas. Un número que creció mucho en 12 años. Según el sociólogo del programa Derecho a la Ciudad de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), Fernando Bercovich, la problemática involucra "a un montón de gente como para no tener en cuenta en una política habitacional".


Otro factor importante que resaltó Bercovich es que "más de la mitad de su salario se destina a pagar el alquiler" y "el 63% de las personas que alquilan están endeudadas, ya sea con familiares, con amigos o con entidades financieras", dice un trabajo realizado en el AMBA junto al CELS y la Universidad Nacional de San Martín.






Pese a que el estudio mencionado en el comienzo de este artículo fue realizado a partir de las opiniones de habitantes ingleses y australianos, es muy probable que ese diagnóstico se repita o se potencia en Argentina. En el último tiempo, el debate por la modificación de la Ley de Alquileres se ubicó en el centro del interés nacional y fue el foco de conflicto entre distintas voces opuestas del oficialismo, la oposición y de aquellos ciudadanos que son propietarios o inquilinos, con polémicas que alcanzan también a las inmobiliarias.


Así, ese fenómeno de envejecimiento acelerado que produce ser inquilino en el "Primer Mundo", sería una amenaza mucho mayor en países como Argentina donde el acceso a la vivienda es aún mucho más complejo y remoto. Otra situación que potencia la desigualdad, en todos los aspectos de la vida. Incluso en la salud.






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