El candidato libertario ganó el ballotage en Argentina derrotando a Sergio Massa por 55% a 44%. El economista tuvo una carrera meteórica en política impulsada por sus permanentes y disruptivas provocaciones en los medios de comunicación. Qué país podría sobrevenir.
Por Gabriel Michi
"Milei arrasa y Argentina da un salto a lo desconocido", tituló el diario El País de España, el más importante de habla hispana. Y los dos conceptos son acertados. Primero es cierto que el líder libertario Javier Milei sacó una enorme e impensada ventaja en las elecciones presidenciales del 55,69% de los votos sobre el 44,30% que obtuvo el candidato oficialista Sergio Massa. Esa diferencia tan abultada de más de 11 puntos, o traducido de casi 3 millones de votos (14,4 millones contra 11,5 millones) no aparecía en ninguna de las encuestas que se hicieron previamente. Es más, todas hablaban de un escenario de enorme paridad entre ambos postulantes a la Casa Rosada y alguna incluso anunciaba un potencial triunfo del actual ministro de Economía. Nada más lejos de la realidad. Milei -como dice El País- no sólo arrasó en cuanto al número total de voluntades que lo apoyaron sino en la extensión de su victoria en toda la Argentina: ganó en 20 de las 24 provincias. Es decir, un triunfo contundente.
El otro concepto en el hace pie el diario español es: "Argentina da un salto a lo desconocido" y eso es algo también muy cierto. Si bien en este país hubo otras expresiones de derecha y de ultraderecha en el gobierno, nunca en democracia había aparecido una figura tan disruptiva, que encima emergió en la política en muy poco tiempo, en una carrera meteórica de apenas dos años (en 2021 fue su primera intervención concreta en el escenario público cuando fue electo diputado nacional por su espacio La Libertad Avanza). No existe en la historia argentina ninguna figura que haya tenido ese desempeño que encima culminara en la Presidencia de la Nación. En el mundo de la política sólo una mínima elite de dirigentes llegan a esa instancia y en general lo hacen después de un enorme derrotero en la escena pública, con algunos éxitos pero muchos más fracasos (en particular en términos electorales). Y Milei lo hizo en apenas dos años, con un partido creado en ese tiempo y con una casi nula estructura a nivel nacional. Aún así lo consiguió.
Vale decir que para conseguirlo fueron fundamentales los votos "huérfanos" que dejó la derrota de Juntos Por el Cambio (que se quedó afuera del ballotage) y el apoyo explícito del ex presidente Mauricio Macri y de Patricia Bullrich). Eso se tradujo no sólo en el aval público a su candidatura sino también en el aporte de personas para fiscalizar las mesas electorales. Así mientras Massa con Unión por la Patria cosechó alrededor de 1,5 millones de votos más entre la primera vuelta (donde había quedado primero con el 36%), Milei obtuvo 6 millones más (había quedado segundo con el 30%). En ese escenario gran parte de los sufragios que concentró ese 23% que capitalizó Bullrich y JXC aquel 22 de octubre terminó yendo para el libertario.
Ahora bien, no es sólo por la falta de experiencia política de Milei que Argentina está dando un salto a lo desconocido sino también por sus posturas ultra radicalizadas que tienen como bandera central la dolarización de la economía y la destrucción del Banco Central. No existen muchas experiencias en el Mundo en ambos sentidos (más allá de los Estados Unidos, país de origen del dólar) y los resultados no son alentadores. Pero para defender su postura Milei agita el dato de la inflación galopante que tiene hoy Argentina (casi el 150% anual) y la caída del valor del peso en virtud de ello y la emisión monetaria. En ese contexto el libertario también postula una privatización de empresas estatales mucho mayor a la encarada por el gobierno de Carlos Saúl Menem en los años '90, incluyendo a los medios públicos y compañías como YPF que ya había sido objeto de un proceso similar en aquella época. Y todo eso en un marco de un recorte sin precedentes en el gasto público con su ya tan mentada "motosierra". La sospecha es que el giro hacia la ultraderecha en esta materia podría ser mucho mayor y más profunda que las de Menem y las de Macri, por citar sólo dos gobiernos en democracia.
También en lo económico-social aparecen grandes incógnitas, por ejemplo en el tema de los subsidios (a la energía, al transporte, entre otros) con recortes que nadie sabe en qué se pueden traducir y el impacto que pueden tener sobre toda la ciudadanía, en especial en los sectores más vulnerables. Y, en ese mismo sentido, se plantean dudas sobre la continuidad de los planes sociales, que también alcanzan a amplias franjas de marginados en la sociedad. Aún así, con esas promesas de recortes, Milei cosechó millones de votos entre los estamentos más desfavorecidos.
Pero ese "salto a lo desconocido" también está representado en otros aspectos muy provocativos planteados por Milei en diferentes momentos, aunque en muchos de ellos fue matizando sus posturas ante las críticas recibidas. Por ejemplo, la venta de órganos, la libre circulación de armas, la vuelta atrás de determinados derechos de las minorías, entre muchas otras cuestiones polémicas. Ese giro a la "extrema derecha", tal como lo definieron los medios más importantes del planeta, incluso puede alentar a otros procesos similares en otro lugares del Mundo, tal como lo señaló en su portada The New York Times. Y en eso remarca las similitudes y cercanías con personajes como Donald Trump con un tono liberal en lo económico y conservador en lo político y social, aunque con diferencias claras en materia del nacionalismo proteccionista de sus industrias. En eso también Milei aparece como un "salto a lo desconocido".
Y, en materia política también aparecen muchas dudas ya que La Libertad Avanza no contará con ninguna Gobernación ni Intendencia, y en el Congreso apenas tendrá 7 senadores (de 72) y 38 diputados (de 257). Obviamente allí será clave como se traduzca la alianza con el PRO macrista que tiene 8 senadores y 43 diputados. El dato es ver cómo accionan los legisladores del resto de Juntos Por el Cambio (en particular el radicalismo que estuvo en total desacuerdo con el apoyo de a Milei) ya que cuentan con otros 16 senadores y 49 diputados. Vale recordar que JXC va a manejar, en forma directa o con aliados locales, varias gobernaciones e intendencias.
A eso hay que sumar la postura de Milei y en particular de su compañera de fórmula, Victoria Villarruel (electa vicepresidenta) en materia de Derechos Humanos. En uno de los debates presidenciales el libertario se había envalentonado diciendo que los desaparecidos por la dictadura militar (1976-1983) no eran 30.000, algo que repite desde hace años Villarruel -hija de un uniformado- quien equipara el terrorismo de Estado con los delitos cometidos por grupos subversivos en los '70 y que suele tener una actitud muy cercana a los genocidas condenados por crímenes de Lesa Humanidad. Ahora con el arribo al poder de estas posturas se genera una gran duda sobre qué puede pasar con toda la política de DD.HH., algo que parecía una realidad ya fuera de discusión en el país y una conquista de toda la democracia argentina.
Lo concreto es que el arrasador triunfo de Milei abre una gran cantidad de interrogantes y plantea cuántas de las propuestas más extremas que sostuvo en campaña se van a convertir en realidad. Muchos se preguntan es si, una vez que cruce la puerta de la Casa Rosada, el libertario va a ser "abducido" por el “Teorema Baglini” (por Raúl, referente radical que señalaba que cuando un político está en campaña suele hacer propuestas más alocadas que luego centra lógicamente cuando llega al poder). O si, por el contrario, avanzará en esas posiciones que lo llevaron hasta ese lugar. En lo que sería un "salto a lo desconocido".
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